Capítulo11.

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Al fin sábado. Aún me encuentro acostada ¿La razón? La noche anterior apenas si había podido pegar ojo y eso se debía a que luego de ver a mi madre comencé una batalla interna entre si debía marcarle a Uriel y arreglar las cosas o si dejarlas como estaban, después de todo él había hecho cosas por mí y me había abierto los ojos, pero también se había metido en mi vida privada sin consultarme. Miré mi móvil y vi que eran las doce del mediodía.

Mientras me levantaba de la cama con algo de cansancio aún, fui hasta la cocina y me preparé algo liviano de almorzar. Prendí la tele y en la pantalla apareció Uriel dando una entrevista. Cambié de canal, ya suficiente tengo con verlo los días de semana en la oficina y proseguí con mi almuerzo.

Al cabo de un rato, ya no lo resistí más, tragué mi orgullo y le marqué.

-¿Hola? -Preguntó Uriel con voz adormilada después del tercer tono.

-U... Uriel, soy Vanina. -Digo nerviosa, de pronto sentí la necesidad de hacer un pozo y esconderme.

-Señorita Smith, es sábado, ¿Qué necesita? -Respondió indiferente. Algo dentro de mí se rompió, ¿Escuchan eso? Creo que fue mi corazón, ok, creo que exagero.

-Solo llamé para pedirte una disculpa, tú lo único que intentaste hacer fue ayudarme y yo te lo eché en cara. -Digo arrepentida.

-¿Algo más? -preguntó indiferente.

-Pues... -Me quedé pensando un momento, la verdad es que esperaba que las cosas fueran de otro modo, pero él se comportaba algo frio- Si, gracias, gracias por todo lo que hiciste por mí. Gracias por decirme lo de Jeremy y te vuelvo a pedir perdón por como te traté ayer, me molestó que urgaras en mi vida privada sin mi consentimiento.

-De acuerdo. -Su voz por el teléfono sonó menos fría, algo dentro de mí se tranquilizó.

-Ahora si, no quiero ocupar más...

-¿Qué harás en un rato? -preguntó cortándome.

-Nada importante, ordenar un poco y adelantar trabajo supongo. -Respondo sin pensarlo mucho.

-Preparate que en un rato paso por ti.

-¿Qué? Pero... -No alcancé a terminar ya que me cortó.

Terminé de almorzar, lavé las cosas y me interné en mi cuarto para buscar algo que ponerme. Conforme pasaban los minutos más nerviosa me ponía. Terminé de ponerme un jean azul, mis convers blancas, con una camiseta blanca, una pashmina de cuadros y mis lentes de sol, estábamos en primavera y el clima era indeciso. Cepillé mi cabello dejándolo suelto. Cuando terminé, me contemplé en el espejo y quedé satisfecha de como me veía justo el timbre sonó.

Sentí mi corazón latir a mil, corrí hacia la puerta y allí me encontré con Uriel. Al verlo se me tildaron las neuronas, no podía hacer más que mirarlo. Llevaba el pelo algo desordenado ya que había venido en su Audi descapotable, se había dejado la barba y vestía una camiseta blanca que se ajustaba a su cuerpo trabajado a la perfección y unos jeans negros con zapatillas al tono.

-¿Estoy bien así o voy muy casual? Dime y me iré a cambiar de inmediato.

-Así estas perfecta. Vamos.

Luego de tomar mi bolso y una campera por si refrescaba, nos subimos al auto y Uriel comenzó a conducir.

Condujo durante un rato hasta que llegamos a una feria donde había distintos juegos mecánicos incluida una montaña rusa.

Bajamos y comenzamos a recorrer el lugar.
-¿Te has subido a alguna montaña rusa alguna vez? -me preguntó divertido mientras camina a mi lado.
-Jamás. -Respondo viendo como daba vueltas- Me dan miedo.
-Ven, vamos.
-¿Qué? -Dije agrandando mis ojos- No, ve tú, yo te espero aquí.
-Vamos, vas a ver que no es nada, además no dejaré que nada te pase ya que estaré a tu lado. -El solo escucharlo decir aquello hacía que me sintiera mariposas en el estomago, de pronto me di cuenta que lo que estaba sintiendo no estaba bien, él es mi jefe y no puedo dejarme llevar por lo que mi cabeza persibe, él solo esta siendo amable y nada más.
-De acuerdo. -Respondo con una sonrisa forzada.
Uriel pagó las entradas y cuando fue nuestro turno subimos.

Al principio parecía que me iba a morir por el vértigo, cuando quise darme cuenta, nuestras manos estaban entrelazadas, él también pareció darse cuenta, me encontraba riendo ya que al verlo a Uriel disfrutando como un niño me ánimo a hacerlo también.

Mi ángel.®✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora