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El ambiente se tenso en cuanto el mexicano cruzo miradas con el autor de todas las notas que lo habían ayudado a acercarse a su chinito, si, así es, el hermano mayor y celoso de Hiro, Tadashi Hamada.

Tadashi miraba desafiante al moreno, no entendía porque tocaba a su hermano y tampoco entendía porque se le estaba confesando, ni siquiera era alguien que el conociera, digo, lo esperaba de su bien parecido amigo Kyle, o incluso de alguien más de los de su grupo de amigos, pero llega y lo primero que ve es a un mariachi coqueteandole a su hermanito, esperen, ahora todo estaba claro. Los mexicanos que estaban en el café y que le presento tía Cass, oh dios no, ahora se arrepentía de haber dejado aquel cuaderno, ¿En qué estaba pensando? ¡Su hermanito aún es un bebé!

— Dashi...

— Bebé, creo que merezco saber que está pasando — dijo Tadashi— ¿Podemos ir a casa?

Hiro lentamente de zafó del agarre del mexicano e iba en dirección a su hermano mayor, pero Miguel necesitaba escuchar una respuesta, lo que fuera, incluso si solo era un "quiero tiempo para pensarlo", solamente quería escuchar algo salir de la boca del asiático, así que detuvo a su amor, a Miguel no le importaba si el hermano mayor de su chinito estaba ahí.

— Hiro... Espera —lo detuvo el mexicano— puedes pensarlo si quieres, n-no tienes que responder ahora, lo entiendo.

El nerviosismo en la voz del mexicano de notaba demasiado, y el contrario estaba igual de nervioso, y no sabía bien cuáles eran sus sentimientos, tenía miedo de lo que fuera a pasar si decía un "si", nunca había tenido una relación con alguien, tenía miedo de arruinarlo, mucho miedo.

— lo siento Miguel - contesto el japonés— no puedo.

[...]

"Consejo #8

Para los Hamada la familia es muy importante, somos lo único que tenemos, y somos lo que más queremos, así que una forma de ganar a un Hamada es también ganar  a su familia, la comida es el secreto para hacerlo.

En especial para tía Cass

-Tadashi"

[...]

Miguel se encontraba llorando a moco tendido, con un envase lleno de helado, frente a su tío y su mejor amigo siendo consolado por los antes mencionados. Marco y Héctor veían a su chico con cara de "te lo dije", ambos estaban seguros de que su decisión era algo apresurada, además de que ambos estaban tristes y felices por lo sucedido, odiaban ver a su canelita triste y llorando, por otro lado a Marco le gustaba Hiro y Héctor se sentía tranquilo ya que no tendría que darle explicaciones a mamá Elena, pero vaya que Miguel estaba deprimido.

Es que simplemente no lo entendía, había seguido los consejos del cuaderno de Tadashi, bueno, no los había leído todos, pero si había recurrido a ellos ¿No se suponía que Hiro ya estaría enamorado de el? ¿Acaso Tadashi había escrito consejos falsos?, Sea lo que haya si no quitaba el hecho de que ahora uno de los mexicanos menores estaba experimentando un rompimiento de corazón, o más o menos, su primer desamor, hasta a el mismo le sorprendía lo rápido que se había enamorado de ese chico asiático, en serio le asombraba ese hecho.

— Es qué ¿Por qué no me quiere? — preguntó a los dos hombres que estaban frente de el— se que le di gomitas picantes el primer día que lo intente conquistar, ¿Pero como demonios iba a saber que no le gustaba el chile?

— Chamaco, no creo que haya sido eso

— ¿O estoy muy feo? ¿Es por qué no tengo mis ojos rasgados? — comió una cucharada grande de helado — pinche chino, se pone de princesa.

— pues... Guapo, guapo, así que digamos ¡uff, que guapo!, La neta no estás — comentó Marco ganando un codazo de parte de Héctor— ¡ouch! No te creas Miguelito, fue una pequeña broma, estas tan guapo que yo si te daba.

Héctor solo todo los ojos, sus chamacos estaban bien mensos.

— seguí todos los consejos que escribió su hermano, ¿Por qué no funcionó?— preguntó Miguel.

— Miguel — llamó De La Cruz a su amigo— el amor no se maneja con cosas escritas, no hay un manual para eso, solo tienes que ser tú mismo.

Aquellas palabras que había dicho De La Cruz los habían dejado impresionados a ambos Rivera, el que dijo eso definitivamente no era Marco.

— Hasta que dices algo inteligente —dijo Héctor

— oh, chinga, ya no vuelvo a decir nada, pues — musitó Marco

Parecía que la conversación se había terminado ahí, ya que ninguno de los tres mexicanos sabia que decir, así que cada quien se fue a hacer lo suyo, Marco fue a la cocina, Héctor a atender las mesas y Miguelito... Bueno, el se quedó acostado esperando a que se lo llevará la chingada, así que solo quedaba el en la habitación, Hiro pasaba por ahi en esos momentos, mentiría si dijera que Hiro no estaba preocupado y arrepentido por lo que había contestado, el no quería responder eso, pero actuó con pánico ya que su hermano estaba frente a ellos cuando Miguel se le confesó, el menor de los Hamada podía ser un chico genio pero para el amor y las relaciones sociales era alguien bastante torpe.

Hiro escucho los sollozos del moreno, y se sintió tan mal que estaba apunto de aventarse con Baymax por la ventana de nuevo, había hecho llorar al Méxicano... Bien hecho Hiro.



How To Fall In Love With A Hamada (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora