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Año 767, Habitación del Tiempo

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Año 767, Habitación del Tiempo.

Habían pasado cuatro meses desde que entramos a la habitación del tiempo y, aunque suene increíble, papá y yo durábamos hasta dos días en una sola batalla, sin embargo, Gohan no lograba resistirlo.

Caía desmayado demasiado pronto.

Me sentía mal por mi hermano, él de verdad quería sentirse útil en los entrenamientos. Ahora, ambos se mantenían combatiendo mientras yo trabajaba en mejorar una técnica llamada Kaioken, la cual, básicamente, servía para aumentar el poder del usuario.

Según papá, es una técnica creada por el Kaio del norte, además de sugerirme que, una vez que muera (lo cual no espero que sea pronto) fuera a visitarlo después de cruzar el camino de la serpiente.

No entendía absolutamente nada de eso, pero al contarme unas cuántas anécdotas, lo comprendí. También supe como inició la historia de la búsqueda de las esferas del dragón, la emoción que sentía al participar en los torneos de artes marciales en su niñez, el cómo supo que era un saiyajin, el viaje al planeta Namek y el enfrentamiento con Freezer con sus secuaces.

Escuché un gran golpe en el suelo. Me volví al instante para poder observar, Gohan estaba en el suelo y papá tendiéndole la mano.

La sorpresa se detuvo en mí al ver a mi hermano negar la mano de nuestro padre.

Gohan se levantó y comenzó a atacar a papá, cuerpo a cuerpo; después, le lanzó una bola de energía, la cual nuestro padre desvío.

—Hace mucho tiempo, me dijo el señor Piccolo, que tú nunca has servido para ser un buen maestro —el coraje en la voz de mi hermano provocó que papá lo mirara, con seriedad, escuchando cada palabra. Gohan le lanzó una segunda bola de energía—. ¡Que eres demasiado bueno con las personas!

Papá tomó la energía en una mano y se la regresó. De nuevo comenzaron una batalla en la que mi hermano le recriminaba muchas cosas.

—¡También me dijo que nunca le exiges más a tu oponente de pelea! —pateaba y esquivaba los golpes mientras gritaba—. ¡Dijo que eso era fácil de comprobar porque soy un niño consentido! —detuvo dos patadas de papá.

—Gohan... —susurré, conmocionada ante el repentino coraje desatado de mi hermano, observando a la distancia.

—¡El señor Piccolo tiene razón! ¡tú siempre me has consentido, papá! —gritó nuevamente, lanzando otra bola de energía aún más grande.

Mi padre la tomó y se la arrojó, no demostrando nada, ni siquiera gestos.

—¡Por favor, pelea como si de verdad quisieras eliminarme! —pidió mi hermano, con decisión—. Si llegas a matarme no importa, eso sólo demostrará que mis habilidades no eran suficientes para sobrevivir.

La seriedad en mi padre era indescifrable.

Era la primera vez que su mirada parecía profunda. Él se convirtió en super saiyajin. No solo yo me sorprendí, también Gohan lo hizo. El mayor se elevó posicionándose para realizar el Kamehame y, así lo hizo. El menor lo detuvo con ambas manos, luchando contra esa energía, pero no sólo con ella, sino también con él mismo.

La hija de Goku| Son Gia [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora