(PAUSADA) El idiota de intercambio.

Aeropuerto.

Estábamos en el aeropuerto. En unos minutos avisarían por el parlante que mi pequeño hermano debía subir al avión. Y rayos, como deseaba que no ocurriera. Tomé de la mano a Alan y lo miré fijamente.

-Escúchame, tenemos que hablar.

-Soy todo oídos -dijo.

-Nos llamarás. ¿Vale? Prométeme que te cuidarás, y te dedicarás a los estudios. Que no cometerás ningún acto que sea malo o que te perjudique. ¡Te adoro con mi vida! Debes cuidarte. ¿Vale? Y recuerda, juntos para toda la eternidad.

-¡Obviamente, Alexa! A ti te llamaré más seguido, porque ya sabes, eres mi hermana favorita -dijo guiñándome el ojo.

-¡Idiota, soy tu única hermana!-dije riendo.

-Estimados pasajeros del vuelo de las nueve y media, en dirección a Río de Janeiro, por favor, subir al avión.

Era momento. Sentí como se me hizo un nudo en la garganta, que lo único que quería era subir con él al avión. Pero sentí que dejarlo ir, también era una forma de que fuera libre, independiente. Como un pájaro.

-Bueno familia, me marcho a mi nueva vida. Solo por un año -rió.

-¡Hijito lindo! -dijo mamá derramando muchas lágrimas.

-¡Eres grande, Alan! Y nunca lo dudes -dijo papá.

-¡Eres lo máximo de lo máximo, te amamos!-le dije llorando.

-¡Los amo!

Nos abrazamos todos, entregándole las mejores vibras. Quería detener el tiempo y quedarme allí, para siempre. Pero la vida continúa, y es momento de luchar con esto. Ya no tendría a mi hermanito en casa, pero lo tendré en mi para siempre.
Nos separamos y él agarró su bolso, se lo colgó al hombro y caminó en dirección allá. Y claro, con mamá no dejábamos de llorar en los brazos de papá. Mientras él derramaba lágrimas levemente. Y ahí desapareció. Desapareció entre la gente. Sé que triunfará. Él puede con todo.
De camino a casa, estuvo todo muy callado. Nadie decía nada. Y bueno, es que estábamos todos con el corazón destrozado. Alan le da vida a nuestra familia. Además él es un gran hermano, siempre hemos estado juntos, es alegre, es muy chistoso y es muy sabio. Sus consejos son los mejores. Sin duda, es como mi mejor amigo. ¿Y qué mejor? Es de mi misma sangre.
Al llegar a casa, cada uno fue a su cuarto. Apenas llegué al mío, me di cuenta de un sobre encima de mi cama. Me senté y lo abrí. Era una carta.

Querida idiota, o ridícula, da igual, todas te representan:

Eres una hermana genial. Eres una persona bellísima. Y jamás lo dudes. Es necesario este viaje a Río, para encontrarme a mi mismo, alimentarme con nuevos conocimientos y ya sabes, quizás encontrar el amor. Tranquila, también llevaré un brasileño para ti. Jajaja, bromeo. Quiero que sepas que te amo con toda mi ser, y que este viaje no disminuirá nuestra conexión tan hermanable. Eres y siempre serás la persona más importante en mi vida. Así que, a disfrutar se ha dicho. ¡Aprovecha de salir con chicos! Y recuerda... juntos para toda la eternidad.

Te ama, el joven más apuesto
que conocerás en tu vida.
Mejor dicho, tú pequeño hermano.

Derramé miles de lágrimas de emoción. Y es que es cierto que nos amamos. Es un gran hermano. Sé que puedo confiar en él al cien por ciento. Y me hace totalmente feliz saber eso.

Mañana era era último día de vacaciones. Lunes, a clases. Y digamos que no me molesta ir a clase, claro, porque tengo a mis grandes amigas. Emma y Teressa. Son las mejores del mundo. Siempre fuimos muy unidas. Cuando éramos pequeñas, soñábamos con ser grandes e ir de fiestas. Y ahora que somos adolescentes, soñamos con ser adultas y tener nuestra familia. ¿Qué soñaremos cuando seamos adultas? Nadie lo sabe, solo nosotras cuando lo seamos. Me gusta mi vida. Me gusta mi familia, mi casa, me gusta mis amistades, la escuela, nada me molesta o me estorba. Al menos eso creo. Siempre he obedecido en todo a mis padres, no soy alguien de involucrarse en líos. Soy calmada y feliz. Me siento satisfecha con mi forma de ser.