Competencia nocturna.

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Eran las ocho de la tarde. Y estaba abriendo recién los ojos.
Me topé con la sorpresa de que estaba durmiendo en el pecho de Isaac.

-Al fin despertaste-dijo con su voz ronca

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-Al fin despertaste-dijo con su voz ronca.

Abría lentamente mis ojos. Aún el sueño me consumía, al igual que la pereza.

-¿En qué momento me dormí?-pregunté desorientada.

Sentí como su pecho se agitaba, ya que reía por mi pregunta.

-Dijiste que estabas cansada, entonces me acosté aquí contigo, te hice cariño en el pelo y te moriste.

-¿En serio?-pregunté entretenida.

-Ajá. Tu madre salió apenas terminó de desayunar.

-¿Sabes a dónde fue?-pregunté mientras me sentaba.

-Ni la menor idea.

Noté la hora en el reloj, y supe en milésima de segundos, que no podría dormir en la noche. La verdad es que siempre me pasa. Cuando despierto muy tarde, luego no logro dormir.

-Alexa-dijo.

Yo me estaba levantando, aún algo dormida. Me rasqué la cabeza y lo miré. Se veía tan lindo allí en mi cama.

-Dime-dije con voz de sueño.

-Te tengo una sorpresa.

Fruncí el ceño junto con una sonrisa.
Amaba las sorpresas, y es que causan un sentimiento tan genial. Como de ansiedad y emoción. Me encantan.
Entonces, lo miré fijamente, sin poder parar de sonreír.

-¿Ah, sí?-pregunté.

-Ajá-dijo sonriendo torcidamente.

-¿Y qué sería?-pregunté mientras me cruzaba de brazos.

-No te puedo decir, sino, deja de ser sorpresa-dijo entretenido.

-Buena respuesta...

Él me miró, sonrió y se dignó a hablar.

-Sólo te diré que prepárate, porque saldremos y la pasarás genial.

-¿A qué hora nos vamos?-pregunté sonriente.

-Cuando estés lista. Mientras antes, mejor. 

Sonreí como una niña pequeña, y brinqué mientras celebraba de emoción. Estaba muy ansiosa, y me daba mucha curiosidad. Además, como había dormido, me encontraba con mucha energía.

-Espérame quince minutos y vamos-dije segura.

Él me respondió con una sonrisa torcida, se levantó de la cama y se retiró del cuarto, dejándome sola, con una gran sonrisa en el rostro.

(...)

Íbamos en la moto de él. Yo tenía rodeada su cintura con mucha fuerza, ya que estaba manejando velozmente y la rapidez me empujaba hacia atrás.
Esquivaba con mucha facilidad a los autos que se encontraban en el camino.
Yo miré hacia arriba, con un poco de dificultad por el casco, pero pude apreciar como la noche se encontraba despejada, y llena de estrellas.
Estaba disfrutando mucho ese momento. Muchísimo. Sentía algo en el pecho completamente inexplicable, pero genial.
En eso, me doy cuenta de que doblamos a la izquierda, por un camino de tierra en donde estaba todo oscuro, y lo único que nos ayudaba era la luz de la moto.
Yo estaba algo nerviosa. No me imaginaba que podía ser. Estábamos en un sitio en donde no había más que tierra y uno que otro árbol.
En eso, continuamos el camino cerca de unos cuarenta minutos.
La ansiedad cada vez se hacía más potente y sentía que me llegaba a consumir.
Luego, nuevamente dobla a la izquierda, pero esta vez, comencé a escuchar muchos ruidos de personas y motores.

(PAUSADA) El idiota de intercambio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora