I Promise (Zoro x Sanji)

Capitulo 42: Reunión con el pasado

15 de enero (Lunes)

—¡Al fin somos libres! —chilló Usopp entusiasmado alzando las manos al aire en señal de victoria.

—Creí que nunca llegaría este momento —sollozó Franky con lágrimas en los ojos seguido de Brook.

—Es por momentos así que me siento feliz de estar vivo.

—Son unos exagerados —se burló Nami riendo.

—Pero parece que por fin podemos respirar —apoyó Robin—. Ya solo es cuestión de esperar.

—Pues en eso tienes razón. Además, Luffy se ve feliz.

—¡¿Cómo no estarlo?! —rebatió, apretando los puños emocionado—. Por fin podremos jugar y salir como antes.

—¿Deberíamos ir a algún lado?

—Lo siento, chicos, no puedo hoy —se excusó el rubio juntando sus manos—. Quede de encontrarme con el abuelo luego de clases para resolver unos asuntos del viaje.

—Qué pena, después de tanto tiempo sin salir —comentó Chopper con pesar y el rubio solo se encogió de hombros dándose por vencido.

—Bueno, no puedo aplazarlo aunque quiera.

—Entonces, nos vemos mañana.

—Sí, nos vemos. Te escribo luego —susurró el ojiazul, observando a su peliverde pareja asentir con una leve sonrisa.

—Claro. Y ustedes... —siseó Zoro mirando de reojo a sus amigos que les observaban expectantes—. Dejen de mirarnos así, no voy a besarlo frente a ustedes.

—¿Porque no? Ya lo hiciste una vez —cuestionó Luffy extrañado, seguido de Nami que alzó una ceja con burla.

—Jojo, ¿acaso te da pena, Zoro-kun?

—Mira lo rojo que estas, jajaja —se burló Usopp.

—Es tan raro verlo así, tómenle una foto.

—¡Ya dejen de molestar! —protestó avergonzado empezando a caminar siendo molestado por los chicos del grupo.

—¡Adiós, Sanji! —se despidió Luffy alzando sus manos siendo imitado por los demás.

—¡Nos vemos!

—¡Saludos a tu abuelo!

Sanji observó partir a sus queridos amigos y le fue imposible no suspirar con nostalgia. Sin duda extrañaría estos momentos cuando se fuera, sin embargo, se sentía mucho más tranquilo. Tener su apoyo total significaba mucho para él, en especial el de Zoro.

Sonrió ensimismado al pensar en él. A pesar de la tristeza por su inminente partida, Zoro parecía haber asimilado toda aquella situación y se mostraba más optimista, y ni hablar de las atenciones. Aunque no era solo él; ambos estaban más que dispuestos a disfrutar cada pequeño momento juntos. Y ahora, liberados del infierno de los exámenes, podían dedicarse todo el tiempo del mundo.

—Aprovechen al Cocinero de lunes a viernes porque los fines de semana es todo mío. —Había dicho Zoro hace unos días, causando las risas de todos y el sonrojó de su rubia pareja.

—Ese Marimo idiota... —susurró con ternura riendo por lo bajo. No obstante, estaba seguro que había algo más que mantenía al espadachín tan animado, de hecho, eso se aplicaba al mismo Sanji. Y es que desde aquella vez que se tocaron su intimidad había crecido notablemente.

Las miradas provocadoras, las sonrisas coquetas, caricias más osadas y besos más profundos era poco para describir cuanto había crecido su confianza desde aquella tarde. El tacto de Zoro se sentía cada vez mejor sobre su piel, así como sus besos. Su constante nerviosismo parecía haber mermado un poco, al igual que su temblor. Tener al peliverde sobre él ya no era tan intimidante como antes.