cuarenta y uno

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Why?

Haber empezado la universidad con un embarazo parte doble había sido un riesgo que si me dieran la oportunidad de volver atrás no volvería a cometer, ni por 2 millones de dólares. Dolores, náuseas, malestares masivos y más y eso que sólo eran los principales meses.

¿Qué sería de mí después?

Malhumorada miré el tarrón de helados vacíos que había en el refrigerador, tendría que ir a comprar o sino los dolores estomacales no serían posibles de resistir.

—¿Buscas helados terremoto?

Miré a mi lado, estaba MiSuk sosteniendo a su bebé con cuidado mientras le daba palmadas en la espalda para sacarle los gases.

Era tan bonita.

—No hay nada.—respondí bastante áspero.—¿Acaso te los comiste?

Sus padres no estaban en casa aún por lo que no me fue imposible saber que había sido ella.

La vi levantar los hombros con inocencia más fingida que mis ganas de no matarla, volteé los ojos en frustración masiva y tomé mi bolso para salir a comprar lo que tantas veces quise.

—¿Irás a comprar?

Murmuré un sí y antes de salir escuché el timbre de la casa sonar, miré extrañada a MiSuk quien me miraba a mí sin saber. Nadie venía a casa los días de la semana y los dueños de la casa no tocaban timbre para llegar.

—¿Quién crees que sea?

La miré levantar los hombros.

—Abre y mira quién es.

Algo en mi pecho decía que no debería de hacerlo, sería un problema o algo, pero no sentía buenas vibras.

—Mimi, creo que dejé el monedero arriba.—intentaba buscar en mi bolso lo que hace años tenía.—Abre tú.

Salí disparada antes de que pudiera decir algo y estuve pendiente de todo lo que pasó aún estando en el cuarto con la puerta un poco abierta.

Se escucharon ciertos murmullos poco entendibles pero mi pecho subía y bajaba muchísimas veces, un dolor pasó por mi corazón y mi abdomen.

Las bebés también habían escuchado esa voz, aunque fuese la primera vez que lo hacían y de lejos.

—Jaebum. ¿Qué raro verte por aquí?

Cerré la puerta un poco para no escuchar más y hacer como que no estaba en casa, pero Mimi era un niño, no sabía aguardar un secreto.

—Sabes a lo que he venido.—su voz sonaba tan áspera y algo diferente pero no tan difícil de reconocer.—¿Dónde está ella?

Rogaba en mi mente para que por la mente de Mimi no pasara la idea de darle el paso hasta mí.

—No creo que quiera verte y más en los días en los que está...—dudaba en su tono de voz.—Cosas de ch-chicas.

—Mi Suk dime la verdad.

¿De qué va a hablar ahora?

—¿Qué te digo?

—Ella no quiere verme, o ¿me equivoco?

No, no quiero.

—Quien debería decirte eso es ella no yo, yo no tengo nada que ver en sus decisiones.

Why? │jaebumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora