Y al final fueron 3: parte 3 (Capítulos finales)

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Dentro de lo que era una de las tantas habitaciones en del castillo Canterlot, en una en especial y específico en la que se resguardaban varias antigüedades y artefactos mágicos de su antiguo lugar en el bosque Everfree, se encontraban cinco cuadros de pintura. En los primeros dos, las pinturas retrataban perfectamente las  admirables hazañas de seis valientes yeguas en dos distintas ocasiones para salvar su hogar y a sus amigos. Pero a partir del tercero, las cosas eran algo distintas.

La princesa Celestia junto a Luna ya habían revelado los secretos de esta habitación con anterioridad a las portadoras de los elementos de la armonía y a los dos humanos que había sido traídos desde otro mundo, y cómo las pinturas parecían revelar el futuro de Equestria a través de hechos sumamente importantes; La reformación de Nightmare Moon, la primera derrota de Discord, La defensa de Canterlot contra la invasión changeling en la las seis portadoras de los elementos no serían las protagonistas de esta, y finalmente, después de más de mil años desde su creación por su autor desconocido, la penúltima de estas pinturas emanó un pequeño brillo por debajo de las sabanas que le cubrían solo para que después estás se deslizaran lentamente al suelo.

El polvo que acumuló durante este tiempo se esparció por todas partes. Lo que con tanto esfuerzo antes se mantuvo oculto, finalmente veía la luz por primera vez. Sin embargo, contrario a lo que se podría considerar como un futuro brillante, el futuro impregnado en aquel cuadro mostraba a un pequeño pueblo con varias de sus casas y edificios destruidos, con humo saliendo de algunos cuantos, mientras que en el centro de todo, una multitud de ponis se encontraba reunida con expresiones tristes en sus rostros, alrededor de un poni de tierra común y corriente de color negro con crin y cola blancas que estaba acostado en el suelo boca arriba con sus ojos cerrados mientras, más cerca que los demás, las seis portadoras de los elementos se hallaban junto a él con las mismas expresiones de dolor y tristeza ante lo que sus ojos veían.

¿Era este realmente un futuro inevitable del cual no podían cambiar nada o tan solo una de las tantas posibilidades que el universo creaba?

Nadie lo sabía.

La única manera de saber sobre en qué camino terminaría este acontecimiento, en un oscuro futuro o una frágil esperanza, dependía totalmente del desenlace de la feroz batalla que se libraba en el presente.

Lo único que queda es esperar... y pedir desde lo más hondo lo mejor.

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Algunas semanas atrás.

El día que Adam fue nombrado cómo nuevo Guardián de Equestria había llegado a su fin y ya todos los que habían sudo invitados a la ceremonia se habían retirado, por lo que en el Castillo de Canterlot no quedaba nadie más que las mismas princesas y algunos guardias patrullando en los alrededores y en los oscuros pasillos en el interior.

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