Trece

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Sin dar ni un segundo más a la duda me coge en brazos y empieza a besarme desesperadamente.


Acaricio su torso desnudo. La luz de la luna deja entrever su expresión tranquila y dulce. Él me mira.

-Te pierdes dentro de mi camiseta- dice gracioso.

-Es enorme...

-Estás demasiado delgada. Me he dado cuenta de que no comes prácticamente nada Amaia.

-¿Cómo puedes pasar en cinco minutos de amante desesperado a padre sobreprotector?- digo con tono de molesta.

-Porque te quiero- me roba un beso y sonríe victorioso.

De repente, me quedo parada, con los músculos en tensión. Algo no va bien. O lo que es peor, algo va demasiado bien. Esto, lo que está pasando, no puede ser real.

-Amaia, ¿qué pasa?

Mi respiración nerviosa debe haberle advertido.

-No lo sé- le digo.

-Pero, ¿es físico? ¿Qué notas?

No puedo controlar la inseguridad ni la respiración. Mala combinación.

-No sé... Llevo unas semanas así...

-Es ansiedad, otra vez- dice preocupsdo y de incorpora- ¿Por qué? ¿Qué te preocupa? ¿Es algo que yo he dicho?

Aunque me siento agobiada, no es una sensación que no pueda controlar. Aún soy dueña de mis acciones. Intento disimular la rapidez de mi corazón concentrándome en la conversación.

-De repente, he pensado que no podía ser real...-contesto.

-¿El qué?

-Esto. Ahora. Que todo fuera tan bien...

-Amaia...- se detiene unos segundos para pensar- puede que las cosas no te hayan salido bien últimamente. Pero las cosas pueden irte bien y van a irte bien. Estoy seguro. Y, ¿sabes por qué?- niego con la cabeza- porque eres la persona que conozco que más se lo merece. Te mereces todo lo bueno que puede y va a pasarte. Solo tienes que dejarlo pasar.

Respiro hondo y todo resquicio de ansiedad que quedaba se difumina entre las sombras de la habitación.
Sin embargo, siento que se equivoca. Él es la persona que conoce y conozco que más se merece todo lo bueno.

-Con lo que ha pasado...- digo. Él asiente, dándome a entender que sabe a qué me refiero y que no es necesario que lo diga en voz alta si no lo deseo- con esto...- él vuelve a asentir- ¿qué hacemos?

-¿Para ti soy algo bueno?

Sin dudarlo, asiento.

-Pues déjalo pasar. Déjame pasar por tu vida, aunque sea un rato.

En mi mente echa un lío la idea de que Alfred se quede un rato me sabe a poco y siento que, si de nuevo pudiéramos vivir entre cuatro paredes sin más mundo que la música y nuestro amor, esto podría funcionar y ser eterno. Pero no podemos vivir encerrados y el mundo es más efímero y sutil.
Aún así, esta noche nada me impide ser feliz.

-Pues dejémoslo pasar- sentencio. Y vuelvo a lanzarme a sus labios, con la misma necesidad que hace una hora, pero sin miedo.

Alfred mira el reloj del móvil. Las cuatro y media nos sonríen. Las noches, desde el primer día, nos sonríen. Noches sin cámaras, sin gente, solo nosotros.

-¿Te quedas a dormir?- dice poniendo voz dulce. La idea de dormir de nuevo con él me produce un cosquilleo en el estómago.

-¿Y mañana qué decimos?- calla por un instante.

-Diremos que no me encontraba bien y viniste a ayudarme- dice, feliz por su tapadera.

-Creo que será más creíble si arreglamos este desastre- y señalo tanto la habitación como nuestra ropa desordenada.

El ríe y asiente.

-Esto significa que te quedas...- sonríe y me besa. Me aparto pensativa.

-¿Y mañana tú y yo...?- pregunto confusa.

-Dejémoslo llegar y pasar. Sabremos qué hacer.

Asiento. Alfred se levanta dispuesto a dejar el mismo orden del que su habitación presumía en un principio. Sin ninguna gana me levanto y le sigo. Sería una mala invitada si no lo hiciera y, además, es en parte culpa mía.

Permanecemos en silencio, haciendo movimientos automáticos que nos llevan a dejarlo todo bien.

-Quiero respuestas Amaia- me dice de golpe. Termino de arreglarme la camiseta sin entender bien a qué se refiere. Le miro con dudas.

-¿A qué te refieres?- pregunto.

-Necesito saber lo que pasó- sentencia. Asiento con la cabeza. Se refiere a la chica, Claudia.

-¿Por qué?- pregunto automáticamente.

-No puedo con la carga de la incertidumbre.

No respondo. Le entiendo perfectamente. Yo, si fuera él, habría intentado averiguarlo al día siguiente. Me corroería la duda. Además de las consecuencias de esas dudas y errores que en una mujer suponen riesgos más importantes. Si Alfred quiere averiguarlo, voy a apoyarlo. No solo por él, sino porque yo también necesito saberlo.

Después de un par de minutos de silencio, me decido a contestar.

-Estoy de acuerdo. Si quieres te puedo ayudar o acompañar- digo.

-Sí. Me gustaría- dice. Asiento.

Nos echamos a la cama, con todo arreglado.

-Muchas gracias- me dice.

-¿Por qué?

-Por venir, por ser tan tú, por ayudarme, por quedarte... En fin, por todo.

-Soy yo quien te debe una disculpa y las gracias- digo.

-Dejémoslo para mañana. Hoy quiero recordarlo así- sentencia.

Bostezo y los ojos se me cierran. Nos abrazamos. La sábana nos cubre la mitad de nuestros cuerpos, indecisos acerca de la temperatura. No soy capaz de articular ni una sola palabra más. Estoy muerta de sueño. Siento como Alfred se levanta y oigo el ruido del pestillo. Agradezco su precaución. Además, que lo ponga me ayudará a dormir sin ruido ni que me despierten. Luego lo oigo bajar la persiana. Pronto amanecerá y así evitamos la luz. Como siempre, él está en todo. Por último, lo noto acostarse a mi lado y susurrarme un t'estime que más que desearme las buenas noches, me las da.


-¡CHICOS! ¿ESTÁIS BIEN?- abro un poco los ojos y veo a Alfred moverse también. Despertarse. Hago un repaso mental de todo lo que ha pasado. Sonrío, sin poder evitarlo, pero me pongo nerviosa al oír llamar.

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¡Hola chicxs!

Siento MUCHÍSIMO la espera. 

Han ido pasando los días y tenía muchas cosas acumuladas que reclamaban mi atención. Esta pequeña continuación la escribí hace unos días. He decidido publicarla así, para que la historia siga y esperar que las obligaciones me den una tregua pronto que me permita acabar con la historia. 

Muchísimas gracias a todxs por estar ahí desde el principio, por uniros a nosotrxs un poco más tarde y por quedaros para surcar este mar. 

Ahora que todo está encaminado, falta poco para que la historia llegue a su fin. Así que, necesito vuestra ayuda una vez más...

· ¿Qué os ha faltado por leer?

· ¿Qué os gustaría que hicieran o dónde querríais que fueran?

· ¿Cómo creéis que van a acabar? ¿Juntos o separados?

De nuevo, mil dieciséis gracias <3

¿Qué es mi vida sin ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora