Capítulo 28: el fin de las preliminares

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El terror creció en Hinata cuando Neji activó su Byakugan y la miró con la intención más que clara: quería hacerle daño.
Kimera temblaba en su lugar con tal brusquedad que Lee y Naruto pensaron que lo hacía a propósito. Pero no, el miedo se había instalado en ella tan fuerte, tan potente, y había creado que su mente se quedara en blanco y sólo pudiera ver a las dos figuras que estaban en aquel encuentro.

—No puede engañar a mis ojos. Hace un momento, en un leve movimiento, volteó a ver hacia la esquina superior izquierda del salón, yo la vi en ese momento. Estaba pensando en su pasado, su pasado amargo. Luego, casi inmediatamente, volteó a ver a Kimera-sama en busca de consuelo, como siempre lo hace, fue un mero parpadeo pero me reveló todo tu sufrimiento físico y mental. Está viendo a la vieja Hinata y preguntándose si está preparada para este momento, está visualizando el desenlace de la batalla. Se ve derrotada.— El miedo en las hermanas era algo que los demás no podían entender del todo.— Y la manera en que pone sus brazos así frente a su cuerpo, me dice que está tratando de construir una barrera entre los dos para mantenerme al margen. Quiere evitar que invada lo más oscuro y recóndito de su mente. ¿Por qué? Porque sabe que todo lo que he dicho es cierto. ¿Continúo?— Kimera no era capaz de ver que su compañero comenzaba a descontrolarse, furia recorría su cuerpo.— Ese hábito familiar de ponerse el dedo sobre los labios, lo hace para intentar suprimir su floreciente pánico, pero le desespera más porque sabe que es inútil. Todo es inútil, Hinata-sama. Usted es quien es, lo admita o no, y lo sabe.

—¡Ya basta!— El grito furioso de Naruto despertó a las Hyūga de aquella pesadilla que estaban viviendo. Ambas miraron al rubio con asombro.— ¡¿Quién te dio el derecho de decirle qué puede ser?! ¡Vamos, enséñale a ese tarado que está en un error! ¡Hinata! ¡¿Vas a quedarte ahí parada oyendo eso?! ¡Haz algo! ¡Me sacas de quicio!

Hinata reunió todo el valor que pudo y, con el ceño fruncido, hizo un par de posiciones de manos y luego gritó.

—¡Byakugan!— La batalla comenzó. Ambos se posicionaron en ataque del Puño Suave.—Defiéndete, hermano mío.

—Pues si así lo quieres.

Kimera apretó los barrotes y miró a sus familiares cuando la pelea comenzó. Ambos evitaron cualquier golpe que su rival lanzaba, era obvio, sus manos estaban repletas de chakra y un golpe en el lado correcto sería fatal para cualquiera. Atacaban y esquivaban con ambas manos, el choque de sus manos producía un ruido que taladraba los oídos de la peliazul menor. Continuaron moviéndose con velocidad mientras las personas de atrás hablaban sobre su Clan y lo maravilloso que era su Kekkei Genkai y la forma de atacar. Kimera se quedó de piedra al ver que Neji había logrado golpear a Hinata en un punto de chakra importante.

—No... no, Hinata...— Ella negaba con la cabeza haciendo que sus compañeros la miraran.

—Kimera, ¿qué pasa? ¿Qué tienes?

Pero no podía contestar. No cuando su hermana estaba a unos golpes certeros de perder la vida. La sangre de Hinata cayó sobre la mano de Neji haciéndola reaccionar. Pero fue tarde, el castaño evadió el ataque y golpeó un parte de su brazo que evitaría que siguiera golpeándolo. Y en ese momento, sus compañeros entendieron porqué Kimera temía tanto por su hermana. Su primo volvió a golpear a su rival mandándola lejos. Neji jamás fue tan cruel con la menor de las hermanas, siempre tuvo un rencor contra Hinata que desaparecía con Kimera.

¿Por qué, Neji-niisan?

—Escuche, Hinata-sama, estoy fuera de su capacidad, eso no cambiará. Esto es lo que separa a la élite de los fracasados. Puede que esto no le guste, pero es un hecho. Desde el momento en que dijo que no iba a huir, su destino fue sellado. Está destinada al fracaso. Y ahora, está acabada y sin esperanza. Esta es tu última advertencia, Hinata-sama, date por vencida.

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