Capítulo64.

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Maratón 3/5.
Luego de varios, largos minutos llegamos al cementerio, al ser invierno, los árboles no tenían hojas y el lugar estaba lleno de nieve, daba aspecto de lúgubre.

Después de comprar un ramo cada uno, nos internamos en busca del lugar donde se encontraba mi madre. Tras revisar varios pasillos logramos encontrar su lápida.

-Te daré tu espacio amor, cuando quieras ávisame y nos vamos.

-De acuerdo.

Me quedé varios minutos contemplando la lápida. Luego de un momento, me acerqué al banco que allí había, y después de depositar el ramo en su lugar, tomé asiento y comencé a hablar, a desahogar lo que llevaba meses guardando aún que sabía que ella no estaba igual sabía que donde estuviera escucharía.

Le conté sobre los meses que estuve cautiva, cuando logré salir de allí, de mi alejamiento, las sesiones, la declaración de Uriel y la segunda oportunidad que nos dimos.

-Él es mi ángel ma, ahora sé que tú -Digo enfocándome en mi padre- lo enviaste para que me cuidara. Gracias a los dos por estar siempre a mi lado.

Después de permanecer un largo rato allí sentada, me levanté y al girarme, me encontré que estaba sola.

Con la vista comencé a recorrer el lugar hasta que logré encontrar a Uriel.

Se hallaba arrodillado junto a una lápida y había depositado el otro ramo.

Me acerqué despacio, quedándome a una distancia prudencial para que tuviera privacidad, por lo visto estaba haciendo lo mismo que yo ya que lo veía gesticular con las manos.
Me senté en un banco mientras esperaba que Uriel terminara. Al parecer percibió mi presencia, pues desvío la vista de su lugar y terminó posando sus ojos llorosos en los mios los cuales se encontraban igual.Al observarlo mejor, puedo notar el dolor en ellos y sin dudarlo comienza a hacer señas para que me acerque a él.

-Creo... Creo que ellos fueron los que te pusieron en mi camino. -Soltó Uriel concentrando la vista al frente una vez más- Antes venía seguido aquí a hablar con ella y mi hijo. Todo esa tristeza se fue cuando te conocí y ahora se que ella fue la responsable de que tu llegaras a mi vida.

-¿Cómo?

-Unos meses antes de que todo ocurriera, Gabriela me dijo que si algo ocurría y otra persona llegaba a mi vida, no la dejara ir, pues sería la correcta, supongo que de alguna forma ya sabía que algo así ocurriría. Pasó el tiempo, comencé a salir con alguien, pero no era especial, no me sentía del mismo modo como contigo. Cuando llegaste supe que estaba haciendo las cosas mal. Terminé la relación y luego decidí que debía hacer algo y poder estar juntos.

Cuando fue hora de irnos, le pedí algunos minutos a solas.

-Gabriela, -Solté insegura, era raro hablar con alguien que no fuese un familiar- Gracias a ti también por juntarnos a Uriel y a mi, prometo cuidarlo como hiciste tú por el resto de mis días. Se lo importante que fue para ti ya que lo es para mi.

Luego de conversar momentáneamente, nos pusimos en marcha.

Una hora después de llegar a casa, pues luego de conversarlo detenidamente decidimos vivir juntos permanente, me encontraba pasando toda mi ropa al cuarto de Uriel, el cual sería nuestro a partir de ahora.

-Amor. -llamo una vez que salgo del closet.

-Dime pequeña.

-Estaba pensando en que si quiero retomar mi vida, tengo que volver a mi vida diaria y eso implica volver al trabajo.

-Es bueno escuchar que quieras volver a trabajar en la empresa, pero lo haremos bajo una condición.

-¿A que te refieres?

-Que aceptes tener guardaespaldas.

-¿Es la única condición que pones?

-Si, se que ni Gregorio ni Jeremy pueden hacerte daño ya, pero no quiero correr riesgos.

-Bueno, si es eso lo que quieres lo acepto.

Mientras conversábamos de cuando volvería, el timbre sonó.

Bajamos las escaleras y la doctora Benítez se encontraba en la sala.

-Hola Vanina.

-Hola karina. -Respondo sonriendo.

-¿Lista para nuestra sesión? -preguntó amable.

-Si vamos.

Ingresamos al despacho y la sesión dio comienzo.

Mi ángel.®✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora