Capítulo21.

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Nos pasamos la tarde conversando, de todo un poco poniéndonos al tanto. Me contó que el chico que conoció se llama Julian, es Argentino y estudia veterinaria.

Yo por otro lado, aún procesaba la información que me había dado Sam. De a poco todo iba tomando forma dentro de mi cabeza y cada pieza del rompecabezas comenzaba a tomar forma aunque aún faltaban unas cuantas para terminar de armarlo.

-Es un desgraciado. -Dijo molesta después de que le contara todo lo que me enteré de Jeremy- No te preocupes, allí afuera hay un millón de hombres guapos y caballeros esperándote.

-Por el momento no me interesan. -Digo riendo.

-Ya es hora de que te dejes cuidar.

-No se, quizás más adelante.

Cuando llegó la noche, ya me encontraba sola, pues Sam hacía rato que se había marchado a su casa, pues aún no había visto a sus padres.

Luego de tomar una ducha me acosté e intenté dormirme, pero Uriel aún rondaba mis pensamientos como cada bendita noche.
Definitivamente debía alejarme de él, era lo mejor, ya había sufrido demasiado y por mi parte sentía que estaba abusando de él al dejar que se hiciera cargo de mi madre, ella era mi responsabilidad.

A la mañana siguiente, me levanté con la sensación de no haber dormida nada. Me vestí y luego de desayunar sin mucho ánimo emprendí mi viaje hacia mi trabajo, rezando por no cruzarme con Uriel, pues no me sentía preparada aún para enfrentarlo.

Llegué a la oficina y Beti aún no había llegado. Mientras me acomodaba, el teléfono comenzó a sonar.

-Alastor. -Atiendo.

-Comuniqueme con Uriel.

-Disculpe, pero él no se encuentra. -Lo constaté cuando fui a anunciarle mi decisión- Si quiere le puedo tomar el recado.

-Dile que lo llamó Elizabeth, que ya estoy en la ciudad y más tarde iré a verlo.

-De acuerdo. -Respondí y automáticamente mi cabeza empezó a llenarse de dudas.

Luego de cortar seguí con mi lavor intentando concentrarme.

Una hora después Uriel pasaba por enfrente de mi escritorio.

-Buen día Señorita Smith. -Ahora entendía con que se refería a alejarse. Escucharlo hablar así provocó una punzada en el pecho. Era lo mejor.

-Buen día señor Alastor. -Respondo indiferente- Llamó Elizabeth.
Al decir esto se paró en seco.

-¿Dijo que quería? -preguntó volteándose a medias.

-Dijo que ya estaba en la ciudad y que más tarde pasaría a verlo.

-De acuerdo, gracias.

Sin pronunciar alguna palabra más, volvió a girarse y prosiguió su camino. Yo me quedé en mi lugar viendo como se alejaba mientras mi cabeza se volvía a llenar de dudas, en principio, cuando me conoció, ¿Por qué no me dijo que estuvo casado? Y lo que más me dolió, ¿Por qué me llevó a su casa? Si sabía el motivo, pero nunca me marginé que él pudiera haber pasado por algo así. Ahora entendía por que no llevaba a ninguna mujer a su casa.

Estaba escribiendo en mi ordenador cuando una mujer pelirroja, alta y de ojos verdes, vestida provocativamente con un vestido que no dejaba mucho a la imaginación, salió del ascensor privado de Uriel. Al verla un vacío se instaló en mi estómago.

-Busco a Uriel.

-¿De parte de quien? -pregunto ya que Beti decidió faltar justo cuando hay más trabajo del que normal hay.

-Soy Elizabeth.

-Ya le aviso al señor que llegó.

Marco el numero de interno y le aviso intentando cultar mi malestar.

-Puede pasar. -Digo una vez que cuelgo.

Mi ángel.®✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora