Capitulo 1

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Dicen que al morir ves pasar toda tu vida antes tu ojos, a cámara lenta o a toda hostia. Yo no sé si eso será cierto o no, pero sin duda es lo que he sentido esta mañana en la consulta del doctor Jhon.

Hace semanas tuve migrañas, o eso creía yo, pero como soy tan anti-médicos los dejé pasar. Si tu mejor amigo es tu médico de cabecera es delito, lo sé. Pero es que odio todo eso de estar enferma, que me mediquen y cualquier cosa que me escape de mi control. Quizá es por lo mal que lo pasé cuando mi madre enfermó. Quién sabe. Pero sí, lo admito. Soy adicta a controlar la situación. No porque me guste tenerlo todo ordenado, sino todo lo contrario, porque soy un completo caos. Una artista, como diría Mark, mi chico.
Hace un par de semanas, mientras Jhon y yo tomábamos un té en mi casa, le comenté que tenía dolores de cabeza, totalmente convencida de que era por el estrés de mi etapa infértil creativamente hablando. Por haber perdido las musas. O quién sabe por qué. Pero en definitiva, no hay manera de crear una buena obra. Tras mucha insistencia, Jhon me convenció para hacerme unos tacs, se  pasó una semana recordándome que la enfermad que terminó mi madre es hereditaria y no me quedo más remedio. Esta mañana me ha tocado ir por los resultados a San Francisco, ciudad en la crecí y conocí a Jhohn.

Os lo contaré como si la cosa no fuera conmigo porque aún estoy en shock. Porque aún me da vueltas el  alma y porque aún me niego a creer que esta os voy a presentar sea yo.

Me llamó Aurora mi madre, que era una hippie de las auténticas, de las que escuchaban a los Beatles en topless en los 60, de las que luchaban por los derechos civiles, se emocionaban con la labor de Martin Luther King, celebraban la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba y lloraban por el inicio de la guerra de la Vietnam. De las que se alegraron por la existencia de grandes como Muhammad Ali, Andy Warhol, el pop art y la explosión de Bob Dylan, de ahí mi es mi espíritu bohemio y creativo. Decidió ponerme Aurora en honor a las preciosas luces del norte, más conocidas como auroras boreales. Siempre decía que no hay fenómeno más mágico en la naturaleza que ver una aurora boreal. Esa combinación de luces multicolores que nacen del cielo ponen la piel de gallina, aun viéndolas en foto.

¡ Imagináoslas en vivo! Cuando cumplí ocho años me llevó a contemplarlas. Por aquel entonces aún vivíamos en Carolina del Norte en una casita cerca del río. 

Viajamos a Whitehorse, en el territorio canadiense del Yukón, que es el lugar con más avistamiento de luces del norte del continente.

By: Anonimo_0526

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