EPÍLOGO

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Carraspeo y, sin pensarlo ni un segundo más, empiezo a grabar el audio.

-Hola Alfred. Soy Amaia. Bueno, ya lo sabes, tienes mi número y hablamos mucho... O hablábamos... Bueno, da igual... Me estoy liando yo sola... Bua, que horror.

Deslizo hacia la izquierda para que el audio no se mande. Cuando empiezo a delirar lo mejor es borrarlo y volver a empezar. Es la cuarta vez que repito la acción con el mismo resultado.

-Pero, ¿qué me pasa?- me doy golpes en la frente, deseando espabilarme y evitar el dolor que siento por dentro, sintiendo dolor superficial-. Amaia, tranquilízate. Esto es lo que quieres hacer. Bueno, lo que tienes que hacer... O lo que debes hacer... DIOS.

Respiro hondo, intentando no ponerme más nerviosa de lo que por dentro estoy.
Evito pensar en nada, ni siquiera en lo que voy a decir, por miedo a echarme a llorar.

Cuento hasta diez en mi mente, despacio, tranquila y vuelvo a desbloquear el móvil. Empiezo a grabar.

-Hola Alfred. Mira, no sé cómo decirte esto...- respiro hondo-. Es la quinta vez que lo intento y sigo sin saber si esta es la forma adecuada o si son las palabras adecuadas... No sé... Bueno, da igual. Pues eso, que... Llevo todo el día llamándote, supongo que estás en el estudio. Esta mañana me he prometido a mí misma que si me respondías antes de la tercera llamada, no tomaría la decisión. Luego, al no contestarme, me he prometido que si me contestabas antes de las doce de mediodía también cambiaría mi decisión. No sé... He esperado una hora más, y otra, y otra... Y bueno, ahora son las siete de la tarde, llevo todo el día pegada al teléfono esperando una respuesta, en pijama, sintiéndome muy sola, sin poder parar de llorar... En fin, no puedo esperar más. No puedo esperarte más...- me tiembla la voz al decir esto último. Y las lágrimas empiezan a escapar, de manera inevitable-.  No puedo seguir prometiéndome cosas que no van a cumplirse, porque me estoy haciendo daño. Me estoy fallando a mí misma... Y estoy cansada de hacerlo. No puedo con tantas expectativas. No puedo con la soledad. Necesito a alguien que me priorice a mí, para variar y no te voy a pedir, ahora que cumples tu sueño, que cambies tus prioridades. Bueno... Quiero decirte que te quiero. No te imaginas cuanto- sorbo e intento parar de llorar, pero cada vez es más difícil-. Me encantaría que tuviéramos nuestro final feliz, incluso casarnos y tener hijos, que ojalá se parezcan a ti porque yo soy un desastre. Quiero decir, se parecieran... Ahora ya no va a ser posible... Me han dicho que te han visto con alguien y bueno, he visto unas fotos... No sé. Se te ve feliz. Supongo que a ella sí que le coges el teléfono.  Yo también creo que tengo a alguien... Está deseando que le dé vía libre. Y, a lo mejor, se la doy...- respiro hondo, intentando sonar dura e impasible-. Ahora estoy en el coche, a punto de coger un avión. No volveré en varias semanas. No intentes llamarme. La decisión está tomada. Y cuando vuelva... No me busques... Hemos terminado.

Con esta última afirmación suelto el dedo y el audio se manda.

Sin fijarme en si le llega o no, en si se conecta o no, apago el móvil y salgo del coche, haciéndole un gesto de despedida a mi hermano. No voy a dedicar ni un segundo más en pensar en esto. No voy a encender el móvil, ni voy a eliminar mi mensaje.

Me voy a ir lejos, voy a componer, a ver mundo, a viajar, a buscar nuevas oportunidades, a sentir miedo y a reírme de él...

Me voy en busca de mi nuevo lugar.

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¡Hola chicxs!

Esta historia llega a su fin. 

Por una parte, me siento feliz por haber podido conoceros, llegar a muchos de vosotros, por haber compartido una historia que ha intentado ser fiel a la realidad dentro de la ficción, por que hayáis soñado junto a mí por estas líneas...

Por otra parte, me siento nostálgica y triste, porque llegue a su fin. He disfrutado mucho surcando por el mar Almaia. 

Pero, este punto era inevitable. 

Gracias.
Por las lecturas.
Por lo comentarios.
Por todo vuestro cariño.
Por todo vuestro apoyo.
Por todas vuestras ideas.
Por todas vuestras valoraciones.
Por seguirme.
Mil dieciséis gracias por TODO.

Espero que nos veamos si decido hacer la segunda parte.

Nos vemos en un nuevo lugar.
¡Qué os sigan las luces!

¿Qué es mi vida sin ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora