La primera prueba.

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En las afueras de Ponyville, frente a la entrada del bosque Everfree para ser más exactos, dos potrillas se encontraban esperando a que la ultima de sus integrantes arribara desde hace un buen rato hasta que por fin vieron a la pequeña pegaso trotando a toda velocidad hacia ellas, deteniéndose para respirar una vez cara a cara con ellas.

–Sweetie: Llegas muy tarde, Scootaloo.

–Scootaloo: Haaa... Haa... Lo siento, chicas. Es solo que Adam justamente acaba de irse y quería despedirme antes que nada.

–Applebloom: No te preocupes por eso, Scootaloo. Pero apuesto a que  estás muy feliz ahora, ¿Verdad?.

Appleboom expresó una sonrisita pícara, a lo que Scootaloo solo respondió con el mismo gesto, pero de pura alegría y satisfacción.

–Scootaloo: Así es. Y todo gracias a ustedes, chicas.

Las tres comenzarían a reír cuando de los arbustos de la entrada al bosque se escucharon las hojas y ramas crujir, saliendo de estos una cebra muy conocida para ellas y de buen gesto. Zecora se estaba dirigiendo al pueblo por algunas cosas que ella disponía, pero se encontró inesperadamente con tres niñas que la recibieron con alegría.

–Applebloom: ¡Zecora!.

–Scootaloo/Sweetie: ¡Hola, Zecora!.

–Zecora: Un gusto verlas, pequeñas. ¿A qué me debo esta inesperada sorpresa?.

–Sweetie: Decidimos encontrarnos aquí para ir todas juntas al taller de un amigo nuestro.

–Zecora: Hm, un amigo, ya veo. Al poni llamado Trunkle se refieren espero.

–Scootaloo: Wow, ¿Lo conoces también, Zecora?.

–Zecora: Gracias a nuestro amigo Adam, recientemente lo hice, y me dirijo con él para ver si su talento es tan bueno como dicen.

–Applebloom: ¿En serio? ¿Entonces por qué no vamos todas juntas?.

–Zecora: No veo el por qué no.

–Applebloom: ¡Sí!.

Zecora comenzó a caminar tranquilamente hacia el pueblo mientras las niñas saltaban felizmente a su alrededor siguiéndole el paso, pero entonces todas tuvieron que detenerse de repente al sentir un mini temblor de un poderoso estruendo proveniente del lugar al que iban. Las tres niñas entraron en pánico mientras que Zecora trató de mantenerse lo más calmada posible para no asustar más a las pequeñas, pero ella también estaba bastante sorprendida de lo que había pasado.

–Scootaloo: ¡¿Qué se supone que fue eso?!

–Sweetie: Vino de Ponyville, ¡¿Verdad?!.

–Applebloom: No creerán que hay problemas haya, ¿O sí?.

–Zecora: Conserven la calma, mis pequeñas.

En ese instante, como si el estruendo y el temblor no hubieran sido suficientes, una columna de humo apareció a la vez que en algunas casas y negocios se alcanzaban a ver algunas llamas consumiéndolas sobre de ellas.

Ante eso, Scootaloo no lo soportó más y quiso salir corriendo. Hace no mucho acababa de decir adiós a la poni que le brindó algo que siempre había deseado, un hogar. No podía quedarse sin hacer nada, sin embargo, Zecora la detuvo poniendo una pata frente a ella.

–Scootaloo: ¿Zecora? ¡Tenemos que ir al pueblo de inmediato! Fluttershy y las demás...

–Zecora: Te entiendo perfectamente, pero lo único que podemos hacer ahora es ser prudentes. Lo mejor será regresar a un lugar seguro, pues te aseguro que esas ponis son un hueso duro.

Vamos Otra VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora