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La residencia Hamada nunca había sentido tanta tensión dentro de aquella casa, pero esta vez aunque pareciera difícil de creer Hiro y Miguel están enojados en uno con el otro, el ambiente era demasiado tenso e incómodo para soportarlo, ninguno de los demás residentes sabía que decir o que hacer. Para la pareja era aún más difícil está situación, la primera pelea dentro de su relación se sentía amarga y realmente dolorosa, Miguel por la noche soltaba lágrimas en silencio, Hiro solo miraba los regalos o detalles que había tenido antes su novio con el, en especial la nota de buenos días pero ninguno de atrevía a dirigirse la palabra haciendo que todo se volviera mucho más complicado de lo que era.

Pero la señorita Cass no cancelaría su ansiado viaje por lo que estaba sucediendo, claro que no lo haría, incluso creía que era una oportunidad para lograr la reconciliación de la joven pareja, pero por lo pronto tendrían que soportar aquella extraña situación. Partirian en dirección a Miaoki al medio día, por lo mientras tomarían el desayuno y comprarían cosas para el viaje. Marco había preparado el destino está vez, había hecho hotcakes con fresas y malteada de chocolate para todos, estaban preparados para comer tranquilos o mejor dicho en silencio pro aquel incómodo ambiente que debido a las acciones de Cassandra Hamada. Ella había decidido que lo mejor era enviar a Miguel y al menor de sus sobrinos a comprar las cosas que necesitarían para el viaje, así lo tuvieron que hacer.

El trayecto al supermercado fue silencioso, las compras lo fueron mucho más, Cass les había dinero extra para comprar lo que quisieran, Hiro quiso comprar gomitas, pero Miguel quería comprar Cheetos, así que en cuanto el asiático dejaba en el carrito de compras bolsas de aquellos dulces el mexicano los sacaba de ahí y metía Cheetos picantes en su lugar, y así más de cinco veces pues ninguno daba su brazo a torcer.

[...]

"Consejo # 15

Este consejo es especial, tiene que ver con nuestra primera pelea de hermanos, fue algo difícil, crei que nunca más volvía riamos a hablarnos Hiro y yo, pero ambos habíamos entendido que los problemas sin comunicación nunca se arreglarían solos.

Trata de hablar con el...

—Tadashi"

[...]

Al llegar a Miaoki ambos seguían con sus actitudes infantiles.

— Tadashi ¿Podrías decirle a Miguel que yo no quiero compartir habitación con él? — dijo Hiro.

— Miguel... Hiro dice que no quiere compartir habitación contigo

— Tadashi ¿Podrías decirle Hiro que yo tampoco quiero compartir habitación con él?

— Hiro, Miguel dice que... —Hiro interrumpió a su hermano

— Tadashi, dile que mejor comparta habitación con Shannon.

— Tadashi —habló Miguel— dile a Hiro que Shannon si disfruto de mi presentación.

— pues... Tadashi dile a Miguel que no me importa.

— Tadashi, dile a Hiro que a mi tampoco me importa

— ¡Basta ya, pequeños tontos! —gritó Tadashi, habían  logrado desesperarlo— ¿Podría comportarse como los "adultos" que se supone que son?, ahg, arreglen sus problemas, me voy con Héctor.

Después de eso ninguno de los dos volvió a escuchar la voz del otro por varias horas, cuando estaban separados Miguel observaba a Hiro remojar sus pies en el mar, siempre cubriéndose del abrumador sol de verano o tomando bebidas frías en una mesa que pudiera brindarle sombra, Hiro por su parte veía a Miguel tocar un pequeño ukelele que llevaba consigo en ese viaje y al verlo se había arrepentido aún más de todo lo que le había dicho el día anterior, había sido tan cruel con su novio por el simple hecho de no haber podido decirle lo que sentía en ese momento, lo que aquel beso que Shannon le había dado en la mejilla a Miguel había provocado dentro de Hiro, había vuelto a herir a Miguel por no poder controlarse... Esa primera pelea se sentía mucho peor de lo que imaginaba. Miguel estaba molesto, Hiro había despreciado aquel esfuerzo que había hecho para esa presentación y sobre todo había despreciado todos los sentimientos que llevaban las estrofas que el cantaba solo para el de descendencia japonesa.

Hiro estaba bastante arrepentido y por primera vez en mucho tiempo Hiro sintió la necesidad de llorar por la frialdad que Miguel estaba teniendo hacia el. Entonces los recuerdos llegaron a su mente, cuando Tadashi y él eran niños, habían discutido por una tontería, Hiro había escapado de casa todo el día por el miedo que tenía de volver a discutir con su hermano... Recordaba el haber hablado de cómo se sintió, sus miedos y recordaba también haber llorado en los hombros de su hermano por varias horas.

Necesitaba hablar con Miguel, la noche había llegado rápidamente así que esperaba que su novio estuviera solo para poder hablar tranquilamente. Después de correr un poco en busca del menor de los Rivera al fin pudo encontrarlo, en frente de una fogata y tocando el ukelele, incluso estaba solo, pareciera que era una situación planeada.

— Miguel... ¿Podemos hablar?

El silencio era demasiado para el gusto de Miguel, pero había decidió dejar que su pareja iniciará la conversación.

— Lo siento... —dijo Hiro, aguantando un poco las lágrimas— ví cuando Shannon te dió un beso en la mejilla.

— Chinito, ella solo se estaba despidiendo, es normal en México —comentó Miguel.

— me sentí amenazado —las lágrimas comenzaron a salir inconscientemente de sus ojos— ella es tan bonita, pero no era solo eso, ella también comparte tu pasión, Miguel yo no sé nada de música. Le sonreias de esa forma tan especial la cual siempre pensé que era solo para mi que por primera vez desde que te conocí tuve miedo de que ella pudiera gustarte, no conozco mucho de ti antes de que llegarás aquí, tampoco sé si antes te habías sentido enamorado  y...

Miguel interrumpió a Hiro con un beso en los labios, un beso lento y suave mientras tomaba delicadamente las mejillas de Hiro, el llanto que bajaba por las mejillas del asiático se detuvo por la sorpresa... Pues aunque solo hubiera pasado un día el pelinegro había extrañado cada segundo los labios del menor. Cuando se separaron el latino vio a su pareja a los ojos, limpio sus lágrimas con delicadeza y esparció besos cortos por todo el rostro del asiático.

Se abrazaron y Hiro pudo volver a sentir la calidez que solo Miguel podía darle, incluso tenía la extraña necesidad de querer más contacto con su pareja, así que volvio a besarlo, lo hizo con más intensidad de la que estaban acostumbrados, pero a ninguno le molestó eso, en realidad se dejaron llevar disfrutando del otro hasta que de un momento a otro mientras estaban en su propio mundo llegaron a la habitación que compartían y se volvieron uno mismo... después de su primera pelea.

How To Fall In Love With A Hamada (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora