El torneo infantil

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El hombre de lentes oscuros y traje negro salió a la enorme plataforma rodeada de gente sentada en las gradas. Era demasiada, jamás había estado en un lugar tan concurrido.

-¡Finalmente empezaremos con el torneo de artes marciales!- exclamó sobre el micrófono-Primero seremos testigos de los combates de los pequeñines que son menores de quince años y también habrá premios, el primer lugar se llevará un millón y el segundo quinientos mil pero no solo eso, tenemos otro premio más, será muy especial, el ganador tendrá la dicha de pelear contra el campeón Mr. Satán- añadió y empezaron los gritos y aclamaciones.

No podía ver que pasaba afuera debido a que estábamos dentro del edificio junto a todos los demás niños. Trunks estaba recargado sobre la pared con los brazos cruzados como si fuera un tipo malo. Me sonrojé. Observé a mi alrededor y me di cuenta de que era la única niña ahí, todos eran niños.

-¿Qué piensas hacer con el dinero?- cuestiono el pelilila a mi hermano menor.

-Juguetes y dulces- contestó con una sonrisa sentado en el suelo.

-Aún eres un niño, Goten. ¿En caso de que tu ganes, Gia?- se giró a mí.

¿En caso de que yo gane? ¿Esta insinuando que él ganará el primer lugar y uno de nosotros quedará en segundo?

-Por supuesto que será para mis estudios, Trunks- contesté ignorando esa idea -En caso de que tú ganes, ¿qué harás?- pregunté con una sonrisa.

-Aún no sé qué quiero- mencionó él.

-Como tu familia es millonaria supongo que no quieres nada en especial, todo te lo compran- contestó Goten con inocencia.

Y tenía razón, ahora lo veía. Trunks no tenía ni la más mínima pizca de ser alguien humilde o noble, era alguien arrogante y presumido y tenía todo el derecho de ser así bajo los juicios sociales. Él era el niño rico, heredero de la más grande compañía a nivel mundial y toda su fortuna mientras que yo, una niña de campo apegada a los libros que su madre estricta ponía a leer por el afán de querer ser como la mamá inteligente de aquel niño presuntuoso.

Baje la mirada derrotada ante todas esas ideas revoloteando en mi cabeza, a pesar de tan solo tener ocho escasos años, ya me había dado cuenta de cuanto me atraía el de cabello lavanda.

-Ahora que lo dices, tienes razón, por eso no tengo idea de lo que quiero comprar- manifestó Trunks colocándose a un lado de nosotros.

-Oye, enano- un chico rubio y flaco se acercó a nosotros con semblante amenazador, el ojiazul lo miró de reojo con los brazos cruzados -Es una sorpresa ver bebés como tú, ¿no olvidaste tu pañal antes de salir?- cuestionó con las manos hechas puños en su cadera y otros dos matones a sus espaldas.

Trunks lo veía de reojo con el ceño aburrido, el chico le lanzó un puñetazo que detuvo justo frente al pelilila logrando una ráfaga de aire que sopló un poco su cabello, pero él ni siquiera se molestó en detenerlo.

-No te vayas a hacer pipi- se burló el flacucho rubio, Goten se levantó mirando la escena tal y como yo y el ojiazul giró su cabeza para mirarlo de frente con una sonrisa arrogante.

-Lárgate de aquí, idiota- el muchacho se sorprendió -Que peinado tan anticuado traes, abuelo- se burló Trunks.

Miré detenidamente al rubio y ciertamente, traía un peinado ridículo. Parecía que su copete se lo había cortado el mismo y por ende trasquilado. Mordí mi mejilla para aguantar la risa.

-¿Qué es lo que dijiste? Acabas de cometer la tontería más grande del mundo, prepárate enano porque he decidido liquidarte- amenazó el largucho.

La hija de Goku| Son Gia [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora