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Miguel estaba ansioso, ya era más de la media noche, pero el seguía escribiendo su plan de diecisiete sencillos pasos para la cita perfecta con su novio el chino, al principio no tenía en mente escribir su cita perfecta como si fuera una quinceañera, pero tenía tantas ideas sobre detalles y lugares que podían hacer feliz a su novio que no pudo evitarlo. Su plan se basaba llevar a Hiro a sitios como museos y exposiciones relacionados con la ciencia o la robótica, incluso había investigado si en alguna heladería de San Fransokyo podia encontrar ese curioso helado sabor a "panditas" para poder comprar un cono para el asiático así como era costumbre en México.

En su imaginación el bosquejo que tenía de aquella primera cita lo emocionaba a tal manera que salían gritos de emoción de vez en cuando al momento de seguir ideando su plan, el único problema es que Marco no tenía tanta paciencia y Miguel lo despertaba sin querer a cada rato.

— Miguel, o te duermes ya o te duermo yo a madrazos — dijo Marco fastidiado, necesitaba las 8 horas de sueño para seguir guapo.

— Nel, estoy haciendo algo importante —contestó Miguel— es importante porque es para Hiro.

— Dormir es importante para mí, tengo que estar guapo... ¡Que no ves que de eso vivo! — reclamó el de los ojos miel y se cubrió con las sábanas y las cobijas hasta las orejas intentando volver a dormir.

Marco comenzaba a caer profundamente dormido cuando otro grito de su amigo lo despertó.

— ¡Vete a la verga, Rivera!

— ¡Yo también te quiero, Marquito!

[...]

"Consejo #11

A Hiro le gustan los mimos, pero no está acostumbrado a recibirlos ya que el único que lo mimaba era yo y muchas veces estaba ocupado o simplemente perdimos el tiempo jugando, el punto al que quiero llegar es que consientas a Hiro.

Consientelo mucho.

—Tadashi"

[...]

Lo primero que Miguel hizo muy temprano en la mañana (por primera vez en su vida en vez de hacerse menso viendo al techo) fue levantarse para buscar un lindo conjunto para usar en su cita con Hiro, realmente estaba nervioso por aquel día, el haber planeado cada movimiento no parecía ayudarle mucho, más bien, parecía que lo había hecho en vano pues Miguel se había vuelto un manojo de nervios desde que despertó, eso hacía que se volviera más torpe de lo habitual.

Miguel seguia buscando entre su parte del armario algo de ropa linda y fresca, hasta que por fin encontró una camiseta blanca, era fresco y fácil de combinar... El problema era con que lo iba a combinar. El moreno hacía tanto ruido inconscientemente que había despertado a los otros dos mexicanos que se encontraban en la habitación, Marco tenía una muchas ganas de darle unos chanclazos marca "mamá Elena" para que ya dejara de chingar para que  él pudiera dormir, Héctor tenía más paciencia que el otro chico, además conocía demasiado bien a su sobrino y sabia que nadie lo iba a callar hasta que estuviera contento con lo que iba a hacer, así que con trabajos convenció a el joven De La Cruz de ayudar a Miguel a prepararse para su cita.

E

l chico del lunar tenía suerte de que su mejor amigo era una diva hecha y derecha que sabía cómo combinar cada prenda de ropa y hacerlo lucir como si el conjunto hubiera Sido diseñado por un vestuarista profesional, aunque bueno, Marco lo hizo de mala gana así que no lo hizo tan extravagante como otras veces, al final la familia siempre es de gran ayuda.

How To Fall In Love With A Hamada (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora