Tras el intercambio de Alan, el hermano de Alexa, llega un nuevo chico a vivir con su familia. Isaac, un joven totalmente apuesto, pero un completo idiota rodeado de problemas. Alexa e Isaac, dos personas muy diferentes, pero con un sentimiento en c...
Me miré por última vez en el espejo y sonreí. Me sentía muy atractiva y tenía unos extraños nervios porque me viera así Isaac.
Salí del cuarto, respiré por última vez profundamente y me decidí a bajar las escaleras. Fue ahí, en donde me paré frente a ellas y abajo, vi como estaba Isaac parado, en su móvil.
Fui bajando, haciendo crujir los tablones y de inmediato la mirada de Isaac se posó en mí con desesperación. Apenas hicimos contacto visual, vi cómo se formó una leve sonrisa en su rostro, revolviéndome todo el estómago. Sus ojos me recorrían de pies a cabeza y me robaban el aliento junto con el alma. Me sentía incómoda porque su mirada estaba siendo muy penetrante, pero aún así, me gustaba.
-¡Wow...!-dijo en casi un susurro.
-¿Qué tal?-pregunté llegando abajo.
-Una vuelta-pidió.
Me di una vuelta para que así me pudiera observar mejor, y cuando quede frente a él, tenía los ojos abiertos de par ene par.
-¿Vamos?-pregunté sonriente.
-Vamos-respondió sintiéndome torcidamente.
(...)
Me abrió la puerta del bar, para que yo entrara primero y así fue. Entré y seguido entró Isaac, quien se veía extremadamente guapo. Como siempre. Todas las miradas estaban atentas a nuestros cuerpos, quienes entraban con ánimos y sonrientes a aquel bar.
-¿Por qué nos miran tanto?-pregunté.
-Te miran a ti.
-¿Ah?-pregunté desentendida.
-Hace mucho que no vienes, y además te ves preciosa-dijo mientras caminaba.
Bajé la mirada mientras caminaba, mirándome las zapatillas y con las mejillas ardiendo, ruborizadas y con una torpe sonrisa de enamorada.
Levanté mi mirada y la vi.
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Al parecer, alguien le había dicho que estaba allí, en el bar. Y su mirada cambió impresionantemente. Su rostro parecía haberse desfigurado por la molestia que le causaba tan sólo mi nombre.
"Alexa...".
Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza, con un toque de envidia, pero no me importaba. Además, luego miró a mi lado y vio a Isaac. "Su chico", como solía decirle. De seguro me estaba odiando, pero a mí me daba igual.
Caminamos hasta llegar a la barra y noté que Isaac no la había saludado y ella había tragado en seco, incómoda con la situación.
-¿Qué pedirás?-me preguntó dulcemente.
-Lo de siempre-le respondí.
-Dame dos cervezas-le dijo Isaac al chico de la barra.
El barman asintió y luego nos miramos con Isaac. Sus ojos brillaban increíblemente y me encantaba verlo así. Incluso, podía asegurar que tenía las pupilas más dilatadas de lo normal.