cinco

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Why

–Por favor, no lo hagas.

Las palabras me salieron atascadas, anhelaba sentir sus labios sobre los míos nuevamente pero no quería quedar completamente loca en ese momento y mucho menos ahí.

–Aléjate... Por... Favor. –volví a suplicar con la voz pesada y entrecortada.

Sus labios estaban ahí rozando los míos como un gato con las manos de su dueño, pero no me besaba ni hacía presión sobre ellos solamente estaba ahí, torturando mis nervios y mis ansias de no hacerlo. Solté mi mano de su agarre y decidí contra mi voluntad suprema bajar la cabeza para no seguir sintiendo sus labios en los míos, pero no se movía y ahora tenía su nariz en mi mejilla rozando nuevamente pero con seducción, me estaba volviendo loca. Nadie hizo más nada, ni un movimiento, ni otro toque, ni otro roce y sus manos que estaban al aire libre apretaron rápidamente de forma agresiva pero considerable mis muslos, pasando sus manos por debajo de la falda que ahora que lo pensaba quedaba corta. Se separó demasiado rápido de mi cuerpo y con melancolía sentí la ausencia de su caliente cuerpo contra el mío.

Buscó el libro que había estado leyendo y tomó la misma pose como si nada hubiese pasado, "x" yo seguía aturdida mirando al piso con la respiración pesada y el pecho subiendo y bajando como loco, aún sentía su cuerpo encima del mío, sus labios en los míos, su nariz en mi cara y lo último que sentí, sus manos en una de las partes más sencibles de mi cuerpo, los muslos. Después de varios segundos tratando de calmar mi respiración, lo miré sin aún despegar mi cuerpo del estante; sus ojos estaban en mí, fijos, con esa sonrisa de burla que tanto lo caracterizaba y atraía a las chicas y uno que otro chico. Busqué el libro que estaba por usar y salí al área de las mesas con la cabeza aún vuelta un lío y el estómago un enredo de pelos que se ven solamente en el baño.

–Eso estuvo cerca.– suspiré.

Era la primera vez que lo hacía desde que estuve con él minutos antes. Abrí el libro y aunque intentaba concentrarme, mi mente seguía dando vueltas a lo sucedido.

–¿En qué tanto piensas?– me espanté de golpe y sentí mi rodilla arder debajo de la mesa. Ouch.

¿Cuándo él había llegado ahí? ¿Cuándo dejé de leer para mirar a la nada?

–En nada que te interese supongo. –respondí mientras masajeaba la zona del golpe. Dolía como loco.

–¿Quieres dejar de ser así?

–¿Así cómo? –pregunté mirando las hojas en el libro, evitando verle a él.

Pero sí quería.

–Así como estás siendo ahora, me tratas mal y yo hago todo lo posible por hablarte pero tú sigues ahí siendo fría y dura.– resopló fuertemente y paso su mano por su pelo. No lo hagas.– Me haces falta, recuerda que eres mi mejor amiga.

Todas sus palabras iban tan bien, tan perfectas hasta que tuvo que mencionar lo que tanto odiaba: "mejor amiga", pero sabía que ese era mi lugar.

Después de hablar de todo lo que había mal en lo que hicimos mutuamente, nos disculpamos e hicimos las pases como lo hacíamos anteriormente; chocando las manos y dando bailes que hacíamos desde niños. Salimos de la solitaria biblioteca unos minutos antes de tocar para el receso y así ir a las mesas de la cafetería, reíamos y contábamos cosas estúpidas que hacíamos cuando niños, el bibliotecario no despertó en ningún momento y agradecía que no lo hubiese hecho.

–¿Entonces ya tienes en mente qué harás el día de tu cumpleaños? –preguntó pellizcando mis mejillas, sabía que lo odiaba.

–No lo hagas.–di un manotazo. – Y aún no sé, quiero quedarme en casa a ver una película o algo no sé.

Why? │jaebumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora