Memorias de un antiguo caballero: Parte 1.

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Oscuridad y silencio, además de la incómoda sensación fría y húmeda en su espalda, fueron las primeras cosas que Adam sintió cuando lentamente, entre quejidos y gruñidos, volvía a despertar.

-Adam: ¿En dónde... Estoy?- Se preguntó a si mismo débilmente.

El solo mantener sus ojos abiertos se le dificultaba bastante. Se sentía desorientado, mareado y sin nada de fuerzas. Fuera de saber que se encontraba sentado sobre un suelo rocoso y húmedo, su vista nublada y ennegrecida no le permitía ver exactamente en dónde se encontraba.

De pronto, el sonido de unos cascos golpeando el suelo llegó hasta sus orejas. Y los podía escuchar cada vez más cerca.

-Adam: ¿Y... Eso?.

Fue entonces que su vista se recuperó por completo, cuando sintió que alguien lo había tomado por los hombros y comenzó a hablarle con un tono de preocupación. Pero sus ojos y su cerebro no podían creer lo que estaban viendo.

-Luna: ¿Estás bien? Adam, responde.

Frente suyo tenía viéndolo con angustia algún tipo de caballo con un cuerno sobre su cabeza, alas en sus costados y de un color azul completamente fuera de lo normal con unos enormes ojos. Y lo más extraño de todo, ¡Estaba hablando!.

-Adam: ¡Waahh! ¡¿Pero qué...?! ¡Aléjate!.

De forma repentina Adam se deprendió del agarre Luna y se arrastró por el suelo, alejándose de ella. En su rostro se podía ver que estaba asustado por alguna razón mientras veía con incredulidad y desconcierto a la yegua frente a él.

-Luna: ¿Adam, qué es lo que ocurre?- Preguntó, sintiéndose bastante confundida. Se acercó hacia su amigo para asegurarse que todo estuviera en orden, pero al hacerlo, él se arrastró más hacia atrás.

Luna no entendía qué era lo que estaba pasando. ¿Por qué el poni frente suyo actuaba de tal manera? Como si no... la reconociera. Eso era imposible.

Pero por otra parte, eso no era del todo erróneo.

Adam no tenía idea alguna de lo que estaba ocurriendo, no conseguía entender su situación, y cuando trataba de pensar y analizarla de manera tranquila, su cabeza le enviaba fuertes dolores como piquetes de una enorme aguja.

-Adam: (Esto... Esto no puede estar pasando. ¿Qué es esto?)- Se detuvo un segundo para ver todo a su alrededor que no parecía ser más que el interior de alguna cueva- (¿Acaso es un sueño? Porque si no lo es, ¿Cómo rayos es que estoy viendo a un personaje de una caricatura cara a cara? Hasta hace unos momentos estaba yéndome de casa hacia una pelea, pero no recuerdo nada después de eso. Espera...)- Una tardía realización llegó a su cerebro- (¿Por qué... siento que eso es algo importante? ¿Por qué tengo la sensación de que estoy olvidando algo? ¿Por qué-?)- No alcanzó a pronunciar esa frase mentalmente cuando uno de los pinchazo anteriormente mencionados sacudió su cabeza.

En ese instante, la princesa de la noche, por unos cortos segundos, alcanzó a ver una clase de descarga de energía de relámpagos verdes alrededor del poni de tierra, lo que al parecer le hizo perder la consciencia una segunda vez; y él cayó de espaldas al suelo nuevamente al desaparecer todo tipo de fuerza de su cuerpo. Esto la llevó a reaccionar de cuenta nueva, acercándose y agachándose a un lado suyo, tomando cuidadosamente la cabeza de su amigo entre sus cascos para después levantarla levemente del suelo sin hacer otra cosa más que mirar su rostro angustiada.

Ni siquiera entendía qué era lo que estaba ocurriendo. ¿Qué más podría hacer? Por alguna extraña razón se sintió inútil en esos momentos. Incluso dejó de lado esa extraña energía que salió de su amigo al sentirse completamente abrumada. Luego de que ella voló hacia Adam cuando este se encontraba cayendo sin control, antes de que se diera cuenta, ahora se encontraba en ese desconocido lugar junto al semental que en ese momento y ahora estaban desmayados. Y también había que sumarle su extraño comportamiento.

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