Capitulo 14: Rival

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  "... escarbó tan profundamente en los sentimientos de ella, que buscando el interés encontró el amor, porque tratando de que ella lo quisiera terminó por quererla." 

Gabriel García Márquez


19 de junio (lunes)

Aquella mañana de junio había empezado con una ligera llovizna empapando la ciudad. Sin embargo, a pesar de lo oscuro del cielo, el peliverde se sentía radiante al igual que su rubio compañero; quien parecía más animado de lo usual. Incluso le había dado los buenos días cuando paso a recogerlo con Luffy confirmando su buen humor y porque no; el suyo también.

Contrario a lo que había pensado en un principio, pasar el día en casa del rubio había sido divertido. Una vez terminaron ese emotivo desayuno se pasaron el día jugando videojuegos en la habitación de Sanji mientras hablaban de un montón de tonterías. Vieron Alien: el octavo pasajero, con su abuelo en la sala y luego fueron al Konbini a comprar la cena para prepararla juntos. Eso sí, haciéndole jurar al anciano que se mantendría lejos de la cocina mientras cocinaban. Seria en extremo vergonzoso que los encontrara abrazados de esa manera.

Un estremecimiento recorrió su cuerpo cuando recordó el delicado cuerpo del rubio entre sus brazos. Era bastante delgado y menudo para un chico de 17 años, sin embargo tenía la fuerza suficiente para mandarlo a volar de una patada. Sanji era una caja de sorpresas.

—¿Zoro, estas de buen humor? Estas sonriendo.

—¿Eh? —Salió de sus pensamientos ante la pregunta de Luffy.

—¡Oh, tienes razón! —secundó Usopp, agachándose un poco para verlo mejor bajo el paraguas.

—Vaya, vaya, parece que alguien tuvo un buen fin de semana —comentó Nami con malicia, guiñándole un ojo a Robin que solo se limitó a sonreír.

—Supongo —respondió para sí con una ligera sonrisa y miró de reojo a Sanji que se apresuró a apartar la mirada. Aunque podría jurar haber notado un ligero rubor en sus mejillas fue demasiado fugaz para confirmarlo.

Llegaron a la escuela y su racha de suerte parecía no querer acabar. La exposición había salido más que perfecta. Debía admitir que cuando ambos decidían trabajar en equipo las cosas iban como viento en popa. Su siguiente sorpresa fue cuando Sanji le entrego una caja de bentō y al abrirla encontró unas jugosas albóndigas, salchichas en forma de pulpo y tamagoyaki, acompañado de arroz y ensalada. Hacia tanto que no veía carne en su almuerzo que quiso llorar.

—¡¿Enserio lo preparaste tú, Sanji?! ¡Se ve genial!

—Creí que no sabías cocinar.

—Bueno...tuve algo de ayuda.

—¡Delicioso! —Una tímida sonrisa cruzó el rostro de Sanji al ver a Zoro comer tan feliz. Le recordaba aquellos días de verano que compartió con el espadachín.

—¡¿De verdad?! ¡Veamos si son tan deliciosas como las de su abuelo!

—No —negó Zoro, alejando el bentō de Luffy que se acercaba con rapidez—. Lo siento, Luffy, no esta vez. Este almuerzo es solo para mí.

El corazón de Sanji dio un vuelco cuando sus ojos se encontraron con los de Zoro en una mirada cómplice y confidencial. Ambos sonrieron sin siquiera darse cuenta. Era su secreto.

Una vez terminó de comer; Zoro se recostó en el asiento con los ojos cerrados mientras escuchaba a sus amigos hablar animados. Sin querer, había aprendido lo suficiente del rubio como para tener una idea más clara sobre él.

I Promise (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora