Capítulo 37: una despedida dolorosa

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—¡Kakashi-sensei!— Exclamó algo aliviada Kimera mientras soltaba un suspiro y desactivada su Doujutsu.

—¿Qué creen que están haciendo aquí arriba? Eso fue un poco intenso para un encuentro amistoso, ¿no creen? ¿Qué es lo que les pasa a ustedes dos?— Exigió saber el sensei del equipo siete mientras miraba a sus dos estudiantes reincorporarse con algo de dificultad.

Kimera miró a Sasuke que sonreía con altanería y burla al ver el pequeño chorrito de agua que salía por la parte delantera de aquel tanque de agua, en el suyo, el agua caía como cascada.

—¿En serio pensabas matarlo, Sasuke?— Cuestionó el Hatake sentado sobre el tanque.— No puedes superar esa idea de superioridad que tienes. El Chidori no es algo que debas usar contra un amigo o colega de la Aldea de la Hoja. ¿Cuándo piensas madurar, Sasuke? ¿Eso fue por tu encuentro con Itachi?

—Hmp.— Fue lo único que murmuró el Uchiha antes de saltar y alejarse de ahí rápidamente.

Kimera se llevó una mano al pecho con angustia, sufría por el encuentro, pero no parecía sufrir más que Naruto. Se dio media vuelta mientras corría en dirección al bosque, lejos de aquel campo de batalla que había provocado las lágrimas de la Hyūga y había roto dos vínculos.

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La luna brillaba con potencia en esa estrellada noche. Por azares del destino, Kimera había terminado cerca de la entrada de Konoha. Mientras balanceaba sus pies en el tronco, pensaba seriamente la batalla y acción del único Uchiha en Konoha. Unos pasos se escucharon cerca de ella, miró en dirección del lugar encontrándose con aquel que le estaba causando tanto dolor. No dudó en saltar frente a él haciéndolo detener su andar y mirarla fijamente. Una mochila estaba en sus hombros lo que la hizo ponerse en guardia de inmediato.

¿Por qué Sasuke lleva una mochila con él? ¿Qué está pasando? No está pensando... no puede pensarlo.

—Es más de media noche. ¿Qué estás haciendo aquí?— Su voz era tranquila, baja, actuaba como si el incidente de ese tarde no hubiera ocurrido. Actuaba tan indiferente que le dolió más que nunca.— Deberías irte a la cama.

—Sasuke-kun... ¿por qué haces esto?- Pidió saber la Hyūga mientras los ojos blanquecinos se llenaban de lágrimas a las que negó su salida.

—Tú sabes porqué.— Contestó simplemente mientras continuaba caminando en dirección a la salida.

—Por favor, no lo hagas. N-no me dejes.— Las palabras de Kimera hicieron un hoyo en el pecho de Sasuke, pero sólo tenía en mente su venganza. Itachi debía pagar por lo que le hizo a su Clan.— Yo sólo... tú sólo... ¡¿Por qué quieres irte?! ¡¿Por qué te vas cuando tienes amigos aquí?! ¿Por qué quieres volver a ese hoyo negro?

—Tú no entiendes nada. No sabes lo que es perder a alguien, no sabes...

—Sí, lo sé.— Sasuke volteó a mirar a su peliazul, tal vez, por última vez.- Mi padre, Neji, todo el Clan me miraba con altanería. Siempre me creyó débil e inútil. No importaba lo que hiciera, para ellos era una niña llorona y demasiado sensible, jamás sería una kunoichi. Pero había alguien que cuidaba de mí, me quería y protegía, me amaba. Y la perdí. Mi madre se fue de este mundo y me dejó con la gente que me desprecia y odio, ya sólo tenía a Hinata y debía protegerla, aunque eso generara más desprecio. No perdí a todo mi Clan y no puedo entender tu dolor, no realmente. Pero puedo ayudarte a curarlo, Naruto-kun, Sakura-chan, Kakashi-sensei. Podemos ayudarte a sanar.

—Eres tan tonta.— Le contestó al verla derramar lágrima tras lágrima. Había cedido a su dolor y las había liberado sin darte cuenta, sólo quería aliviar la presión que se generó en su pecho.— Mi camino lo decidí desde antes del equipo. El odio, el rencor, ese es mi camino. Esto es un nuevo principio, cada uno tiene un camino.

No Tienes Que Estar SoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora