Sus labios besan cada rincón de mi piel.
Grito su nombre, en medio de una risa inevitable, suplicando que pare las cosquillas. Que me bese otra vez.
Él hace oídos sordos.
Él hace de mí lo que quiere.
Niñato. Siempre te sales con la tuya.
Pero maldita dulzura la tuya.
Por un momento, miro a mi alrededor. Necesito comprobar que esto no es un sueño, que es real, visible, palpable, mío, eterno. La ropa esparcida a lo cuadro de Picasso por la habitación me confirma la realidad de la estampa.
Siento que, hasta hace unos minutos, hasta que no ha empezado a besarme y recorrerme con sus ganas, no he sido consciente por completo de cuánto le he necesitado y de cuánto le he echado de menos en este infierno de tiempo por mi cuenta.
Sus caricias no me dejan ni siquiera pensar.
Ninguno de los dos puede controlar el impulso de reír con cada roce, caricia, invasión...
Bendito trombón.
Bailamos. Y es como la primera vez.
Nos fundimos en nuestros deseos más sinceros, sin ningún temor, sin remordimientos, sin duda alguna que pueda cortar una magia palpable en el ambiente.
Tensión. Pero de la buena. De la bonita. De la que surge de un amor que tiene más de física y de química que de matemáticas. Porque entre nosotros nunca salen las cuentas. Y ese desequilibrio, confusión, me enloquece.
Sudor. Agosto corre por nuestra piel.
Aire. Nos falta. Lo consumimos con ansia, en los pocos segundos que nos permitimos detenernos para respirar.
Amor. Una escena de amor puro.
Historia. Lo que hemos hecho y la que completamos cada vez que creamos luz con nuestra unión.
Locura. Locura bendita la que me consume, la que me lleva a morder su cuello al borde y límite de mi aguante. Al borde de la explosión.
Éxtasis.
***
-Amaia- oigo un susurro con voz dulce. No quiero despertarme aún. Refunfuño y me escabullo de su llamada, disimulando- Amaia... Sé que estás despierta- susurra. Tengo ganas de echarme a reír- 3...- empieza la cuenta atrás- 2... 1... Pues te hago cosquillas.
Empieza a hacerme cosquillas y empiezo a reír, empujándolo.
-Para, por favor, para, para, ¡PARA!
Me hace caso y se detiene.
-Vaya, pero ¿no estabas dormida? Mira tú, qué cosas- me sonríe y se pone encima de mí, le sonrío con cara de sueño y le doy un beso dulce, mis buenos días- Echaba de menos esto, Amaix.
Permanecemos abrazados en silencio unos minutos, que no nos preocupan. Ya no me apetece dormir. La realidad es más bonita.
-¿Qué hora es?- pregunto curiosa. Él se hace a un lado y coge su móvil.
-Son las 11- dice. Ambos nos miramos extrañados.
-¿Nadie ha venido a decirnos nada?- pregunto.
-Quizá están durmiendo aún. Se acostarían muy tarde por la fiesta.
A ninguno nos convence.
-¿Vamos a inspeccionar y desayunamos?- me propone. Yo asiento.
Nos ponemos ropa cómoda y salimos. El pasillo está desierto. Todas las puertas abiertas, excepto la de la calle, que parece cerrada con llave.
Absoluto silencio.
-Deben estar durmiendo- susurra Alfred.
Caminando despacio, nos acercamos hacia la habitación más cercana, la de Aitana, y, para nuestra sorpresa no hay nadie. Las camas están hechas, todo recogido. Miramos el baño, que también está vacío.
-¿Estarán arriba?- pregunto. Alfred se encoge de hombros. Es una situación extraña.
Al subir encontramos la misma estampa: silencio absoluto, camas hechas, casa arreglada, paz...
Bajamos al comedor, vacío también y nos asomamos fuera por si acaso están allí.
-A lo mejor me quieren gastar una broma- digo. Entonces una idea ronda por mi cabeza-. Alfred... ¿Me estáis gastando una broma? Jolín, no tiene gracia.
-Querrás decir ''nos'', porque si esto es una broma yo no tengo nada que ver- contesta él.
-No finjas eh... Como me den un susto y tú sepas algo me voy a enfadar.
-Que no sé nada, de verdad- dice él afirmándose. Parece que dice la verdad.
-¿Les llamamos?- pregunto. Él ignora mi propuesta, con la mirada fija en el banco de la cocina. Me giro y me doy cuenta de por qué se dirige hacia él; hay algo encima de la mesa, un papel.
-Es una carta- dice él al coger la hoja de papel.
-¿Qué dice?- pregunto curiosa.
-La leo. Espera, dice que la leamos con la voz de Ricky. Qué cachondeo... Empiezo:
Queridos Almaia,
para empezar, diré que es el final. Fin.
Fuera bromas... Sabemos que esta semana ha sido intensita para vosotros. You're drama Queens. Pero no os preocupéis, os queremos igual. Más o menos.
Como no hemos parado de interrumpiros y, más, tras el espectáculo que oímos (y por suerte no vimos) los que salimos a fumar y se nos ocurrió acercarnos a la ventana de vuestra habitación, hemos decidido daros un día libre, para vosotros, porque sí. También para nosotros, porque no queremos seguir presenciando ciertas escenitas... Ejem.
Nos hemos ido por ahí. Volveremos sobre la hora de la cena. Pero, no os confiéis.. Allá las ocho dejad las barbaridades y hablad lo que queráis hablar por si llegamos, no darnos un susto.
Por cierto, los platos que manchéis los limpiáis. Que no somos los chachos y ya nos hemos pegado la currada mientras dormíais.
Y eso es todo, bonitos.
PD1: protección.
PD2: respetad sofá y zonas comunes.
PD3: no sabemos por qué le hemos dejado escribir a Ricky... En fin, solucionadlo todo porfis. Jo... Os queremos mucho.
Fdo.: Ricky, Aitana y el resto de compis.
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¡Hola chicxs!
Se viene EL DÍA. La conversación.
-¿De qué temas os gustaría que hablaran?
A esta historia le va quedando poco...
Estoy pensando en una segunda parte. Se me ha ocurrido una idea que no se me va de la cabeza. Pero es algo diferente y tampoco sé si os va a gustar o se va a seguir... La historia se situaría dentro de siete u ocho años y es un poco dramática. Esta historia aún conserva un humor tímido e inocente, por su edad y etapa, pero esa historia no...
En fin, os espero en comentarios.
Mil dieciséis gracias por haber llegado hasta aquí.
Y si os unís ahora o lo habéis hecho hace poco, ¡bienvenidxs!
Es un placer llenar esto de luces y lirios.
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¿Qué es mi vida sin ti?
Fanfic-Amaia, ¿estás bien?- pregunta al oír mi respiración nerviosa. Me conoce demasiado bien. -No lo sé- contesto, sincera y rota. Él suspira. -¿Quieres que me vaya? -No lo sé- vuelvo a contestar. -Pues me voy- oigo como empieza a incorporarse. No sé s...