Maratón 4/5.
Llegamos al estacionamiento del centro y luego de que Uriel me abriera la puerta de su coche subí y lo hizo él. Arrancó el auto y lo puso en marcha.
Mientras recorríamos las calles, observaba por la ventana sin prestar mucha atención mientras las lágrimas no dejaban de brotar, luego de un rato me di cuenta de que estaba tan metida en mis pensamientos, que no presté atención que las casas de clase media habían quedado atrás y me encontraba en un barrio residencial con casas enormes.
-¿Donde estamos? -pregunté desorientada rompiendo el silencio mientras me secaba las lágrimas con ambas manos.
-Estamos yendo a mi casa.
-¿Por que? -pregunto acomodándome en mi asiento.
-Por que necesitas descansar, además si llega a pasar algo me agradecerás tenerme cerca. -Quise persuadirlo, eso no era correcto, pero sabía que sería inútil, además por más que no quisiera admitirlo él tenía razón.
-Llegamos. -Anunció apagando el motor.
Al observar por la ventana me encontré frente a una elegante casa de dos plantas.
Uriel me tomó de la mano sintiendo una electricidad rara y me guió hacia la entrada. Abrió la puerta y al ingresar me encontré con un living amplio y elegante, en las paredes había fotografías de él y por lo visto de sus padres, pues Uriel tenía un parecido con la mujer que posaba junto a él y otro hombre.
-Ven. -Dijo Uriel apoyando su mano en mi espalda provocando que un hormigueso se esparciera por mi piel y guiándome hasta la cocina.
Al llegar había una señora de mediana edad preparando algo.
-Daiana. -Llamó Uriel.
La mujer se dio vuelta e inmediatamente una sonrisa se dibujó en sus labios.
-Hola mi niño. -Respondió de forma maternal. Dejó lo que estaba haciendo y se acercó a nosotros secándose las manos en el delantal.
-Daiana, te presento a Vanina Smith, ella es mi nueva secretaria.
-Encantada mi niña. -Dijo amablemente la mujer.
-Lo mismo digo señora.
-Nada de señora, llámame Dai, -Dice y tomo la mano que me extendió a modo de saludo- ¿Comerán aquí?
-Si, mientras la cena está lista le mostraré a la señorita Smith su habitación.
-De acuerdo. -Contestó volviendo a su quehacer.
Volvimos a la sala y en uno de los costados había una escalera que guiaba a las habitaciones.
Al llegar arriba, me encontré con un pasillo con un montón de puertas, me guió por el pasillo y en una de las puertas se detuvo, la abrió y dejó que ingresara primero.
La habitación era amplia, con una gran cama, frente a ella un ventanal por donde se filtraban las últimas luces del día, me terminó mostrando el baño interno el cual era el tripe que el mío con bañera y ducha apartes y por último me mostró un closet, el cual parecía que estaba a medio llenar, si bien había ropa nueva sin usar (Aún llevaban etiquetas), zapatos y carteras había una pared con estantes y cajones completamente vacíos.
-Puedes usar lo que quieras de aquí. -Dijo sin quitar su vista de mí.
-Gr...Gracias. -Digo nerviosa, por mi mente cruzaban miles de preguntas, pero sobre todo de quien serán todas estas cosas.
-Acomodate tranquila, yo iré abajo a ver como va la cena.
-Esta bien. -Digo acercándome un poco -Uriel... -Lo llamo antes que desaparezca por el pasillo- Gracias.
-De nada pequeña. -Me dedicó una sonrisa la cual correspondi.
Una vez quede sola, me desvesti, entré al bañó y después de abrir la ducha dejé que el agua me relajara.
Pasaron quince minutos cuando recién sentí que mis músculos se relajaron, mi ánimo no había mejorado mucho más, aún me sentía como si un cuchillo atravesará de lado a lado mi cuerpo, solo rogaba por que mi madre se recuperara. Cerré la llave y luego de envolverme el cuerpo con una toalla fui hasta el closet. Tomé ropa interior de uno de los cajones, luego de colocármela, tomé un short con una remera de tirantes, me sequé el pelo, lo cepille y lo amarré en una trenza.
Estaba a apunto de bajar cuando llamaron a la puerta.
-Pase.
-La... -Uriel abrió la puerta, pero se paró en seco observándome detenidamente, por un segundo sentí ganas de volver a ver mi aspecto en el espejo- La cena ya está lista.
-Gracias, enseguida bajo.
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Mi ángel.®✔
Romance¿Qué pasaría si de un día para otro te quedas sin trabajo y tu estabilidad económica se ve afectada con un montón de deudas y con gastos médicos? ¿Aceptarías la ayuda de un ángel? ¿Serías capaz de afrontar la adversidad para ser feliz? Esta es mi hi...