Me despierto antes de que suene el despertador, el baño de ayer me sentó de fábula. Son las seis de la mañana y anoche me costó muchísimo dormir. No podía parar de dar vueltas a la cita de hoy.
Elijo un vestido blanco que pienso usar, porque me voy a bañar, pero me lo pongo por si hace calor en alta mar.
Natural y playero como a mí me gusta. Preparo dos sándwiches y un poco de fruta para llevar, me maquillo con un poco de colorete y tapaojeras.
Me asomo desde la ventana de la habitación y veo a Narel apoyado en su cuatro por cuatro. Son las siete y cinco. Qué puntual este hombre. —¡Narel! —digo alto pero sin gritar.
Ya bajo. Sonríe y asiente con la cabeza.—Buenos días, te sienta bien madrugar. —Me sonríe risueño y me ofrece un vaso de café que ha comprado en la estación de servicio de la entrada del pueblo.
Mi favorito, por cierto.
—Dime que no lleva leche. —No lleva leche y además es de cartón. Nada de plásticos.
¿Confías en mí? La pregunta me descoloca.
—Uy, no me asustes, que a mí el mar me da mucho respeto... —Entonces tendrás que fiarte de mí, te guste o no.
Bajamos del coche y nos dirigimos a una pequeña lancha que hay amarrada en el muelle.
Debo admitir que nunca me ha hecho mucha gracia esto de los barcos, el mar me gusta desde tierra, pero me lo callo y lo sigo. Me fío de él, la verdad es que sí.
—Dame la mano, te ayudo. Le tiendo la mano y de un pequeño empujón ya estamos encima de la barca.
Me mira y se ríe negando con la cabeza. ¿Qué te hace tanta gracia? Sonrío. Tendrías que verte la cara. Ya te vale. Le suelto y me da la risa tonta.
Espero que pilotes o conduzcas o navegues bien, como se diga.Navegar, se dice navegar. Arranca el motor y me siento rápidamente para no caerme al agua.
Empezamos a adentrarnos en alta mar y me detengo a observarlo.
Lleva un tejano corto desgastado muy clarito y una camiseta básica blanca, algo holgada y vieja. Su pelo castaño claro con reflejos rubios cae rozando sus hombros, se ha afeitado y está un poco más moreno que el otro día.
Me mira y sus ojos son más azules que nunca. Nunca había visto un chico tan guapo en mi vida, pero no solo porque a mí me guste, sino porque realmente la palabra «belleza» va con todo su ser.
¿Sabías que las ballenas macho cantan melodías preciosas para aparearse? —Qué bonito... —Las ballenas jorobadas son capaces de navegar durante semanas miles de kilómetros en línea recta y son tan precisas en su navegación como un GPS.
Jamás se desvían.
Es increíble.
Los científicos creen que las ballenas utilizan una combinación de los campos magnéticos de la Tierra y la posición del Sol u otros cuerpos celestes para orientarse, al igual que hacen otros animales.
Qué pasada. Y nosotros creyéndonos tan inteligentes aquí arriba —respondo realmente sorprendida—.
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Una mirada al océano
Teen FictionAurora es una artista libre e impulsiva que vive rodeada de velas en un precioso estudio frente a la playa de un pequeño pueblo al sur de California. Adora las piedras naturales, los gatos y andar descalza contemplando el cielo nocturno. Pero todo d...