seis

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Why

Salí corriendo por las escaleras del departamento, el ascensor estaba averiado y en unos cuantos días sería reparado. Antes de salir, avisé a mis padres que pasaría la noche fuera de casa y ellos al saber de memoria a dónde iría no pusieron pros ni contras, aunque fue mi madre quien contestó, mi padre aún seguía sintiendo desconfianza de Jaebum por la gran cercanía que teníamos y alegaba que un hombre no resistía la carne aunque fuese lo más sagrado.

-Fíjate por donde vas niña loca.

Volteé sin parar de correr al ver al hijo del piso vecino salir con un traje de piloto o marinero, por más borde que fuera seguía viéndose espectacular con todo lo que se ponía.

-Lo siento.- grité corriendo nuevamente y saliendo a la calle que ya estaba comenzando a oscurecer.

Todos los viernes debía dormir con mi queridísmo mejor amigo aún así tuviera el periodo o estuviera en temporadas de exámenes, los viernes para él eran sagrados y debía de ser puntual, pero cuando a mí me hicieron ambos estaban retrasados para sus trabajos o cualquier cosa que estuvieran haciendo porque la puntualidad no iba asociada conmigo... O tal vez sí.

Iseul no conoce lo que es puntualidad.

Nunca llegaba a los lugares a tiempo y no era porque no me levantaba tarde, aunque a veces sí era eso pero en otras me despertaba temprano y hacía cualquier cosa porque juraba tener tiempo de sobra que se iba como espuma, pero era algo que no podía simplemente controlar.
Frente a la casa de Jaebum, suspiré, respiré, hice todo para calmar mi respiración antes de tocar la puerta y alisé mi pelo loco antes de llegar.

Presioné el botón 1, 2, 3, 4... Había perdido la cuenta de cuántas veces había tocado el botón de timbre pero ya estaba desesperada.

-¿Qué estará haciendo este animal? -me rasqué la nuca recordando dónde era que estaban las llaves de repuesto. -¿Era en la meseta?

Duré un rato tratando de recordar y al final como un golpaso, llegó a mi mente dónde estaban. La alfombra.
Dando saltos y bailando culminé mi aclamada victoria y abrí la puerta tratando de hacer el menor ruido posible para tratar de asustarlo, saqué mis zapatos y al ver que mi lugar habitual estaban ocupados por unos tacones color beige supe que alguien más estaba aquí. Avancé sintiendo el corazón empezar a bombear con fuerza, vi prendas de mujer tiradas por el sofá y el comienzo de la escalera.

-¿Señora Im? -dije entrando a la cocina y recibiendo silencio. Me pegué a mí misma por tonta y estúpida, era obvio que ella no estaba en casa.

Subí las escaleras después de haber tenido una pelea interna en sí ir o no, si interrumpir o no pero decidí que sí, lo haría sólo para confirmar aunque sonara masoquista. De dos en dos subí y cuando me faltaban solamente 2 peldaños más vi un bóxer, ropa de chándal de hombre y unos panties, como también la envoltura destapada de un preservativo. Sacadí mis pies al saber que la primera embestida había sido en el mismo escalón en el que estaba.

-Oh Hye Soo, ¿por qué estás tan apretada?

Mis oídos se levantaron como dos pitos al escuchar todo lo que provenía de la habitación del dueño de la casa, se escuchaba desde el último escalón que ya había decido subir cómo chocaban sus pieles. Su voz se escuchaba agitada y podía oír los gemidos de la ya nombrada retumbar en mis oídos. Me di la vuelta, me picaban los ojos y no quería llorar, no debía llorar por una tontería, saqué mi móvil de los bolsillos y le escribí a la primera persona que estaba disponible en mi lista.

Why? │jaebumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora