Why? │jaebum

tres

Why

Mi corazón saltaba y palpitaba como loco, sentía que en cualquier momento iba a salir volando por la ventana y no sería por los truenos que aún sonaban por toda la casa, iba a compartir cama con Jaebum e íbamos a tener la misma cercanía que tuvimos antes de que su madre entrara por la puerta para decirme que dormiría en su casa por la tormenta que azotaba en la ciudad y que según los noticieros pararía al día siguiente, si decía que no estaba emocionada por pasar la noche en compañía de mi mejor amigo volvería a mentir si dijera que no quería sentir su aliento chocar con el mío.
Estaba mal lo sabía, pero he soñado tantas veces con eso que ya no me sorprendería si un día terminaba tomándome de los pelos y corriendo tras sus labios para poder saciar todo lo que había retenido, pero le pedía a ese Dios que estaba en el cielo y a la poca fuerza de voluntad que tenía que nunca me dejara entrar en esa fase de psicópata.

–Estas son algunas de las batas que usé hace años.–entró la señora Im con tres piezas de dormir que se veían bastante cómodas.– Póntelas ya que no tienes ropa para dormir acá.

Y era cierto, no tenía nada que ponerme y ni loca usaría una prenda de Jaebum aunque fuera ese uno de mis sueños y anhelos. Cordialmente le agradecí por su acto y entré al baño que tiene la habitación Jaebum, con la ropa en el suelo y ya desnuda me di cuenta de que algo siempre me tenía que pasar.

¡MIERDA!

–¿Jae? –llamé fuerte para que me escuchara y efectivamente fue así.– No te vayas a burlar, pero he olvidado traer una toalla de tu armario y pues... Verás... Ya me he quitado toda la ropa.– la vergüenza me estaba comiendo y las mejillas iban a explotar del caliente.

Las pisadas se escucharon muy cerca de la puerta y asumí que ya había buscado lo que le pedí.

–No siempre estaré aquí para salvarte el culo, ¿crees que fuera de la universidad me tendrás para ti siempre?

–Se supone que somos mejores amigos querido, los mejores amigos no se abandonan ni se dejan solos aunque pasen los años. ¿No?

Odiaba usar las palabras mejores amigos pero sabía de antemano que ese es el lazo que nos une y la única razón por la que todos nos conocen.

–¿Sabes? Pretendo casarme, tener hijos y viajar por el mundo, no quedarme a cuidarte a ti y a tus futuros gatos.– sus palabras retumbaban por mis oídos y dolía saber que aunque sus palabras fueran crudas decía la verdad.

Pero no iba a dejar que notara que sus palabras habían sido puñales para mi corazón.

–¡Oye! No voy a tener gatos y pásame lo que te pedí.– abrí un poco la puerta para sacar el brazo y tomar la toalla que había pedido. Dentro de la tina vociferé un gracias y comencé a hacer lo que me tocaba.

Desde niña usaba la tina y el agua como punto de reunión de mis pensamientos y los dejaba salir todos juntos para poder pensar con claridad todo lo que había sucedido en el día, para comenzar la universidad había estado como para el coño de estresante, los profesores habían dejado todas las tareas para las mismas fechas y no darían tregua si faltaba alguna o tenían algún mínimo error; por otro lado había dejado mi carpeta de historia en casa de Mark y dudaba que recordara que debía entregarlo para mañana y lo que tanto estuve esperando la tormenta que me estoy chupando en casa ajena y que para rematar había sido en la de casa mi querido mejor amigo. Mi vida siempre fue un desastre y aunque ya esté acostumbrada debía preguntarme qué le había hecho yo a Dios para que me castigara tan severamente y tendría que hacérselo saber.