La hija de Goku| Son Gia [Editando]

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8| Sentimientos.

Aparecimos en nuestra línea temporal, Trunks aterrizó la nave frente a Corporación Cápsula y, ambos dimos un brinco fuera de esta. El chico apretó el botón y yo admiré nuestro alrededor.

Un mundo oscuro, vacío y sin vida, como siempre lo había conocido. Nada había cambiado. Ahora me daba cuenta de que con cambiar algo en el pasado no repercudía en el futuro. No, en realidad, habíamos alterado el presente y, por ende, un nuevo futuro existiría, un futuro diferente al nuestro. Un futuro de tantos.

—¿Cómo te fue, Trunks? —pregunté, con mis manos unidas a mi espalda mientras caminaba junto a él.

Me miró de reojo.

—Tu papá es un hombre muy bueno, Gia —contestó, con una sonrisa.

Me ruboricé al notar que me conocía tan bien como para leer entre líneas mis verdaderas preguntas.

—Lamento no poder decir lo mismo del tuyo —bajé la cabeza, apenada.

—Lo sé —la tristeza en su voz no pasó desapercibida para mí.

—Parecía ser que te tenía un poco de envidia, Trunks —intenté explicar el comportamiento de su padre a ciegas—. Verás que él habrá cambiado cuando regresemos, pero por ahora debemos contarle todo a Bulma- dije para que se animará.

Entramos directamente a la cocina encontrándonos con esa mujer de cabellos azules quien al vernos sonrió.

—¡Qué bueno que ya regresaron! ¿Cómo les fue, muchachos? —cuestionó tomando la tetera.

Trunks le contó todo a su madre y yo escuchaba atentamente también. Me di cuenta de que mi padre no era una persona muy seria sino al contrario, era muy divertida y alguien en quién confiar. Reí al recordar como cayó al suelo de forma cómica cuando el de cabello afirmó como había reaccionado al decirle que Bulma era su madre.

—¿Regresarán dentro de tres años? —cuestionó la peliazul, con interés.

—Siempre y cuando la máquina del tiempo este cargada, mamá —contestó Trunks, depositando la cápsula en la mano de aquella mujer.

—Definitivamente quiero volver y decirles la verdad —aseguré, con cierto brillo en los ojos—. Quiero decirles que yo también soy una saiyajin —mostré mi puño en alto.

Ambos oji-azul sonrieron.

—Ya tendrán el tiempo —señaló Bulma, posando su taza de café en los labios.

[...]

Dos años de duro entrenamiento pasaron velozmente, años en los que conocí profundamente a Trunks, años en los que mis sentimientos hacia él eran más que una simple amistad.

«¡Demonios! No puedo seguir así»

Pensé avergonzada observando los perfectos movimientos de Trunks mientras entrenaba con su espada sobre el hermoso prado verde que se encontraba cerca de su casa.