Capítulo 2: el nuevo sensei

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Kimera miró el salón, hace ya un buen tiempo que el sensei debió haber llegado. Pero no era así. Su equipo era el único que no había conocido a su sensei y la espera le aburría bastante. Miró a sus compañeros y los puestos que ocupaban, Naruto se asomaba por la puerta mientras murmuraba cosas relacionadas a la tardanza de la cabecilla de su equipo. Sasuke estaba sentado detrás de una mesa al igual que Sakura, mientras Kimera estaba sentada sobre el escritorio del sensei mientras balanceaba tímidamente sus piernas sin ser consciente de la mirada que el Uchiha le daba. No prestó atención a la conversación que se originaba en ese momento hasta que escuchó una silla moverse.

—Naruto, ¿qué estás haciendo?— Exclamó Sakura un tanto confundida y con la mirada puesta en el Uzumaki.— ¡Naruto!

—Eso se saca por llegar tarde.— Contestó el chico saltando de la silla que había ocupado para tenderle una "trampa" al sensei que no habían conocido aún. Podría enojarse y hacerlos entrenar tiempo extra, pero Naruto no tenía consideración por ello.— ¡Sorpresa!

—Estás buscando problemas, sabes que no deberías hacer eso.— Si a la chica no le cayera mal la Haruno, habría dicho que estaba de acuerdo con ella.

—Hmp, nuestro maestro en un Jōnin, un ninja de élite, ¿crees que caerá con eso?— Ahora fue Sasuke quien habló con un tono de voz frío y lleno de arrogancia.

—¡Sí, Sasuke-kun tiene razón! ¡Eres un tonto, Naruto!

La menor de las Hyūga suspiró y rodó los ojos ante lo último dicho. Justo en ese momento, una mano tomó el pomo de la puerta haciendo que todos miraran expectantes la puerta esperando a ver si su nuevo sensei caía en la trampa o no. Naruto rió escandalosamente mientras el sensei recogía el borrador y Sakura soltaba una disculpa completamente apenada y, por el tono de voz, falsa. El Jōnin era de cabello plateado, sus ojos –o más bien su ojo, ya que el otro estaba tapado por la banda de regulación– los miraba con indiferencia y aburrición, vestía el típico traje ninja y de su nariz para abajo, lo tapaba una máscara de color oscura.

Es como Sasuke-kun en versión grande y con el cabello más claro. Pensó Kimera.

—¿Cómo se los planteo?— Su voz era suave e indiferente, casi como un murmullo, pero se entendía completamente bien. Se llevó una mano a la barbilla y cerró los ojos antes de hablar— Mi primera impresión de este grupo: son una bola de idiotas.

Kimera lo miró sorprendida y algo avergonzada por el apelativo con el que la había llamado. Sin duda, el nuevo sensei era muy directo.

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El equipo siete y su cabecilla estaban en la azotea de la academia por petición de éste último. Sakura y Naruto estaba sentados en el mismo escalón mientras que Kimera y Sasuke uno más arriba. Kimera observaba al sensei con curiosidad al igual que los chicos del escalón de abajo. A pesar de no verlo, sabía que Sasuke tenía el ceño fruncido y miraba con indiferencia al sensei, quien suspiró antes de hablar.

—Muy bien, ¿por qué no se presentan? De uno en uno.

—¿Presentarnos?— Como casi siempre, Sakura era la primera en hablar.— ¿Y qué se supone que debamos decir?

—Lo que les gusta, los que les disgusta.— Comenzó a explicar el peliplateado mientras descruzaba sus brazos y los abría a sus costados.— Sus sueños para el futuro, pasatiempos. Cosas así.— Y volvió a cruzar sus brazos, como había estado antes.

—¿Por qué no nos dice primero usted? Digo, antes de que hablemos, díganos usted para que veamos cómo se supone que debe ser.— Exclamó Naruto haciendo a la Hyūga asentir mostrando que estaba de acuerdo con él.

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