Capítulo31.

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-¿Queres jugar a las muñecas? -preguntó la niña sosteniendo dos muñecas de trapo en sus pequeños brazos.

-Mmm -Simulo que lo pienso para luego asentir sonriendo- Claro.
Ella me la tendió y comencé a jugar metiendome de lleno en lo que la niña imaginaba.

Aquello me recordó a cuando era pequeña, cuando jugaba en casa de mis abuelos, pero la vida me enseñó de golpe que los sueños no siempre se hacen realidad. Con la niña jugamos hasta que se aburrió.

-Te la has metido en el bolsillo. -Comentó la tía de Uriel.

-Es una niña dulce. -Digo con una sonrisa.

El día transcurrió animadamente, escuchando atenta a las anécdotas que contaba Mercedes de cuando Uriel era pequeño haciendo que en algunos momentos debiera limpiarme las lágrimas de mis mejillas debido a la risa que las provocaban. Al observarlo, en su rostro se notaba la molestia debido a que algunas historias eran, según él, vergonzosas.

-¿Te gustaría ir por un helado? -preguntó llevándose una mano a la nuca algo nervioso aprovechando que quedamos un momento a solas.

-¿Te refieres en plan de cita? -pregunto sería, aunque por dentro podía sentir la espectativa crecer.

-Si... No... Yo... -Realmente estaba nervioso- Necesito que hablemos, en privado.

-De... De acuerdo. -Respondo, intentando sonar tranquila.

Luego de preprararnos y de despedirme de todos, Uriel y yo nos pusimos en marcha.

Llegamos y antes de poder moverme, Uriel corrió a abirme la puerta del copiloto.

-Gracias. -Digo caminando a su lado con su mano a pollada en mi espalda haciendo que mi pulso se acelerara.

Entramos en el local y luego de tomar asiento en una de las mesas contra la ventana, Uriel fue a hacer el pedido. Después de varios minutos tomo asiento frente a mi.

-Bien. Sobre que es lo que quieres hablar. -Suelto directa.

-Yo...Pues... -Dijo mirando al piso.

-Uriel... -Digo llamándolo para que me mirara, era hora de hablar sobre todo lo ocurrido en las últimas veinticuatro horas.

-Se lo que vas a decirme, y realmente siento haberte puesto en un predicamento esta mañana. -Dijo mirándome directo a los ojos- Pero... creo que tanto tú como yo sabemos que hay algo entre nosotros, -el escucharlo hablar hací, hizo que mi sangre se diluyera- deseo, pasión, llamalo como tú quieras y no podemos hacer la vista a un costado, al menos yo no.

-¿Y que sugieres entonces? -Digo tragando con dificultad al darme cuenta que me encuentro anciosa.

-No sé, podríamos... Intentarlo. -Al estudiar su rostro noté que se veía nervioso, sin duda ambos teníamos los mismos recelos.

-Ponele que acepto, ¿Qué sucede si no nos va bien? -Digo mirando al frente por un segundo para luego volver a verlo- Me refiero a...

-Seguirás teniendo tu puesto en la empresa, no debes de preocuparte, se que lo necesitas, en el caso que no funcione ya nos las arreglaremos. -Respondió sin apartar su vista de la mía- ¿Entonces qué dices? ¿Aceptarías ser mi novia?

-De acuerdo. Acepto se tu novia. -Respondí haciendo que él sonriera de lado lo que provocó que mi corazón diera un vuelco.
Sin siquiera ser consciente de mis actos, me acerqué a Uriel plante mis labios contra los suyos haciendo que se sorprendiera e inmediatamente me lo respondiera.

Mi ángel.®✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora