Dos palabras

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Después de la ducha, cada uno se vistió para dormir, me coloqué una bata mientras que Trunks se había puesto una camisa de tirantes anchos con un boxer, me sonroje al instante.

Comimos como nada, estaba realmente nerviosa incluso podría decir ¿incómoda? Sí, muy incómoda debido a que ninguno de los dos había dicho palabra alguna. No después de esos besos y caricias en el baño.

¡Que vergüenza!

-¿Pasa algo malo, amor?- cuestionó dejando el vaso vacío sobre la mesa.

-N-No- dije desviando la mirada.

-Bien, creo que es suficiente entrenamiento ¿quieres dormir ya?- me tendió su mano y la tomé si titubear.

¿Cómo te digo que no quiero dormir?

Lo vi acostarse pero yo no lo seguí, alzó una ceja y sin más me coloqué encima de él quien me miró con el ceño fruncido.

Después se puso incómodo al comprender lo que en realidad yo quería, acerqué mi rostro al suyo sonrojada y lo bese tiernamente dejándome caer sobre él

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Después se puso incómodo al comprender lo que en realidad yo quería, acerqué mi rostro al suyo sonrojada y lo bese tiernamente dejándome caer sobre él.

Colocó sus manos en la parte baja de mi espalda. Habían pasado ocho meses desde que nos habíamos entregado en cuerpo y alma la primera vez, está sería la segunda, ya me lo había propuesto mentalmente hace apenas unos minutos.

Subió sus manos a mis mejillas tomándolas suavemente profundizando el beso. Me senté sobre su abdomen, erguí mi espalda y coloqué sus manos en mis piernas. Sin pensarlo dos veces, tomé la orilla del camisón y tiré hacia arriba quitándomelo.

Logré ver el rostro de Trunks, su boca estaba entreabierta, me miraba de arriba a abajo pero no de forma indecente sino impresionado lo cual me hizo arder internamente.

¿En qué estaba pensando?

Colocó nuevamente sus manos en mis mejillas, tragó saliva y acercó su rostro al mío, unió nuestros labios tímidamente. Bajo sus manos por mi espalda desabrochando mi sostén y acariciando mi columna una y otra vez.

Sus labios bajaron por mi cuello, suspiros se escaparon de mi boca al sentirlos al borde de mi pecho. Al poco rato, ya estaba dominada por él mientras nos fundimos en un apasionado beso, levanté su camiseta logrando quitársela al instante.

Fugazmente, intenté quitarle su ropa interior fracasando en el intento, él rió ligeramente para después desnudarse frente a mí. Estallé en ese tono rojizo sobre mi rostro.

Me abrazó fuertemente y perdí el control desfrutando de él y sus tímidas caricias. En ese momento no existía ese futuro como infierno, no existían nuestros temores, ni ese monstruo disfrazado de insecto que mantenía al mundo asustado. Solo él y yo en esa sala donde el tiempo se aplazaba pero para nosotros se detenía.

(...) 

Pasaron dos meses y finalmente el tiempo se había agotado, un año de entrenamiento se fue como agua pero muy bien aprovechada.

La hija de Goku| Son Gia [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora