Atrevete a olvidar

Capitulo 25.

—¿Que narices es lo que tengo que hacer?— pregunto subiendome en el coche.

Me repasa de arriba a bajo.

—Toma esto, y hasta que no lleguemos no te lo diré, capaz que me quedas aquí sin querer salir del coche.— me da un cinturón.

—¿Que quieres que hago con esto?— pregunto sin entender nada.

—Ya lo veras.

Se le nota en el tono de voz que está nervioso y eso me pone nerviosa a mi. ¿Donde narices me e metido?

Él trayecto me pone mas y mas nerviosa al ver que nos vamos alejando de la ciudad.

—¿Porque solo podía ayudarte yo?— pregunto intentando camuflar me nerviosismo.

—Porque eres la única que sabe lo de las motos. Pero por favor, no te eches atrás ahora.

Suspiro.

Él aparca él coche junto a muchos otros.

Me bajo del coche con él corazón en un puño. ¿Donde me estoy metiendo?

Él me guía por un camino al lado de la carretera, donde hay pañuelos, peluches y rosas.

—Son todas y cada una de las personas que han perdido la vida en estas carreras. — me informa— pero, nosotros no estaremos ahí. Creeme.

—¿Donde me estas metiendo?— digo asustada.

No me responde, me coge de la mano y me guía a donde hay muchas chicas en minifalda y tíos fumando.

Reconozco la moto de Andrew.

—Te acuerdas él tío de la carrera esa en la que vino la policía?— asiento— vino amenazándome de que mi equipo dio un chivatazo, eso no es verdad, y la pelea a quedado con que si gano yo esta carrera él se entrega a la policía, y si gana él, — traga gordo — emm... Pues se quedará con mi moto y contigo. — se encoje esperando mis gritos.

Pero no puedo gritar.

—Co-co-nmigo?— tartamudeo— ¿Porque? Yo no lo conozco.

Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos.

—Te vio subirte a mi moto, y ahora te quiere para él, pensando que teníamos algo o así. — me seca las lágrimas— pero no te  preocupes ¿vale? Todo saldrá bien.

Asiento sin creermelo.

me arreglo él pelo y me mentalizo para lo que pueda pasar ahora.

—Collins, Collins, Collins,— niega con la cabeza. — Ya pensaba que te habías retirado. — me mira— ¿Esta es la chica que voy a ganar? Esta mas buena de lo que pensaba— me pasa la mano por la cara y de asco doy varios pasos hacia atrás.

—Deja la, ves a tu moto y empecemos esto cuanto antes.— bufa.

—Lo que quirras— se rie— Hasta luego preciosa— me manda un beso.

Me da una arcada.

—Subete.— dice suspirando.

—¿Que? No.

—El trato es que tu vayas conmigo y una de esas tías con él.

Me subo detrás de él con él corazón en un puño.

Nos colocamos en la libia de salida.

—Chicas! Esto no va a ser tan divertido para vosotras!— dice un tío por él micrófono.— Tenéis que sentaros al revés.— abro los ojos y miro a la otra chica que está igual que yo. ella lo hace al oir lo que le dice aquel tío.

Hago lo mismo y me pongo espalda a espalda con Andrew.

—Chicos, los cinturones!

Andrew me lo pasa y yo nos lo ato a nuestras cinturas.

—Dos vueltas chicos! Él ultimo tramo haciendo un caballito! Ya sabéis lo que OS jugáis!— grita emocionado

—Has echo esto alguna vez?— pregunto teniéndome lo peor.

—Si. — responde en un suspiro.— Cogete fuerte.

Rodeo mis brazos por su dorso como puedo y entrlazo mis dedos.

—Confias en mi?— pregunta posando una mano en las mias.

—No nos mates y lo haré— grito justo cúando arranca la moto a toda velocidad.

Veo a él otro tío detrás nuestra apretándole fuerte a la moto pero por suerte Andrew va mucho mas rápido.

La primera vuelta es la mas reñida porque él otro tío iba pisandonos los talones, con decir que casi le daba con él pelo en la cara lo digo todo. Pero, por suerte, ahora  llevamos casi media vuelta de ventaja.

Llegamos al ultimo tramo o eso es lo que pienso cuando me noto precipitandome hacia el suelo, Andrew está haciendo el caballito final.

Ahora solo puedo rezar porque la moto no se vaya a la mierda, porque si fuera así yo también lo haría.

No se si ha pasado la meta o que, pero la moto por fin para.

Me desabrocho lo mas rápido que puedo el cinturón y me bajo de ese mounstruo birueda. El suelo me da vueltas. Parece que vaya borracha.

Estoy en Shock.

—Hijo de puta, has echó trampas!— grita el otro chico.

—E ganado limpiamente Travis— se excusa el.

—Eso ya lo veremos cúando te pinche las ruedas gilipollas. — ladra.

El sabe que a ganado limpiamente y no tiene argumentos.

—Le pincharás las ruedas a tu propia moto.— se encoje de hombros. — Ya te lo dije, me diste a elejir si perdia ¿No?, lo estoy haciendo aun sin perder. Da gracias Travis. Yo no soy como tu. Enhorabuena por tu nueva moto. — le lanza las llaves.

—Te estas oyendo?— dice sin dar crédito a sus palabras.— Me estas regalando tu moto?

—No ves que si? Me voy a retirar un tiempo , ya te lo dije, ¿Para que la quiero si no la voy a utilizar?— dice cortante.— Te lo vuelvo a repetir, yo no traiciono a un compañero, como tu hiciste. — enchufa un cigarrillo— y estoy deseando volver a patearte el culo como llevo haciéndolo años. Espero que aprendas para mi vuelta.— le escupe el humo en la cara.— Que OS lo paséis bien.

Lanza la colilla recién enchufada al suelo y le pega un pisotón.

—Vamonos.— dice pasando por mi lado.

Lo sigo hasta el coche aun sin creerme lo que ha pasado.

Su actitud antes de la carera y después no era la misma, hablando con el mismo tío, ahora parecía que fueran así como excolegas y antes como si fueran enemigos mortales.

Cuando oigo el motor del coche y veo como nos alejamos de aquel sitio respiro ondo aliviada. No pienso volver a pisar este sitio.

Noto un nudo en el pecho que no me deja respirar.

—Podemos parar, porfavor— digo mirándolo.— No puedo respirar.

El me mira preocupado y asiente parando en un lado de la carretera.

—¿Que te pasa? ¿Te encuentras bien?— niego varias veces. — espera.

Sale del coche y da la vuelta casi corriendo para abrir mi puerta.

Salgo del coche y intento respirar el aire fresco, cuando lo logro las lágrimas empiezan a brotar sin control.

—No llores, ¿Plrque lloras?— se apresura a secarme las lágrimas.

—Lo e pasado muy mal— sollozo.— pensé que....

—Tranquila ¿Vale? Nunca mas volveré a traerte a ningún sitio como estos, me lo voy a dejar, de esos sitios solo salen problemas.

Me abraza y me acaricia la espalda.

—Si.

—Si ¿Que?— eleva una ceja.

—Ahora si que confió en ti.