Compras
29 de octubre de 2017
Desperté exactamente a las siete de la mañana y puse a cargar mi teléfono. Mía dormía profundamente, acostada sobre su lado derecho, el brazo bajo su cabeza, respiraba lentamente, su cabello era
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una maraña rubia. Me senté del lado izquierdo de la cama y me puse a leer Un regalo de mi gran amor, un libro que cuenta relatos románticos en Navidad. A las ocho y diez el cielo estaba nublado y gris. Comenzó a llover, casi por treinta minutos. A las diez me metí a bañar. Salí del baño y me puse un jeans, una remera negra y toda mi joyería falsa. Hoy me sentía genial, no me dolía nada, así que caminamos hasta el Abasto Shopping y volvimos a tomar un frappuccino en Starbucks. Fuimos a la librería Yenny, compramos: Hasta que salga el sol de Megan Maxwell, El Protector de Jodie Ellen Malpas y Todas mis heridas de Kathleen Glasgow. Caminamos mirando ropa, y luego compramos las entradas para el cine, para ver El Seductor. No es una película para puntuar con un diez... le doy un siete. Es atrapante y entretenida para cuando estas absolutamente al pedo en tu miserable vida. Cuando terminó la película, nos fuimos al piso de arriba donde están los locales de comida y me tomé un vaso de coca Zero, caminamos hasta una farmacia donde compramos tres perfumes: uno para Flor, uno para Guada y otro para mí. Llegamos al hotel a las siete, me bañé otra vez, me puse mi remerón azul y me acosté a leer Todas mis heridas. Me enganchaba, me sentía identificada con Charlie y con la vida que llevo, aunque no en todo sentido, ella había experimentado muchas más cosas que yo. Yo nunca estuve en un psiquiátrico, pero las consultas con Laura a veces me hacían sentir que ella quería encerrarme en cualquier lugar. En la noche cenamos una pizza en la habitación viendo The big bang theory.
Agustina Pringles Pardini | Mía y yo
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Esa noche Mía no apareció. Quizás se había ido para siempre. Si era así, iba a extrañarla un poco. Era la única amiga que tenía a mi lado, ya que me sentía y aún siento abandonada por mis amigos. Y sí, lo digo por ustedes Rodrigo y Oriana. Últimamente maquinaba en mi cabeza las formas de hacerles el mismo daño que ellos me hacían ignorándome. Oriana se había ido a Córdoba a ver a Rodrigo que estaba viviendo ahí. Me dolió que no me invitaran, me sentía una despreciable carga. Pero bueno y aunque me invitara no iba a poder ir, ya que iba a estar en Buenos Aires. Lo que cuenta siempre es la intención... Así que lo entendí. Ya no éramos amigos.
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MIA Y YO (TERMINADA)¡ PRONTO EN LIBRERÍAS!
Fiksi RemajaSi atravesar la adolescencia es complicado para todos, no te imaginas como lo es para Agus que, encima de padecer una rarisima enfermedad, de la que no todos entienden y nadie cree que exista; Carga con alguien mas en su cabeza , una voz que resulta...