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Miguel miraba impresionado aquella escena, Marco abrazaba a Hiro, si lo vemos desde otra perspectiva en realidad no había nada malo, lo malo que había en aquel momento era el ambiente que los anteriormente mencionados estaban creando, y mentiría si dijera que Miguel no sintio una gran punsada en el corazón... Había sentido como si le hubieran enterrado diez agujas en el corazón al mismo tiempo y sin decir agua va.  Pero la parte racional de Miguel estaba comenzando a funcionar, y empezaba a pensar que solamente eran celos innecesarios, estaban cocinando pero Hiro no sabía cocinar, además quería creer que solo estaban conviviendo y que tal vez no debería ser tan territorial con alguien como Hiro pues probablemente eso no le gustaría a su novio. Y... Ni su mejor amigo ni su novio eran capaces de traicionarlo ¿Cierto?

Hiro y Marco se volvieron un manojo de nervios, pues ninguno de los dos sabía cómo se tomaría aquello que había visto el menor de los Rivera, tenían miedo que el lado explosivo de Miguel saliera a la luz, y agreguemos a este miedo los miedos individuales sobre lo que podía pasar de cada uno de los chicos, Hiro tenía miedo de volver a hacer llorar al moreno, ya que nunca le había importado tanto alguien que no fuera de su familia, Marco tenía miedo de perder a su mejor amigo, era el inicio que lo conocía de pies a cabeza, y era el único que lo había apoyado cuando pasaba por los peores momentos de su vida. Para ambos Miguel era demasiado importante.

— Miguel... —comenzó Hiro, pero las palabras no salían de la manera que el deseaba — nosotros...

— ¡Vaya, están haciendo mermelada! —exclamo Miguel intentando evadir la situación, no estaba seguro de querer escuchar algo sobre eso— hace mucho que no preparadas mermelada, Marco, definitivamente cocinas mejor que yo.

— Miguel... —esta vez fue Marco el que hablo.

— Bueno, iré a bañarme, fue un día pesado y necesito relajarme, bajo cuando termine —dijo el mexicano— por cierto, wey, el concurso es en dos semanas.

Miguel subió rápidamente las escaleras en cuanto termino de decir lo que necesitaba avisar, Miguel dejó a los otros de chicos con la boca abierta, había respondido tan rápido tan rápido a la situación que no pudieron explicar nada, Hiro se relajo un poco ya que no parecía que hubiera algo mal pero seguía algo confundido, sin embargo Marco sabia a la perfección que su amigo no estaba bien, y que evadia el tema porque se negaba a que algo llegará a confirmar sus sospechas, Marco lo conocía mejor que a la palma de su mano.

Héctor había logrado ver el suceso de lejos, también se sentía sorprendidos pero el no se quedaría parado como De La Cruz, el tenía que ir a ve como estaba su sobrino luego de ver que le estaban pedaleando su bicicleta, así que subió lentamente las escaleras tratando de no hacer ruido, luego entro a la habitación. Al entrar vio a su sobrino en la parte de la litera que le tocaba, con su guitarra tocando acordes al azar, su mirada parecía algo triste y usaba la capucha de su sudadera roja aunque no hubiera necesidad de usarla.

[...]

"Hola, bueno, este no es otro concejo y creo que lo has notado, pero esta vez me gustaría que leyeras esto; porque, el que hayas llegado hasta aquí es bastante sorprendente... ¡Nadie había tenido tanta paciencia con Hiro!

Así que estoy muy feliz de que estés leyendo esto... Porque si llegaste hasta aquí significa que te has vuelto alguien muy importante para Hiro y que al menos he logrado algo con este manual.

Pero no te confíes ¿Okay?
Hay mucho camino por recorrer.

— Tadashi"

[...]

Héctor busco a Marco luego de hablar con su familiar, estaba furioso, nadie le hacía llorar a su terroncito de azúcar morena (si, Héctor tenía ciertas cosas de personalidad parecidas a la personalidad de mamá Elena) ya decía él que ese chino no le daba buena espina, y aunque una pequeña parte de él lo orientaba a saber la otra parte de la historia, Héctor pensó que era mejor primero soltar los madrazos y luego investigar.

— ¿Estás pendejo o te haces? — preguntó Héctor a él pequeño De La Cruz cuando lo encontró — deja de comerle el mandado a Miguelito.

— Héctor... Hiro y yo no estábamos haciendo nada malo, solo estábamos preparando mermelada — se defendió él menor mintiendo a la vez — además pensaba darle un poco a Miguel cuando terminamos... Es su favorita.

— ¿Y lo tenías que hacer con el afeminado de Hiro? — interrogó el mayor de los Rivera.

— El quería aprender a cocinar, y la mermelada que Hiro hizo es especialmente para Miguel — volvió a mentir, ay Diosito, mamá Elena ya le hubiera lavado la boca con jabón Zote por mentiroso.

Con esfuerzo el menor había podido convencer a Héctor de lo que a la conveniencia de Marco había pasado, aún así, con todo el pesar del mundo regreso a la cocina cuando terminó su conversación con el Rivera mayor y lleno un vaso con aquella mermelada que había preparado aquel asiático que los traía un poco locos... Luego escribió en una pequeña hoja...

Para: Miguel

De: Hiro

Pegó la hoja al vaso y la dejó fuera de la habitación que compartía con los otros dos mexicanos, tocó la puerta y salió corriendo lo más rápido que pudo,  estaba seguro de que su plan saldria bien, después de todo Marco era más inteligente de lo que parecía.

El día siguiente todo parecía haber regresado a la normalidad, Hiro y Miguel parecían volverse cada día más apegado luego de aquel sacrificio doloroso que Marco hizo por su amigo y el verano había llegado al igual que el amor a la recidencia Hamada. Incluso había buenas noticias.

— Chicos — llamo Cass a todos los habitantes — quería aprovechar que estamos todos juntos hoy para darles está noticia.

— ¿De qué se trata, tía? — preguntó Tadashi.

— El chef Kang me dijo que los viajes entre compañeros de trabajo fortalece la amistad y el lazo de compañerismo — comentó Cass emocionada, ella creía todo lo que le decían— así que me gustaría intentarlo.

— ¿Quién es el Chef Kang? — cuestionó Miguel.

— ustedes no lo conocen porque acaban de llegar a San Fransokyo, aunque es muy reconocido  aquí— respondió Hiro— El Chef Kang es el padre de Kyle.

— Entonces retomaré mi idea — volvió a hablar la mayor — los seis pasaremos un fin de semana relajante en Miaoki*

La señorita Cass se veía tan emocionada por intentar aquella idea que ninguno de los chicos se atrevió a decirle que no.









* Miaoki es la combinación de Miami y Okinawa, ya que San Fransokyo es una ciudad de dos países combinados pensé en hacer lo mismo con los lugares populares de ambos países.

How To Fall In Love With A Hamada (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora