Moto-Taxi ➳ Larry AU ✔️

Capítulo 32.

Harry maldice mil veces mientras toma un baño rápido y limpia todo rastro de Kendall de su cuerpo. Joder, nunca se sintió más sucio. Siente asco de sí mismo. Debe arreglar todo, no sabe a ciencia cierta cómo lo arreglará, pero tiene que hacerlo. Siente tanta culpa al recordar la expresión de Louis al ver a Kendall, él estaba herido, y su cara fue de sorpresa, como si no esperaba eso en lo absoluto. Esta vez sí la cagó.

—Soy un gran imbécil.

Al salir del baño, se viste a toda prisa y sale del penthouse, dejando las preguntas de Kendall en el aire.

No pierde mucho tiempo, conduce a toda velocidad hacia la casa de Louis, ensayando muy bien las palabras que debe decir, aunque por supuesto, no cree que nada sea lo suficiente para cubrir su error.

Lottie abre la puerta, y Harry se siente peor al ver su cara triste, su nariz roja y sus ojos hinchados. Las palabras sobran, él da un paso al frente y la envuelve en un fuerte y cálido abrazo. Lottie le devuelve el abrazo, comenzando a llorar de nuevo. Y Harry debe admitir que es muy poco alentador en momentos como estos.

Las demás niñas están en la sala de estar, Harry pasa de largo sin detenerse, evitando el momento incómodo en el que todas comienzan a llorar al verlo. Se dirige a la cocina, donde evidentemente está Louis, preparando té.

No se le ocurre algo más inteligente que toser para llamar la atención de Louis, quien rápidamente se gira en su dirección, y al verlo se da la vuelta como si no quisiera verlo.

—Louis, siento mucho tu perdida. —El chico detiene todo lo que está haciendo, mirándolo nuevamente.

—Gracias, eres muy amable al dejar tus prioridades para venir aquí. Realmente lo agradezco. —Harry baja la mirada, evitando la suya cargada de dolor y decepción.

—Louis. —Dice, levantando la mirada—. Tú eres mi única prioridad. —Habla con toda la honestidad, sin esforzarse.

Louis casi se echa a reír, de no ser porque realmente le duele el pecho y la risa parece algo muy difícil de fingir en este momento. Todo duele.

—No tengo nada que reclamarte, Harry. Solo quisiera saber, cómo es que piensas que yo creería algo como eso cuando acabo de verte con ella en una situación bastante comprometedora. Es absurdo. No digas algo que no sientes, joder. —Está indignado por el descaro que tiene, no logra entenderlo, por más que intenta.

—Conoces mi situación, Louis, ella me estaba saltando sobre las piernas, me estaba tocando y seduciendo... Tenía una semana sin sexo, siendo fiel a ti, esperándote, y podría haber esperado más, pero ella sabe como jugar conmigo, como meterse en mi cabeza y en mis pantalones. No ha sido mi culpa, Louis. Hay cosas que se salen de mis manos.

—Sí, como nuestra relación. Me he dado cuenta que esto no va a funcionar más, Harry. Siempre estamos discutiendo, no estamos de acuerdo en muchas cosas, tú tienes ese problema de control, y yo... Yo soy ahora padre y madre de mis hermanos, necesito crear un hogar feliz para ellos, sin incluirlos o perjudicarlos con nuestros problemas constantes.

—Solo dame una última oportunidad, Louis. Seré capaz de controlarlo, solo me falta poco, logré llegar a una semana. —Louis suelta un bufido, aburrido de escuchar excusas.

—Ya ésta es la tercera oportunidad que hemos desaprovechado, Harry. Yo no soy suficiente para ti, eso me quedó claro desde aquel día en el restaurante cuando me dijiste tu condición. Sin embargo yo pensé que funcionaría.

—Tú no eres Dios para decir quién es suficiente para mí y quién no. —Reprocha, cansado de las inseguridades de Louis—. No somos perfectos, yo tampoco pienso que soy lo suficientemente bueno para ti, pero no por eso voy a renunciar a ti, Louis. Basta de creerte insuficiente.