(PAUSADA) El idiota de intercambio.

Segunda temporada: Tortura.

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El agua caía por todo mi cuerpo, desplazándose intentando tranquilizarme, pero la verdad es que no me funcionaba.

Pasaba mis manos por mi cabello, mientras sentía la espuma por mis manos, y veía cómo caía a algunas partes de mi cuerpo y al piso.

De pronto, los recuerdos se metieron en mi mente como si me hubiesen insertado un pen-drive.

Recordé cuando fui por primera vez a su hogar, y conocí a la familia. Recuerdo que me había presentado como su amiga, y me llevó al techo y nos quedamos por horas conversando sobre la vida, conociéndonos cada vez más.

Me sentía tan contenida por él. Y es que luego de Isaac, sentía que me iba a quedar sola para siempre, pero llegó él, y no precisamente para ser el amor de mi vida, sino para enseñarme que se puede. Que puedo seguir mi vida, que puedo volver a sentir.

Se situó una imagen en mi mente. Y fue cuando estábamos en su cuarto, luego de haber ido a tomar helado porque yo me sentía un poco triste por todo lo que tuve que dejar atrás. Y recuerdo que estuvimos en su cuarto, de noche, sentados en la cama, y me miró con esos ojos que me hicieron sentir querida. Me miró, preguntándome tan sólo con una mirada, si es que me podía besar.

Recuerdo exactamente cómo me hizo sentir el tacto de su mano con mi piel. Me había echo sentir como nadie lo había logrado. Y eso era algo que me emocionaba cuando estaba con él. Y es que esa forma de ser tan caballero, era lo que más me atraía. Siempre preocupado por mí, haciéndome sentir bien, diciéndome cosas lindas.

Recuerdo también cuando fui a la peluquería para que me hicieran algún tratamiento para el cabello, y no me había gustado como me había quedado. Entonces, llegué a donde él con el pelo espantoso y lo miré con puchero, y él me despejó el cabello del rostro y me mencionó lo muy linda que me veía.

También cuando estuve en sus brazos mientras veíamos una película, y de pronto se me cruzó por la mente, presentárselo a mamá, lo cual sentía que era un paso muy grande, pero en verdad que lo quería hacer. Quería que mamá lo conociera, que supiera que estoy bien, que conocí a alguien magnífico.

Estuve cerca de 2 semanas considerándolo. Pensando en sus pro y en sus contra. Él ya me había presentado a su familia, y sentía que le daba un poco de tristeza el hecho de que no conociera a la mía. Entonces, luego de pensarlo bien y analizarlo para saber si era una buena decisión, me di cuenta de que sí lo era. Así que lo lleve a la cocina mientras le preparaba el almuerzo y le dije sutilmente que quería que me acompañase a mi casa para presentarle a mamá. En tan sólo segundos me tomó en brazos con una sonrisa gigante y me besó entusiasta. No podía creer lo que le había dicho.

También recordé junto con aquel momento, justo el día antes de venirnos para acá. Cuando estábamos en su living, con las maletas listas, y él se sentía demasiado nervioso por conocer a mamá. Todo el tiempo me preguntaba que si le iba a agradar, me preguntaba cómo tenía que ir vestido, me preguntaba que cosas no debía y debía decir. Absolutamente todo. Los nervios en él eran gigantescos. Y yo decidí calmarlo con un dulce beso, mientras nos llegaba el sol de la tarde.

Apagué la ducha, y me envolví en la toalla, sintiéndome inmensamente culpable por haberle hecho tanto daño a alguien, que intentó reparar el daño en mí. Me sentí muy mal educada, muy cruel, poco empática, me sentía terrible. Había sido muy mala con él, pero es que en serio que no podía seguir mintiéndole y mintiéndome. Yo sabía que seguía enamorada de Isaac y que nunca iba a dejar de estarlo, sólo que encontré que haber sentido eso por Valentín era perfecto para olvidarlo. Inconscientemente intentaba reprimir mis sentimientos por Isaac y hacerme creer que Valentín era el indicado, pero en el fondo sabía que no era así, sólo que no quería asumirlo. Me dolía la verdad, y sabía que debía admitir que estaba profundamente enamorada de Isaac y eso debía decírselo a Valentín, porque no era justo estar con él pensando en alguien más. A mí no me hubiese gustado que él estuviera conmigo para intentar olvidar a alguien, es por eso que tuve que decírselo.

Me miré al espejo y respiré profundamente. Ya era momento de continuar con mi vida y dejar de hacer tanto daño.