De vuelta a Ponyville: La calma antes de la tormenta

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En las calles de un pacífico pueblo habitado por ponis, el clima era totalmente agradable. Las aves cantaban y volaban por ahí, uno que otro poni caminaba por el pueblo mientras sonreían y saludaban a sus amigos y todos se veían realmente contentos.

Todo era tan tranquilo o eso se pensaba.

En alguna parte de Ponyville se podían escuchar varias voces que se movían rápidamente por todas partes. Fue entonces cuando dos borrones de color azul y negro seguido de otro rojo y negro pasaron a una exagerada velocidad, dejando una nube de polvo por donde pasaban. Y un poco más atrás, pasó otro de color arcoiris.

Tan rápido como sus reflejos se los permitían, los ponis se ocultaban o saltaban hacia un lado al nada más tener una mínima visión de esos borrones de colores.

Quiénes provocaban esos fuertes vientos, no era nada más que dos extrañas criaturas que eran exactamente iguales de no ser por sus colores distintos.

Quiénes provocaban esos fuertes vientos, no era nada más que dos extrañas criaturas que eran exactamente iguales de no ser por sus colores distintos

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Cada uno llevaba en su cabeza a dos pequeñas potrillas que luchaban por aferrarse lo más fuerte posible para no ser aventadas por la velocidad en la que iban

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Cada uno llevaba en su cabeza a dos pequeñas potrillas que luchaban por aferrarse lo más fuerte posible para no ser aventadas por la velocidad en la que iban.

Adam: ¡No me vas a ganar nunca!.

Scootaloo: ¡Así es!- Gritó desde la cabeza de Adam

Victor: Eso lo veremos pronto, ¿No es verdad, Sweetie Belle?

Sweetie: ¡Sííí!

Rainbow: ¡No sé emocionen porque ahí voy yo!.

Por en medio de ambos, Rainbow pasó a una gran velocidad, dejando un rastro de color arcoiris mientras Applebloom estaba subida en su lomo.

Applebloom: ¡¡Wooohooo!!.

Desde un punto de vista aéreo, se pudo observar como cada línea de color tomaba su propio camino por distintas calles.

Adam: ¿Qué dices? ¿Les damos su merecido?- Preguntó a Scootaloo.

Scootaloo: ¡¡VAMOOOOSSS!

En ese momento la velocidad que llevaban parecía demasiado lenta comparada con la que llevaban ahora. El repentino aumento de velocidad creó un estallido sónico que mandó a volar las mesas que estaban afuera de un restaurante.

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