Capitulo 36.

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—¿Volvemos a casa?— pregunto separándome un poco de él.

Asiente sin mirarme.

Le echa un ultimo vistazo a la lapida de su madre y echa a andar hacia él coche. Lo sigo de cerca. 

Sus hombros decaídos y su forma de andar dice a gritos que quiere relajarse y dejar atrás los problemas. Y lo entiendo. Durante mucho tiempo yo e estado así.

Y no se si será buena idea, pero creo que le sentará bien.

Una buena fiesta lo arregla todo.

—Andrew.— digo alcanzándolo. — Y ¿si nos vamos a tomarnos unas copas? — se gira y me mira frunciendo él ceño.— Así te olvidas de los problemas —  me encogo de hombros— además, hace mucho tiempo que no salgo....

—No bebo.

—¿Ni una copita?— pregunto sin creermelo.

Niega.

—Pues yo bebo y tu me vilgilas. ¿Te parece?— pregunto volviendo a caminar.

Quiero llegar al cocche. Estoy mas que empapada. La gente pensaría que acabó de salir de la piscina.

Suspira — solo porque quiero distraerme. No te acostumbres.

Asiento efusivamente.

Vamos a casa y nos cambiamos la ropa empapada por una mas decente para salir de fiesta. Yo informo a Susan de donde vamos, no esta muy conforme, pero acaba aceptando.

Me bajo él vestido un poco, ya que no me hace mucha gracia que se me vea todo.

—¿Y donde se supone que quieres ir?— pregunta volviendo a arrancar él coche.

—Donde sea— me encogo de hombros.

Saco él móvil y busco buenas discotecas donde yo pueda desfsdar a mi edad, ninguna, pero para algo sirve Andrew.

Omniscencia. A unos diez minutos. Dicen que ponen buena música.

—Pues a esa.

Le doy las indicaciónes necesarias para llegar y cuando aparcamos él coche podemos ver a las personas correr dentro de la discoteca por culpa de la lluvia, tengo él presentimiento de que estará lleno de gente.

Nos bajamos del coche y aceleramos él paso para mojarnos lo menos posible.

Al entrar nos ponen una pulsera de esas que son imposible de quitar, de color amarillo fosforito, y también un cuño para poder salir y entrar, pero no creo que vayamos a salir mucho con la que esta cayendo.

—Yo e estado antes aqui— afirma mirando a su alrededor. — antes se llamaba Bayhall.

—¿Antes salias de fiesta? Pensaba que te la pasabas durmiendo y quejandote.

—Ja, ja, graciosa.— rueda los ojos.— vamos a la barra.

Él me guia, ya que se sabe él camino, aunque tampoco es muy complicado.

—¿No me pondrías una botella de Wisky?— pregunta al camarero.

—¿No decías que no bebías?— pregunto frunciendo él ceño.

Él me mira y esboza una si risa socarrona antes de guiñarme un ojo.

—Andrew!— exclama él camarero. — Tio no se te ve él pelo.

—Lo se. — se ríe. — La botella?

—VIP?

—No. Pero la aguanto en la mano.— se ríe.

Atrevete a olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora