Primer día de clases.

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Desperté y estiré el brazo hacia la mesa, para apagar la alarma. Las ocho de la mañana. Recordé que hoy tenía clases. Me levanté y me acerqué al armario para sacar ropa y luego ir a ducharme. Debía comenzar este día con todas las ganas del mundo. Lo único que me faltaba era desayunar.
Eran las ocho con diez minutos y bajé. Mamá me estaba colocando el plato con cereales en mi sitio de la mesa.

-Buen día-dije sonriéndole.

-Hola hijita, despertaste muy temprano.

-Es que quiero llegar temprano hoy a clases.

-Ven, siéntate, de inmediato traigo la leche.

Me acerqué y me senté. Al lado de mi comida había un regalo. Era cuadrado. Me pregunto para quien será.
Llegó mamá y abrió la leche para colocársela a mi cereal.

-¿Y papá? -pregunté.

-Hija, todos están durmiendo. Debes saber que es muy temprano.

-Uh, lo sé.

Tomé la cuchara y metí cereal con leche a mi boca. Estaba exquisito. Y es que tenía mucha hambre, y este cereal es mi favorito.
Aún seguía con la intriga del regalo. Necesitaba preguntarle a mamá.

-¿Y este obsequio?

-Es para ti -dijo mientras se sentaba a mi lado.

-¿Para mi? ¿Y de quién?

-Así es, yo te lo hice.

Sonreí ansiosa. Amo los regalos.
Rompí el papel envoltorio y noté que era un libro. ¡Era el libro que estuve viendo durante mucho tiempo! ¡Ese que tanto deseaba! Al fin, ya estaba en mis manos. Lo abrí y olí sus hojas, y es que amo el olor.

-¡Muchísimas gracias, mamá! Lo he estado deseando por meses -dije atónita por esta sorpresa.

-Lo sé hija. Es por eso que te lo quería dar hoy, para que comenzaras el día con alegría.

-¡Ay, que linda que eres! -la abracé y le di un beso en su mejilla.

-Ahora termina el desayuno. ¡Hoy será un buen día!

-Muchísimas gracias, eres la mejor. Ve a dormir.

-Te amo -dijo depositando beso en mi frente.

-Yo a ti -le dije mientras veía como iba subiendo las escaleras.

Al fin, terminé el libro anoche, y ahora tengo otro. El conocimiento corre por mis venas. Hoy si que será un buen día. Además, debo contarles a mis amigas sobre este chico que está viviendo en mi casa. Suena raro decirlo.
Vi la hora y eran las ocho veinticinco. Agarré mi bolso, guardé el libro dentro de él, me aseguré de que tener las llaves y salí. El día estaba maravilloso.

(...)

Llegué a la escuela. Había mucha gente fuera de ésta, esperando el sonido de la campana que indicaba el ingreso. Al parecer, no era la única que había llegado temprano. Todos estaban con sus grupos de amigos. Yo estaba buscando con la mirada a Emma y a Teressa para ver si es que habían llegado. Por suerte, a lo lejos, logré ver a Emma. Sonreí por instinto. Caminé entre la multitud hasta llegar a su lado y la abracé con todas mis fuerzas.

-¡Alexa! -dijo mientras me apretaba con fuerzas.

-¡Emma! -dije sonriendo.

Luego nos soltamos y nos quedamos viendo.

-¡Que linda que te queda esa camiseta! -me dijo sonriendo.

-¡Gracias! Te extrañé tanto -le dije.

(PAUSADA) El idiota de intercambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora