Capitulo 17.

1.8K 111 0
                                        

Me agarro a él fuerte. Tengo un miedo tremendo a las motos. Y además a tanta velocidad esto se incrementa.

En España me subí a una moto una noche y tubimos un accidente. Por suerte ninguno de los dos salimos heridos. Pero tengo una cicatriz en la pierna que me lo recuerda siempre.

No abro los ojos en todo él viaje. Ni siquiera se donde estoy yendo.

Noto que poco a poco él sonido de la ciudad va incrementando mas y mas, y que la moto va bajando poco a poco de velocidad, hasta que por fin para.

Abro los ojos situándome.

No se donde estoy.

Me separo del chico mirando a mi alrededor. Solo veo camiones, coches de cuatro plazas y gente caminando hacia lo que parece ser un bar de carretera.

—¿Donde estamos?

—Vamos a cenar. Tengo hambre.— dice él chico bajándose.

Hago lo mismo.

¿Me va a invitar a cenar? No llevo ni un céntimo encima.

Se quita él casco y me quedo de piedra.

¿Enserio?

—¿Andrew? — digo sorprendida.

—Ahora te lo explicaré. Pero vamos a comer.

Asiento y los dos entramos al local.

Me fijo en su atuendo. Unos jeans negros con rotos en las rodillas, una camisa ajustada blanca de manga corta. En su brazo atado un pañuelo azul. Y su pelo está mucho mas revuelto de lo normal.

La un golpe sobre la barra y le hace unas señas a la camarera antes de señalar la mesa en que nos sentaremos.

Me siento enfrente de él.

—Porque no me habías dicho que hacías carreras?

—No preguntaste, además, lo saben pocas personas, y quiero que siga siendo así— se encoje de hombros.

—¿Porque?

—Porque si.¿Que hacías con Fred?

—Es él novio de mi amiga.— asiente peinandose un poco. —¿Quien sabe lo de las carreras?

Tengo curiosidad.

se lo piensa unos segundos antes de responder.

—Tres. Zed, Tu y mi tia.

Asiento.

Eso son pocas personas.

La camarera deja dos platos con dos hamburguesas gigantescas y miles de patatas.

¿Ya hemos pedido?

—Gracias tía beth— dice dándole dos besos.—Ella es Loren— dice presentándome.

—Hola.

—Uy, es la primera ¿no?— eleva una ceja.

—Segun en que sentido— sonríe descaradamente.

—Andrew Collins por dios. Ya sabes a que me refiero.

—Si, tía, es la primera.

—Estate orgullosa chica. — me da dos golpecitos en él hombro. —Eres una privilegiada.

Andrew niega con la cabeza  riendose.

¿Que le hace gracia?

—No me gustan esas carreras— frunce él ceño— ¿Cuando las dejarás?

Atrevete a olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora