Capítulo51.

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Los días pasaban, ya hacía una semana que estaba allí privada de mi libertad, después de lo ocurrido no volví a intentar escaparme. Desde ese día, ni Gregorio ni Jeremy habían vuelto y mis esperanzas de que Uriel viniera a rescatarle se estaban evaporando, para colmo de males, mi móvil se había descargado por completo.

La cerradura sonó a lo que yo corrí a refugiarme al rincón más alejado del cuarto.

-Toma, come, hace días que no quieres probar bocado y no quiero tener problemas por tu culpa. -Escupió el tipo de cual aún no sé su nombre.

-No tengo hambre. -Suelto en voz baja- Prefiero morir. Por favor, dejarme ir, prometo briendarte protección si me ayudas. Si es por la plata puedo pagarte el doble de lo que te ofrece Gregorio. -Solté y él pareció meditarlo un momento.

-Mmm, de acuerdo, dejame preparar bien tu huida y cuando todo esté listo nos iremos.

Luego de decir esto, se levantó y al llegar a la puerta se giró y me brindó una sonrisa la cual devolví. Al fin había encontrado alguien que podría ayudarme.

Las horas pasaban y aún el guardia no había vuelto, ya estaba comenzando a impasientarme, cuando la puerta se abrió él entró y me hizo señas de que lo siguiera, soltando un suspiro de alivio salimos de allí.

-Vamos. -Soltó serio.

Comenzamos a caminar por a través de la casa hasta llegar a otra puerta.

-Espera aquí dentro mientras distraigo al guardia de la entrada.

Luego de entrar en donde me dijo, me encontré en otro cuarto con una cama más grande, fui hasta allí y esperé hasta que la puerta se volvió a abrir, lo que provocó que saltara del colchón y corriera hacia la puerta. Al terminar de abrirse mis ojos se horrorizaron, quien se hallaba parado en el marco no era el guardia sino el mismo Gregorio y atrás de él, el guardia, por mi culpa lo habían descubierto ayudándome y ahora pagaría las consecuencias.

-Hola preciosura, me dijo Malcom que quisiste convencerlo de que te dejara huir.

Al comprender que el fortachón me había traicionado comencé a llorar.

-¿Realmente creiste que iba a ayudarte? El no comer te está afectando hermosa. -Escupió con una mirada lasciva.

-¡Noooo! -Grité dolida.

-Escuchame bien. -Soltó enojado Gregorio una vez que estuvo a mi lado para luego arrastarme a su lado- Nadie ¿Entiendes? Nadie vendrá por ti, la policía estuvo metiendo sus narices, pero por suerte entre tu querido ex novio y yo logramos recrear una coartada sólida.

-Se que Uriel hará todo para encontrarme y cuando descubra que han sido ustedes dos los destruirá.

-Si, él vendrá, pero cuando lo haga, no podrá hacer nada por que cuando acabe contigo ya estarás muerta y yo lejos de aquí.

Escucharlo hablar así logró que todas mis esperanzas se fueran por el inodoro.

-Ahora tú y yo pasaremos un lindo y agradable momento. -Soltó metiendo su cabeza entre mi hombro y mi cuello.

-No, por favor, te lo suplico. -Supliqué, pero hizo oídos sordos.

-Malcom. -Ordenó.

El sujeto fue hasta el otro lado de la cama y luego de que Gregorio me arrojara sin piedad sobre la cama, el otro me tomó los brazos por la fuerza llevándomelos por arriba de la cabeza, a la par que forcejeaba sin ningún resultado ya que era mucho más grande y fuerte que yo. Gregorio por su parte, se acercó y me desgarró la ropa.

-Miren lo que tenemos aquí, la maldita zorra tiene un teléfono. -Se apartó con el aparato en las manos- Que pena, dejarme decirte que no te servirá de nada este teléfono, aquí donde nos encontramos no hay cobertura, dudo mucho que te hayas podido comunicar con alguien. ¡Jeremy! -Gritó- Fíjate de revisar las ultimas llamadas y jaquealo por si habló con al quien esta semana, la estúpida tenía el teléfono escondido.

Luego que este se retiró sin siquiera dedicarme una mirada, Gregorio se abalanzó una vez más hacia a mi para hacer lo que jamás debería pasarle a una mujer.

Mi ángel.®✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora