veinticuatro

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Why


—Despierta bella durmiente.—un zarandeo en mis hombros me hizo dar la vuelta a la posición que tenía y metí mi cabeza debajo de la almohada.— Anda levántate que hoy nos vamos todos de excursión.

—No quiero ir.—moví una mano haciendo señas de no dar importancia.—Estoy cansada y mi cuerpo pide cama.

Tenían que ser aproximadamente las 7 y algo de la mañana por la humedad que estaba sintiendo, nuestra habitación—porque ya Jae me había obligado a pasar lo que quedaba de días en su cama—tenía cortinas de colores oscuros que no dejaban que nada de luz se colara. Sentí la sábana levantarse un poco a mi lado y luego un pellizco en uno de mis muslos, tuve que quejarme por lo inesperado que fue.

—¿Crees que podrás caminar después de lo de anoche?

Aún con los ojos cerrados y tapada por la almohada pude sentir el caliente en mis mejillas, ya estaba casi completamente despierta y era consciente de todo lo que habíamos hecho ayer y de lo que pasó con los chicos luego de eso, también que a eso de la media noche Jae me tomó por cuarta vez pero con la diferencia que ahora fue más despacio y embriagante, por cosas del destino le había hecho caso a HwaYoung de traer las pastillas de planificación por el simple hecho de que no sabíamos si algo interesante iba a pasar con algún chico desconocido que viera en la playa y pudiera darme un calentón con él hasta llegar al sexo.
Iba en contra de mis ideales pero Hwa era de las personas que revisaba las maletas de los demás para ver si todo iba bien.

—Si no puedo caminar... Me llevas tú.—saqué la almohada de mi cara, sabía que este pedazo de ladrillo no me dejaría dormir.— Así me ahorro energías.

—Y me gasto yo las mías.

Un beso corto en mis labios fueron lo primero que sentí desde que lo miré a los ojos, llevé mi mano a su rostro y lo acaricié con ternura; su pelo estaba alborotado, sus ojos cerraditos casi ni se veían y ese piercing loco tentando mi imaginación.

—¿Cómo es que no me cortaste con eso?—toqué el arete metálico color negro con un dedo y él intentó morder mi dedo.— ¿Si me besas de nuevo puedo sentirlo?

Nos miramos a los ojos y él sin avisar pero ya sabiendo que lo haría, pegó nuestros labios en un beso lento, intenso y con movimientos precisos; sentía el hierro del arete rozando en mi labio inferior y su lengua pidiendo permiso para entrar, le di acceso y él la introdujo con cuidado tocando hasta lo más escondido que tenía ahí dentro. Mis manos estaban en su cabeza, dando tirones a sus pelos y luego pasando los brazos por su cuello hasta tenerlo pegado por completo, sus manos estaban en mis costados dando caricias a mi cuello, clavícula y mejillas. El beso no subía de tono y mucho menos disminuía, seguía el mismo carril que le dimos al principio y ya llevábamos un buen rato en eso.

—¿Jae, Isa?—unos pasos en el pasillo y luego la puerta abriendo.— Oh... Eh... P-perdón hyung.

Ambos miramos a la puerta, Jae con cara de querer matarlo y yo con vergüenza, los labios de Jae estaban rojos e hinchados y los míos debían tener el mismo estado que los suyos además de eso estábamos en una posición poco decente y que podría malinterpretarse fácil; mis piernas estaban abiertas con Jae en medio de ellas.

Yugyeom salió corriendo como un cachorro asustado y no lo culpaba, Im Jaebum podría llegar a ser realmente intimidante cuando se lo proponía y casi siempre era el menor quien salía afectado, cerró la puerta y por el pasillo se podían oír sus pasos rápidos y su voz diciendo que lo iban a matar hoy mismo, tomé el rostro de Jaebum mirándolo a los ojos fijamente dejándome perder entre ellos y en ese mismo momento quise saber ¿qué había entre nosotros? , ¿qué éramos?, ¿éramos mejorfollamigos o algo así? Porque unos simples mejores amigos no hacían eso que nosotros hacíamos cada vez que estábamos juntos, los mejores amigos comunes no se tocan, no se besan, no se follan. Los mejores amigos reales no hacían todo eso que Im Jaebum y yo estábamos haciendo.

Why? │jaebumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora