6

3.6K 589 125
                                    

Hiro tuvo un pequeño resfriado debido al estrés de presentarse en la conferencia, sin embargo se recuperó rápidamente alegrando así al Méxicano, y no solo ponía feliz a Miguel, también a la señorita Cass, también alegraba a Marco...

Sábado por la mañana, aún no habían abierto la cafetería así que todos se encontraban preparando lo necesario para cuando abrieran las puertas del Lucky Cat café. Cada uno ocupaba un lugar, pues mientras los 3 latinos no se encontraban presentándose en el show de música en vivo ayudaban a la señorita Cass y a Hiro a atender las demás mesas o incluso a cocinar aunque no era el tipo de comida que ellos acostumbraban a preparar. Miguel ayudaba la señorita Cass a preparar algunos de los ingredientes, como el arroz o las algas que usaban en algunos platillos, mientras que Hiro y Marco pelaban las frutas para la preparación de postres, bebidas, también se encargaban de la selección del café, por último Héctor se encargaba de acomodar las mesas y sillas para que todo estuviera en orden para los comensales.

— ¡Esto está delicioso! —exclamo el de ojos miel luego de probar una fresa de las que habían comprado.

— ¿En serio?

— Si, pensé que la fruta de aquí no era tan buena... ¿Quieres probar, pequeño? —pregunto De La cruz acercando uno de los frutos a los labios de el asiático.

Hiro solo asintió y abrió su boca para dejar pasar a la fruta a su boca. Eso había llamado la atención de Héctor, quien parecía estar en todo.

— ¡Tienes razón, Marco! —respondió Hiro sonriente, logrando sacar una leve sonrisa en el más alto

¿Desde cuándo Marco era amable con alguien que no fuera una chica linda?

[...]

"Consejo #4

Los Hamada disfrutamos de la diversión aunque parezca lo contrario, no somos unos amargados, si salimos a un lugar con alguien es importante para nosotros que ambos pasemos un buen día.

En especial Hiro, si combinas la diversión con cosas nuevas será una gran ventaja.

-Tadashi"

[...]

El día terminaría rápido por ser sábado, por alguna razón extraña el tiempo se pasaba velozmente los fines de semana dentro de aquel negocio de los Hamada, así que Miguel se tomó la libertad de hacer planes nocturnos para Hiro y el, bueno... No el tipo de planes que todos pensarían, planes más inocentes y divertidos. Rivera había leído el diario ese mismo día al despertar y pensaba tomarlo en cuenta.

El méxicano llevaría a su chinito a un baile, estaba seguro de que su chico asiático nunca había bailado una salsa o una cumbia, eso lo hacía completamente nuevo y divertido como lo que se supone que le gusta a los Hamada, además, Miguel pensaba que además del karate Hiro no había hecho ninguna otra actividad física.

Su idea tenía muchas ventajas, entre ellas el poder acercarse más sin necesidad de ser un abrazo, se miraron a los ojos al bailar tan de cerca... ¡El le enseñaría a bailar a Hiro! Justo como lo hizo con su hermana menor Coco.

— Hiro... -hablo Miguel

—¿dime?

El moreno dudo un poco de sus palabras, pero aún así, las dijo.

— ¿Te gustaría salir hoy después de cerrar? —cuestiono Miguelito.

— no lo sé... Acabo de reponerme de un resfriado, no sé si sea lo mejor.

Era cierto, que menso, no lo había pensado.

— bueno, entonces hagamos ésto —dijo Miguel— la sopresa que te prepare también se pude hacer aquí. ¿Te gusta la idea?

Pocas horas después el café cerro dejando a todos agotados, pero Hiro le había dado un "si" al Méxicano así que lo único que esperaba era que los demás subieran a sus habitaciones pronto para llevar a cabo su idea, cuando eso pasó se apresuró a conectar su celular con la bocina que estaba en la cafetería para el karaoke de los jueves, y escogió la canción perfecta para ello, luego le tendió la mano al chico Hamada esperando a que captará la indirecta.

— ¿Qué? Oh no, no, no —respondio

— oh, vamos chapitas, te va a encantar.

— Miguel, yo no sé bailar —siguio el asiático.

— no hay problema —rivera tomo la mano de Hamada y lo jalo para acercar más sus cuerpos, para luego tomar su cintura antes de que la canción llegará al coro— yo te enseño...

Miguel le dió la indicación de seguir sus pies, los cuales se comenzaban a mover lentamente para que no le fuera difícil imitar los movimientos, Hiro, por su parte, no sabía cómo reaccionar, estaba aprendiendo a bailar con alguien que había conocido apenas hace unas semanas, el mismo se sorprendía al sentir como se creaba un gran sonrojo en su rostro, sonrojo que las luces tenues de la cafetería cerrada lograban ocultar. Poco a poco Hamada comenzaba a hacer los pasos sin dificultad, con el paso de los segundos los movimientos eran más fluidos.

— ¡Miguel, mira! ¡Aprendí a bailar! —grito Hiro emocionado y con una gran sonrisa por haber logrado algo nuevo.

— lo haces muy bien, Chapitas —dijo Miguel con la misma felicidad, definitivamente su sonrisa podía iluminar sus días por la eternidad.

El baile siguió hasta que llegaron al punto de poder combinar esas secuencias con vueltas que los dejaban más cerca el uno del otro. Ya no había necesidad de  mirar hacia abajo para seguir los pies del contrario, ahora solo se veían a los ojos dejándose llevar por la música, hasta que terminó la canción...








How To Fall In Love With A Hamada (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora