Capítulo 7: la Tierra de las Olas

9.9K 741 76
                                    

Kimera observó a los ninjas que estaban detrás de Naruto, ambos llevaban máscaras que ocultaban su identidad y parecían dispuestos a hacerle daño. Al ver que el rubio no se movía de su lugar, se obligó a lanzar dos shuriken que desviaron el ataque de las cadenas a los árboles. Los agresores se notaron tensos al ver que no podían moverse por culpa de las cadenas, Sasuke no tardó en aprovechar la oportunidad logrando dar un patada a ambos ninjas dejándolos aturdidos por unos segundos. Kimera logró ver por el rabillo del ojo que uno de los ninjas se acercaba a Sakura y al constructor a gran velocidad. No lo dudó más, saltó para quedar frente a ellos dos y cubrirlos con dos kunai que intentaron defenderla de las garras de aquel agresor, pero no hubo necesidad de aquello pues alguien había tomado por el cuello a los ninjas deteniendo a ambos con mucha facilidad.

—¡Kakashi-sensei!— Gritó Kimera con una gran sonrisa en su rostro, por un momento había creído que su sensei sí había muerto y verlo frente a ella, cuidándola como él lo prometió, la reconfortó y le hizo sentir una protección que jamás había sentido antes.

—Hola.— Fue lo único que contestó como si no hubiera estado al borde la muerte.

Jutsu de Sustitución, ¡Claro!

—Naruto, siento no haberte ayudado inmediatamente, no quería que te lastimaran pero no pensé que te quedarías pasmado como lo hiciste.— Kimera captó una pizca de decepción en el tono de voz de su sensei lo que la hizo hacer una mueca viendo a Naruto.— Buen trabajo, Kimera, lograste captar la trampa y avisarme con antelación. Tú también, Sasuke, sin problemas. Igual tú, Sakura.— Kimera sonrió hacia su sensei con agradecimiento.

—Oye.— Escuchó a Sasuke hablarle a Naruto por lo que volteó a mirarlos con algo de desconfianza.

—¿Sí?— Contestó el rubio.

—No estás herido, ¿verdad... miedosito?— La Hyūga frunció el ceño, sabía que nada bueno saldría de aquella conversación.

Miró a Naruto con algo de compasión, sabía lo importante que era para él demostrar qué era tan bueno o mejor que cualquiera por lo que aquellas palabras despertaron algo en él. Su vista se fijó en el dorso de la mano de este, había una herida abierta y por ese grosor, parecía hecha con un kunai.

—¡Naruto-kun, estás herido!— Exclamó alarmada mientras se dirigía a él para revisarlo pero el rubio sólo tenía ojos y movimientos para intentar atacar al Uchiha.

—¡Naruto!— Interrumpió Kakashi deteniendo al rubio.— No te muevas. Las garras de esos ninjas tenían veneno, tenemos que sacártelo rápido.— El rubio, algo consternado, se miró la herida.— Tienes que abrir la herida y sacarlo. Está dentro de tu sangre así que no te muevas mucho, eso regaría el veneno. Por cierto, Tazuna-san, tenemos que hablar.

Mientras Kakashi presentaba a sus agresores, la chica intentaba pensar en una forma de parar el veneno mientras miraba la herida de Naruto. Al parecer, aquellos ninjas eran de la Aldea Escondida Entre la Neblina y, por lo que Kakashi les había dicho, ellos no paraban de pelear aunque eso les costara la vida.

—¿Cómo supiste de nuestra emboscada?— La pregunta que la mayoría de ahí se había hecho al fin fue planteada.

—¿Un charco? ¿En un día despejado cuando no ha llovido en semanas?— Aquella respuesta era más que obvia para Kimera.— Además, Kimera me advirtió de ella luego de haberlos visto con su Byakugan.

—En ese caso, ¿por qué dejaste que los Genin se enfrentaran en batalla?— Fue Tazuna, quien parecía algo molesto por la decisión de Kakashi.

—Pude haberme encargado desde el principio, pero entonces no hubiera entendido nada. Tenía que descubrir cuál era su objetivo... y qué sucedería después.— Contestó el sensei mirando al constructor de forma reprochante.

No Tienes Que Estar SoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora