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Regresaron a San Fransokyo al siguiente día, domingo en la noche, la luz de la luna que entraba por la ventanilla del auto iluminaba el pacífico rostro de Hiro mientras su cuerpo era abrazado por su novio Miguel, el menor de los Rivera se mantenía despierto cuidando la comodidad de su pareja mientras veía todo lo que había afuera por el trayecto del viaje, todo aquello era un paisaje muy hermoso, pero para él era mucho más hermoso todo lo que había en Santa Cecilia y esperaba volver a ver su tierra natal pronto, amaba a su chinito, pero extrañaba tanto México.

Fue un viaje tan largo para cada uno de los habitantes de  la recidencia Hamada, Cass y Héctor se turnaban el rol de conductor para mantener un viaje seguro, Hiro, Tadashi y Marco estaban profundamente dormidos mientras que el único despierto, sin contar al conductor del auto, era Miguel, que observaba sin pensar en el tiempo a la persona más bella que había visto en su vida, a la personaas perfecta, divertida, inteligente y encantadora que había conocido nunca, a la persona de la que se había enamorado profundamente al llegar a San Fransokyo. Hiro Hamada hacía sentir a Miguel Rivera que al fin había encontrado al amor de su vida.

Cuando el viaje termino la luz del sol era lo que inundaba las calles, la señorita Cass se veía decidida a querer despertar a su sobrino menor, que era el único en seguir dormido; pero Miguel se lo negó y en lugar tomo a Hiro entre sus brazos para llevarlo hasta su habitación sin interrumpir su descanso, cuando llegó hasta la puerta le tomó un tiempo poder abrirla sin hacer tantos movimiento, pero después de lograrlo dejo al asiático sobre su cama, lo cubrió con las sábanas y beso su frente para después dirigirse a su propia habitación.

El largo trayecto había agotado demasiado a todos, Marco tomaba una ducha para relajarse y volver a dormir, Héctor se dirigió a su cama desde que llegó al igual que Tadashi, la señorita Cass solo veía películas en el living, a pesar de ser el único que menos descanso durante el camino de regreso no podía consiliar el sueño, había tantas cosas en su cabeza que comenzaba a pensar que era debido al mensaje que había recibido durante su segundo día en  Miaoki. No podía seguir así, así que tomó su teléfono y respondió a aquel mensaje de la cantante de ópera.

"Buenos días, Shannon.
¿Estas libre está tarde?
¿Podríamos vernos ?
Hay cosas que me gustaría hablar contigo"

[...]

"

Consejo #17

Esto no es típico en los Hamada, es una cosa única de Hiro, él odia los secretos, en realidad podria decirse que los odia a tal punto que el no tiene ningún secreto.

Así como él puede decir sus secretos con facilidad, él  espera que le paguen con la misma moneda y le tengas confianza, tal vez no diciendo tus secretos a los cuatro vientos, pero si contándole lo que te atormenta, él odia ver a los que quiere sufrir.

— Tadashi"

[...]

Hiro despertó algo aturdido e igual de cansado por haber dormido tanto, ni siquiera recordaba haber despertado para subir a su habitación, es más, ni siquiera recordaba cuando había llegado a su hogar, así que lleno de confusión se levanto de su cómoda cama para buscar algo de comer. El el living se encontraban su hermano y su tía comiendo comida chatarra mientras veían el programa del Chef Kang, pero solo estaban ellos, ni uno solo de los mexicanos parecían estar presentes en la casa.

— Buenas tardes, pequeño genio ¿Terminaste tu hibernación? —preguntó con burla el sobrino mayor de Cassandra

— ¡Buenos días, mi niño! ¿Tienes hambre? Dormiste mucho tiempo — habló la mayor de los Hamada.

How To Fall In Love With A Hamada (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora