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Cuando Miguel regreso del lobby, antes de que Shannon pudiera darle la noticia, fue llevado por Marco y Héctor hasta una parte de la habitación donde la chica Williams no pudiera escucharlos, ellos esperaban detener pronto la catástrofe que estaba a punto de suceder, no se referían realmente al plan que el equipo CRKyBH pudieran hacer, estaban por detener aquello que arruinaría la vida del menor de los Rivera, tenían que hacerlo entrar en razón mucho antes de que tuvieran que usar la artillería pesada, porque eran capaces de hacer cualquier cosa con tal de que el moreno considerara bien las cosas.

— Miguel, por favor, piensa bien las cosas — comenzó de forma sutil Héctor— solo se sinceró con lo que sientes

— No Héctor, a este wey no se le puede decir esto con delicadeza, se lo voy a decir al agua va — dijo Marco — ¿acaso no tienes huevos para enfrentar la situación? ¡se un hombre, cabrón!

— ¿con qué derecho vienes a reclamarme? — atacó Miguel.

— soy tu mejor amigo, creo que ese es mi derecho a reclamarte — contesto Marco— no te reclamo solo por que quiera Miguel, lo hago por tu felicidad, porque sé que nunca serás feliz si te casas con Shannon ¿tanto trabajo te cuesta aceptar que en realidad mueres por regresar con Hiro? Déjate de mamadas, Rivera.

— ustedes realmente nunca sabrán cómo me siento.

— entonces — Héctor decidió atacar también- pues parece que sabemos mejor cómo te sientes que tú mismo. Te casaras y fingirás que eres el hombre más feliz del mundo, ¿y luego qué? ¿Qué paso entonces con Miguel de diecinueve años que solamente pensaba en Hiro?

— ¿al menos pensaste en todo lo que Hiro tuvo que esperar ayer? Me duele ver que te volviste un pendejo, Miguel, pero me duele más saber que cuando al fin te des cuenta que has cometido la mayor estupidez de tu vida por tener más orgullo que huevos será tarde y tu "chinito" ni siquiera se molestara en pensarte — dijo  De La Cruz.

Cada dura palabra que salía de la boca de su tío y su mejor amigo eran como una espada clavándose en el corazón porque todo lo que decían era cierto, demasiado le costaba deshacerse de su orgullo que comenzó a hacerse alguien demasiado toxico para hiro, además no solo era eso, estaba haciendo infeliz a la persona que más amaba, incluso se hacía infeliz a sí mismo, pero después de todo lo que ya había hecho que debía hacer, su última oportunidad para estar con hiro la había desperdiciado por miedo al fracaso, por miedo a ser herido de nuevo, y ahora lo estaba arruinando de nuevo todo, porque si hubiera sido sincero desde el principio con su novio ahora su relación seria como una nube hecha de azúcar, entonces ¿Qué haría ahora? ¿Cómo repararía todos los daños que estaba creando poco a poco? ¿Cómo podría hacer a hiro feliz de nuevo?

Entonces todos esos sentimientos llenos de frustración comenzaron a salir de repente, las lágrimas salían una tras otra resbalando por las mejillas de Miguel, los sollozos se hicieron frecuentes y fuertes, al fin todos los pesares que llevaba dentro el Rivera menor estaban siendo disparados a un lugar muy lejano, fue entonces cuando el mexicano en medio de gritos llenos de desahogo reaccionó, estaba harto, estaba cansado de tratar de amar a alguien que nunca podría amar, de hacer algo solo porque alguien más lo quería y de negar lo que realmente sentía.

— Marco, soy un idiota.

— sí, lo eres. Pero tienes suerte — comentó Marco— demasiada suerte, diría yo, porque Hiro sigue queriendo estar con un pendejo como tú.

— Así que, chamaco, si en serio ya reaccionaste y amas a Hiro...

Tras la puerta se encontraba su prometida escuchando cada segundo de la conversación, cubriendo su boca para tapar el ruido de los sollozos que creados por el llanto, no podía creer que cada beso que había recibido de parte de su prometido fueron falsos, al igual que los abrazos, las palabras de cariño, también las caricias, que siempre había amado a alguien más que ella nunca conoció, que todas esas muestras de afecto que Miguel una vez le dio habían sido siempre para otra persona, pero había sido ella misma la que decidió correr aquel riesgo al momento de insistir en tener una relación con el mexicano a pesar de todas las respuestas negativas que el moreno le daba en cada propuesta, aun así con el paso del tiempo su prometido siempre la trató bien, de forma amable, cortes y caballerosa que nunca paso por su cabeza la idea de que fuera solo la dulce forma de ser del mexicano por eso ahora estaba sufriendo las consecuencias de aferrarse a un amor no correspondido, no culparía a Miguel, ella no se sentiría bien haciendo eso, aunque realmente se sentía rota, no haría que Rivera se atara a ella.

— Tienes la oportunidad de ir a buscarlo, chamaco —dijo Héctor—corre al Lucky Cat café, Miguelito.

Cuando Shannon escucho los pasos acercarse regreso rápidamente a donde estaba, limpio sus lágrimas y fingió no haber escuchado nada de esa conversación mientras veía como Miguel salía corriendo por la puerta de la habitación.

Miguel salió rápidamente del hotel en dirección a su antiguo lugar de trabajo, corría lo más rápido que sus piernas le permitían sin darse el lujo de detenerse porque no lo haría, lo único que quería era ver a Hiro, y decirle todo lo que se había guardado los tres años que estuvieron separados, las lágrimas seguían saliendo por todos aquellos sentimientos que no había desahogado en todo ese tiempo. Sus piernas comenzaban a doler por el esfuerzo que conllevaba correr tanto tan velozmente, el aire parecía faltarle, pero seguía sin bajar la intensidad de su paso, faltaba ya muy poco para llegar a su chinito que no pensaba parar ni un solo segundo.

Cuando el Lucky Cat Café se encontraba justo frente a él tomó una gran bocanada de aire intentando regular su respiración y calmar sus nervios, luego entro a la cafetería sin importar que alguien lo pudiera reconocer, busco Hiro ansiosamente con la mirada, cuando lo encontró volvió a tomar su paso rápido hasta llegar al menor de los Hamada...

Y lo beso.

Miguel comenzó un beso lento mientras Hiro, aun sorprendido, empezaba a seguirle el paso, disfrutaban el tacto de sus labios al estar unidos de nuevo acercando más sus cuerpos, Hamada se sostenía del cuello del moreno mientras que el mexicano posaba sus manos en la cintura del asiático. Los clientes del café poco tardaron en grabar el momento, todo se volvía un escándalo que a la joven pareja tenía sin cuidado pues lo único que ellos querían era recuperar el tiempo que habían perdido por sus inseguridades.

Rompieron el beso para mirarse a los ojos, y al hacerlo podían expresarse lo que por el momento las palabras no podían, Hiro observaba los ojos llorosos de su pareja, el llanto parecía no querer parar así que le dedico una cálida sonrisa que fue correspondida al instante, Miguel abrazo fuertemente a Hiro luego de aquel mágico momento.

— Te amo tanto, Hiro

How To Fall In Love With A Hamada (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora