06: Niño Dorado.

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{Narra Miku}

—¿Qué opinas de Len Kagamine?—Fue la pregunta que me lanzó Yuma.

Realmente fue una duda que me encontró desprevenida.

Yuma siempre ha sido muy desinteresado en las cosas.

Y últimamente habla demasiado de él.

Es como la obsesión de Flower por hablar mal de Luka.

—¿Len Kagamine? Pues no sé nada de él, además de que está enamorado de mí y de su talento como guitarrista y cantante.

Él no dijo nada más.

—¿A qué viene esa pregunta?

—No me agrada, Miku, lo encuentro irrespetuoso, cínico, además es un enano y tampoco es que fuese muy lindo.

Me puse a pensar en él.

Tiene unos ojos verdes algo claros, piel blanca y se ve que es suave, una nariz pequeña, labios finos y pestañas largas y rubias.

Pero su cabello es lo que más me gusta.

Esas hebras de oro que cuando va a comprar a la máquina expendedora me obligan a mirarlas.

Un cabello tan hipnotizante, que parece tener vida propia.

Me encantaría acariciar ese pelo.

—... Y esas son mis razones, Miku.—Yuma hablaba, yo no lo oí.—¿Me escuchaste?

—Eh, sí.

—No, no lo haces, porque estás pensando en ese mocoso.

—No le digas así, tú también tienes la nariz sucia.—Lo molesté.

Él se limpió con su manga, qué asco.

—¿De qué hablan?—Preguntó Flower, que había llegado recién.

—Yuma hablaba de su obsesión con Len Kagamine. Me recuerda a ti con Luka.

Flower apretó los puños.

—No mencionemos a esa tipa.

Mi amiga peliblanca la detesta, porque hace dos años le ganó en las elecciones presidenciales.

Pero Flower cree que compró votos, eso incrementó su odio. Además la encuentra falsa.

A mí Luka me cae de lo mejor.

—Estoy de acuerdo con Yuma, Len Kagamine es falso. Se ve tierno, pero es agresivo, o por lo menos esa faceta nos mostró ayer cuando hablamos con él.

¿Qué?

—¿Hablaron con él?

—Sí, queríamos saber porque nos seguía.

Claro que me daba cuenta de que nos seguía, pero no me molestaba en lo absoluto.

—Al parecer está muy enamorado de ti.

No me lo recuerdes.

—Iré a comprar bebidas, ¿Qué quieren beber?

—Una bebida energética.

—Y un té helado.

Salí del aula y bajé las escaleras. Caminé por el patio, ahí Luka jugaba con los niños pequeños.

Llegué a la máquina y saqué los productos, para mí compré una limonada.

Me alejaba de la máquina, cuando vi a   Kagamine cargando algunas bebidas, al parecer le costaba un poco, pues una se le cayó.

Yo la recogí.

—Hey, Kagamine.—Le dije y él apurado dio la vuelta.

—Mi-miku-Senpai...

—Se te cayó esta bebida.—Le entregué el envase.

—Oh, gracias por recogerlo, Miku-Senpai.—Sonrió.—Fukase me habría matado si no le llevo su té.

—Ah, Len, te pediré perdón en nombre de mis amigos. Supe que ellos te molestaron ayer.

—No fue nada, Miku-Senpai. Sólo me preguntaron unas cosas.

El silencio se instaló.

Nos mirábamos a los ojos, algo raro tenían sus ojos verdes.

El sol resplandecía más que nunca y su cabello destacaba más que nunca.

—Eh, ya me debo ir, nos vemos luego, niño dorado.

Corrí lo más rápido que pude. En mi mente seguía el sonrojo del niño dorado.

—Tch, qué estúpido apodo.—Me dije.—Creo que Kagamine merece uno mejor.

Dejé salir un suspiro y volví a mi faceta indiferente. No dejaría que Flower y Yuma vieran que el niño dorado sí influía en mí.

Me gusta que Miku le ponga apodos a Len.

Poco a poco vamos avanzando.

Tengo demasiados capítulos escritos en este libro y los otros los dejo ignorados. Soy re-mala.

Adiós.

26/05/18

¡Miku-Senpai!┆LenKuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora