Segunda temporada: ¿Entonces...?

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Estábamos afuera de la casa, sentados, mientras mirábamos al frente. Yo tenía mi cabeza apoyada en su hombro, mientras él inclinaba su cabeza para estar de cierta forma, "unidos".

-De todas formas nunca me gustó Valentín-confesó entre risas.

-¿Qué? ¿Por qué?-pregunté.

-Porque era muy distinto a ti. Además que, no era yo-rió.

-¡Venga! Valentín es un buen chico y me siento muy mal por lo que hice.

-Pero no te arrepientes-me interrumpió.

-Exactamente... ¿Y tú?-pregunté.

-¿Yo qué? ¿Si me arrepiento?-preguntó.

-No, no.

-No me arrepiento-confesó.

-Me refiero a que... ¿Le contaste lo del beso a Fiorella?-pregunté.

Los segundos parecían eternos y yo obviamente no tengo paciencia.

-¿Para qué?-preguntó desinteresado.

-Es tu novia.

-No.

-Bueno, así se la presentaste a la gente de las carreras. Incluso te llama "Amor".

-Ojalá tú volvieras a llamarme así-soltó separándose de mí y mirándome fijamente.

-¡Basta, Isaac, es en serio! ¿Acaso no ves que estoy mal con lo de Valentín?-le dije molesta.

-Que sí, pero ya está. Además, era obvio que iba a pasar-se encogió de hombros.

-¿De qué?

-¿Acaso no sabes?-preguntó.

-¿Ah?-dije desentendida.

-Alexa, nosotros vamos a volver. Tarde o temprano, pero estaremos juntos de nuevo. ¿Sabes por qué?

-¿Por qué?-dije tragando mientras mi corazón latía con fuerzas.

-Porque estamos destinados, y eso ni tú, ni yo podemos cambiarlo-finalizó con una sonrisa torcida.

Estaba molesta por su actitud.

-¿Sabes qué?-pregunté desafiante.

-¿Qué?-preguntó entretenido.

-Eres un cobarde-dije alzando una de mis cejas.

Le había tomado por sorpresa mis palabras, y su rostro era muy evidente.

-¿Qué?-preguntó impresionado.

-Que eres un cobarde-respondí segura.

-¿Por qué dices eso?-preguntó.

-Porque yo terminé toda una relación, todo por un beso contigo, ¿y tú? En cambio tú, sigues haciendo como si nada hubiese ocurrido. Sigues con la idiota de Fiorella, siguen creyendo todos que es tu novia, hasta ella misma-dije mirándolo fijamente.

Él hizo esa típica sonrisa torcida que me apretaba el estómago y me llenaba de mariposas.

-¿Quieres que deje a Fiorella...?-preguntó entretenido.

-¡Isaac!-dije riendo.

-¿Quieres que la deje para que así estemos juntos?-preguntó sonriente.

-¿Cuando pararás?-dije riendo.

-Cuando me digas lo mucho que me deseas-dijo acercándose lentamente a mí.

Mi corazón comenzó a latir con rapidez y mi respiración se aceleró, colocándome inmediatamente con la temperatura muy alta.

-Isaac, yo...-dije en un susurro.

-Shh-dijo mientras se acercaba poco a poco a mis labios.

Valentín...

-¡Isaac, para!-dije alejándome.

No podía hacerle eso a Isaac. Sería faltarle el respeto nuevamente, y eso ya no lo podía volver a hacer. Debía respetar al menos el tiempo que llevábamos separados, que prácticamente eran un par de horas.

-¡Venga, Alexa!-dijo acompañado de un suspiro pesado.

-No corresponde que me bese contigo si recién terminé con Valentín...-dije jugando con mis manos.

-Está bien, pero te aviso... En menos de un mes, volveremos a estar juntos-dijo con toda la seguridad del mundo.

Esa actitud me encantaba de él. Siempre muy arriesgado y seguro de las cosas que decía. Me provocaba interés.

-Esperemos que no estés con Fiorella-le sonreí.

-Oh, Cariño, eso lo soluciono hoy mismo-dijo sonriéndome.

Me levanté del sillón con una gran sonrisa en mi rostro, mientras no despegaba mi mirada de los bellos ojos de Isaac. Esos ojos que me enloquecían.

-Gracias por apoyarme...-dije seria esta vez.

-Siempre estaré para ti-dijo mirándome fijamente.

Sus ojos me transmitía algo increíble. Sentía que me quería besar allí mismo, y era inevitable sentirlo. Además que yo también lo quería, pero no podía. La moral no me dejaba.

-Buenas noches-le sonreí.

-Descansa-respondió.

Cuando me iba a dar la media vuelta, me tomó del brazo y me acercó a él, con una agilidad y destreza impresionante.
Lo quedé mirando con el ceño fruncido, confundida y luego, lo miré con atención.
Se me acercó lentamente y depositó un dulce y suave beso en mi mejilla, colocándome roja por los nervios.

-Buenas noches-susurró.

-Duerme bien-contesté con una sonrisa.

Me di la vuelta y subí a mi cuarto, con el corazón latiendo a mil por hora.

(PAUSADA) El idiota de intercambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora