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Por algo dicen que las cosas siempre van a salir mejor, ahora el menor de los Rivera se daba cuenta de eso, porque desde aquel incidente donde había surgido el apodo de "chapitas" Miguel estaba con una sonrisa de oreja a oreja las 24 horas del día, incluso sentía que Hiro ya no era tan indiferente con el.

Ese día, al igual que los anteriores desde su primer acercamiento más profundo, Miguel se encontraba pegado a Hiro en su habitación, observando cada movimiento que el asiático hacia para sus proyectos nuevos.

- me pones de nervios Miguel -dijo Hiro.

Miguel solo hizo un puchero y siguió observando al mitad japonés, dioses, es que era tan guapo, tan lindo y tan tierno, Rivera creía que estaba viendo a un ángel todos los días, además tenía tanto talento, pero sabia lo frágil que podía llegar a ser por dentro a pesar de que demuestra lo contrario, el mexicano lo veía en sus ojos, sus bellos ojos ojos rasgados que los llevaban a ver su alma llena de pesares...

- Solo admiro lo precioso que estás, Chapitas -contesto el menor de los dos.

Y de nuevo, Miguel provocó un fuerte sonrojó en su amado.

Miguel no había leído el diario que había dejado Tadashi por más de 24 horas, pero ahora comenzaba a creer que ya no lo necesitaba tanto, estaba sintiendo una conexión con su chinito.

[...]

"Consejo #3

Los Hamada solemos ser personas difíciles, pero más en el momento en el que nos esforzamos en algo, como nuestros proyectos, damos lo mejor de nosotros y nos aferramos hasta que salga perfecto a nuestra perspectiva... Pero eso no nos lleva a cosas buenas.

Ya ha pasado más de una vez que Hiro o yo tenemos consecuencias negativas por el gran esfuerzo que hacemos, la mayoría de los casos es Hiro, no es lo que quiero para el, aún es demasiado jóven.

Hiro necesita a alguien que cuide de el, que lo apoye, pero que sobre todo lo amé con todo el corazón.

-Tadashi"

[...]

Miguel acompañaba a Hiro a su universidad, había decidido acompañar al asiático hasta su escuela para dejar su pesado proyecto en su laboratorio, pues debía presentarlo esa misma tarde, lo cierto era que tanto su tío cómo su amigos estaban molestos por el plantón que les había dado por acompañar a su chinito.

Hiro se encontraba preparándose para la conferencia que daría dentro de poco en su antigua universidad, se colocó la bata blanca especial para laboratorio y con su nombre bordado en el pecho (un regalo de Tadashi), luego se puso sus lentes, acomodo un poco su cabello para que no se viera tan despeinado como era lo usual.

Poco después dió inicio la conferencia del brillante joven científico, Miguel solo lo veía desde el público con una mirada de cordero a medio morir, ¿Qué si lo traía loco? ¡Pues si wey!, Na'mas tenían que verle la carita de pendejo que traía cuando veía a Hiro, cualquiera se daría cuenta, incluso dirían que loco era poco, Rivera no entendía ni pío de lo que Hiro hablaba de su experimento pero se concentraba viendolo a el, eso lo hacía parecer que si ponía atención.

- Lo hiciste increíble, Chinito -lo halago Miguel y luego corrió a abrazarlo.

- Gracias Miguel... -respondio incómodo, no estaba acostumbrado al contacto físico.

El abrazo siguió hasta que Miguel sintio la mejilla de su futuro novio, estaba ardiendo...

- Hiro, ¿Te sientes bien? -pregunto preocupado- estás ardiendo

-Hiro se toco la cabeza- estoy bien, probablemente solo es un poco de fiebre.

Miguelito no estaba de acuerdo con eso, no podía permitir que el amor de su vida se sintiera mal, oh no, el no haría eso. Entonces el menor de los Rivera tomó al chico Hamada en sus brazos cargandolo como si fuera una princesa, así hasta llegar a la cafetería, y por lo tanto a su hogar, si, quizás estaba exagerando y Hiro lo veía de esa manera, pero para Miguel ese chico asiático estaba tomando un lugar importante para el.

- Wey -llamo a Marco- te encargó a tu cuñado, prepara un té, y haz el remedio de mamá Elena.

- si, ¿Y la nieve de que la quieres? -respondió De La Cruz sarcástico, pero para ese momento ya era tarde pues Miguel ya no se encontraba ahí.

Marco volteo en dirección al sobrino de la señorita Cass, encontrándose con la sorpresa de que Hiro estaba en la cama recostado gracias a las atenciones de Miguel, incluso ya se había quedado dormido. De La Cruz analizó cada una de las facciones del asiático... ¿Qué se supone que le diría a Miguel?

Hiro había comenzado a llamar su atención.

How To Fall In Love With A Hamada (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora